Conseguí que Yoongi y Hoseok se fueran a dormir a sus casas.
Aunque no pude evitar que se quedaran aquí hasta el último momento.
- Ya habéis cenado, iros – dije mientras empezaba a recoger la mesa.
- No. Yo duermo aquí – aseguró el más bajo.
- ¡Yoongi! Ninguno de los dos dormirá aquí.
- ¿Por qué? Por fii – suplicó Hoseok poniéndome mirada de perrito abandonado. Pero eso no me iba a funcionar.
- He dicho que no. Quiero que confiéis tanto en mi como en el chico. Ya a dormido en mi casa dos veces y no pasó nada. A que aquí no se quedará nadie que no sea Tae – sentencié.
Los dos no pudieron poner más resistencia, pues sabían que yo iba a ganar.
- ¿Quieres acostarte ya? – me dirigí hacia Tae una vez que me despedí de los otros dos.
Este negó dudoso. Caminó por el vestíbulo hasta el comedor, fijándose en cada una de las fotos que había en los diferentes muebles. Señaló la foto de una niña pequeña y luego me apuntó el dedo hacia mí.
- Sí, soy yo. – sonreí – La mayoría de las fotos son de mi infancia o junto a mis abuelos. Ese día fui con mi abuela a un parque. ¡Estuvimos alimentando a los patos durante horas! Fue muy divertido, hasta que un pato me mordió el dedo y mi abuela pensó que era buena idea tomar una foto de ese instante. Por eso salgo llorando. – respondí con nostalgia a mi buena infancia.
El hizo un gesto de ternura con su cara, estaba adorable.
Nos dirigíamos hasta el comedor, donde se encontraban “el núcleo de los recuerdos”. Todo lleno de cuadros, álbumes en las estanterías, marcos en las paredes….un museo del tiempo.
Pero hubo una foto en concreto que le dejó paralizado.
Una foto de mis padres.
- ¡Ah! Esos son mis padres, no los veo mucho, siempre están trabajando – dije con algo de tristeza en mi todo – pero, a pesar de todo, me quieren.
El chico parecía molesto, realmente molesto. Tanto que cogió ese cuadro y lo bajó, dejándolo tumbado en la mesa en la que se encontraba, para no ver la foto.
Yo le miré extrañada, levanté el cuadro, pero Tae me agarró la mano y lo volvió a bajar.
- ¿Ocurre algo? – pregunte sin entender el porqué de sus actos.
Su entrecejo estaba arrugado, como pidiéndome que dejara la foto tumbada. Pero mi curiosidad, y porque esa era mi casa, no me permitían mantener la lengua en el paladar.
- Taehyung – dije algo seria. Era la primera vez que lo llamaba por ese nombre, y aquello le estremeció - ¿Por qué no quieres que la foto se vea?
Este bajó la cabeza, algo que ya me había acostumbrado a ver. Pero de alguna manera, cogió coraje para levantarla de nuevo y hacer contacto visual conmigo durante unos segundos sin hacer nada.
Lo que más me inquietó fue la respuesta.
Luego señaló su cuello, pasando el dedo índice por este.
Recreando la amenaza de muerte.
Hasta aquí este capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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