Por más que gritaba no obtenía respuesta alguna.
Por más que le buscaba, no encontraba a nadie.
Y la preocupación continuó creciendo.
- ¿Nada? - habló Yoongi al otro lado de la llamada.
- Nada - confirmé - ¿Estará bien? ¿Y si algo le pasó? - la preocupación era más que obvia.
- Solo se ha perdido, Songi, no pienses en nada más. Lo encontraremos, de eso estate segura.
Yo asentí y respiré con pesar, aquello fue la única respuesta que mi amigo obtuvo por mi parte.
- ¿Hablaste con Hoseok?
- No, aún no le llamé ni él me llamó.
- Entiendo...entonces le hablaré yo.
- Genial, si te dice alguna novedad, escríbeme por kakaotalk.
- Lo haré, y recuerda Songi, solo se ha perdido, nada malo pasó.
- Hmm - una exhalación fue la afirmación que le di.
- Ahora nos vemos.
- Claro, hasta luego - finalicé para, después, colgar el teléfono.
Continué mis búsqueda, preguntando, hablando con los trabajadores, las personas...pero no hubo rastro de él.
Entré en otra zona del parque, otra de las temáticas...y algo raro sucedió.
El lugar, que hasta hace unos segundos, rebosaba de gente, las atracciones iluminaban la zona y las llenaba de gritos emocionantes y color, los niños correteaban, lo más grandes hablaban con alegría, el sonido de los diferentes juegos, música, animadores...estallaban en el lugar...habían desaparecido por completo. Era como si hubiera pasado por una "puerta invisible" que me transportó a una zona oscura, donde las farolas no llegaban a cubrir todo el lugar, no habían atracciones ni personas, solo una calle de piedra decorada con algunos árboles en los laterales. Nada más.
Fue tan extraño que pensé que había entrado a una zona privada, una zona en la que solo los trabajadores pueden entrar ya sabéis, para descansar, para cambiarse de vestuario, o incluso para revisar las maquinarias de esa zona... es por esa razón que levanté la cabeza en busca de algún cartel que me dijera "solo personal autorizado".
Nada.
Aquello era una zona más del parque a la que podían acceder todos los visitantes pero, por alguna razón, estaba vacía.
Continué el camino mirando a mi alrededor, en busca de algo que no me estuviera prohibiendo la entrada y no lo hubiera visto o...buscando a Taehyung.
- ¿Tae? ¿Estás aquí? - pregunté varias veces. Pero no había respuesta.
Estaba tan asustada por todo en general, que me estaba empezando a costar guardar mis emociones.
Caminé unos metros más....y vi a alguien.
A alguien tirado en el suelo.
Con la espalda pegada a uno de los árboles, hecho una bola.
Sin dudarlo, me acerqué.
- ¿Está usted bien? - pregunté una vez estuve cerca de aquella persona.
Levantó la cabeza.
Las lágrimas inundaban su cara.
- ¡Tae! - me lancé a abrazarlo y le escuché romperse en llanto. Eso me preocupó muchísimo- ¿¡Estás bien!? ¿¡Te han hecho algo!?
Se levantó y me apuntó con el dedo.
- ¡Nadie escucha a Tae! - gritó sin yo entender nada - ¡Por eso Tae nunca habla!
Con las mismas, echó a correr.
Lo estaba perdiendo.
Perdiendo otra vez.
¡Hasta aquí este capítulo!
Lo que cuento aquí me pasó en la vida real con mi hermana. En nuestro caso estuvimos en el Port Aventura, un parque de Barcelona-España. Era por la noche, solo quedaban unos minutos para que cerraran las atracciones y empezara el espectáculo final. Mi hermana y yo les dijimos a nuestros padres que queríamos irnos a las atracciones y que no queríamos ver el show final y eso hicimos. Nos fuimos a la zona de China, nos subimos (otra vez) en el shambala, el dragon kan y bajamos a la zona del pueblo chino para hacer videos, ir a las tazas giratorias, fuimos al parque infantil (al que nos subimos) que es un dragón gigante y tienes que recorrer el interior de su cuerpo para llegar hasta la cabeza y tirarte por la lengua que es un tobogán, entre otras cosas. Una vez terminamos, le dimos otra vuelta al poblado y había mucha menos gente, apenas eramos veinte personas en ese lugar. Ibamos a volver donde nuestra familia. Las dos íbamos con las risas, jugando entre nosotras y, de estar con la gente, la música ambiental china, el ruido de las últimas atracciones abiertas...nos despistamos y, de repente, no había nadie...pues en esa zona hay un camino...un camino completamente oscuro lleno de bambú. Nos perdimos.
Realmente pensamos que nos habíamos salido del parque, de la zona para visitantes y que estábamos en una zona privada y solo de uso para el personal trabajador del lugar. Pero no había ni un cartel que avisara aquello. Nos asustamos, pero seguimos el sendero que nos llevó hasta la zona Maya y, de ahí, corrimos hasta la entrada del parque que es donde estaban haciendo el espectáculo final.
Es una anécdota graciosa que nos gusta contar y, cuando volvamos una vez más a Port Aventura, buscaremos ese camino.
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
Mil gracias por el apoyo~
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