La stripper del jefe

Capítulo 5

Hay algo peligroso en cuanto bebes un poco de alcohol, porque lo que comienza con algunas copas suele terminar, a través de conversaciones y risas, en un desastre total. Por lo menos creo que nosotras estamos entre la embriaguez y la conciencia limpia, o al menos eso creo, hasta que Julia se cae de culo, haciendo que Luciana comience a reírse de manera fuerte. Casi temo que despierten a los niños.

Creo que estamos con unas copas de más. Todo a mi alrededor da miles de vueltas y todo es risas. Me río cuando Julia se levanta y comienza a mover sus caderas, luego me toma de las manos y me hace moverme también con ella. Yo tiro de Luciana para que también baile con nosotras.

Nos movemos al ritmo de la canción Power de Little Mix. Estamos cantando, o más bien gritando, como locas. Suerte que mi casa está bien apartada de las demás, o hace tiempo hubiese tenido a la policía en mi casa arruinando nuestro divertido momento. Yo me muevo como toda una stripper que soy, mis movimientos son sensuales aun cuando estoy borracha.

—Quiero que me enseñes a bailar así —comenta Luciana, tratando de imitarme—. Mi novio quedará encantado con un bailecito privado.

Suelto una carcajada y Julia también.

—Así dejaría de mirar a donde no debe. Unos movimientos como los de tus caderas y quedará como loco para toda la vida —murmura, tomando de la botella y dándole un trago.

—Cuando tenga tiempo, te enseño —respondo, mientras sigo moviéndome, hasta que la canción llega a su final.

Julia se tira en el suelo y toma una de las botellas, bebiendo de ella como toda una campeona. No me fío cuando una sonrisa demasiado amplia para su cara la cubre por completo. Casi siento la necesidad de llamar a un cura para que le haga un exorcismo.

—¿Verdad o reto? —pregunta Julia, mirándome fijamente sin perder su sonrisa.

—Verdad —respondo de inmediato, totalmente confiada.

—¿Eres virgen? —Luciana se ríe ante la pregunta.

Julia se queda en silencio, pensando. Ruedo los ojos porque su gran bocota no tiene filtro cuando bebe.

—Sí —respondo, sonrojándome de sobremanera mientras ella abre los ojos.

—Pero... pero tú eres stripper. Sin ofender, pero casi te desnudas completamente frente a hombres. ¿Cómo es que eres virgen? —me mira sorprendida—. Además, estás buenísima. Yo, con esas tetas y ese culo, tendría a media ciudad como compañeros de noche —me guiña un ojo de forma coqueta.

—Solo es una verdad —me río y doy un trago a mi bebida.

—¿Verdad o reto, Julia? —dice Luciana nuevamente.

—Verdad —responde tranquila.

—¿Te gusta Tyler? —inquiero con maldad, y ella suelta el alcohol que estaba bebiendo y se atraganta. Empieza a toser mientras yo estoy que muero de la risa.

—Sí —niego, guiñándole un ojo.

—¿Y ese quién es? —Luciana nos mira confundida.

—El jefe del área de contabilidad. Julia babea cada vez que lo ve pasar frente a su puesto —comento divertida.

Y es cierto, Julia lleva más tiempo que yo en la empresa, pero desde que entré y vi por primera vez cómo reaccionaba ante él, casi siento que su amor ha traspasado el tiempo. Ella adora verlo pasar con su pelo perfectamente organizado y ese aire serio, pero a la vez seductor.

—No babeo, ¿o sí? —cuestiona viéndose horrorizada.

—Sí que lo haces —murmuro para molestarla.

—Pero bueno, ¿verdad o reto, Luciana? —pregunta Julia.

—Reto —dice ella, viendo el rumbo que toman las verdades.

—Te reto a enviarle un video a tu novio bailando "sexy" justo ahora —comento con maldad. Luciana me observa casi horrorizada, haciéndome reír de inmediato, pero es que soy vengativa, y ella no puede olvidarlo.

—Qué mala eres, Ariadna, sabes que no sé bailar —comenta indignada—. El palo de la escoba de mi casa se mueve más que yo, y más si intento ser sexy —se queja.

—Te espera la cámara —murmuro, dando leves toquecitos a mi celular.

Julia pone la canción Earned It de The Weeknd. Está en una esquina llorando de la risa, mientras Luciana me mira con cara de asesina e intenta verse sexy. Su cuerpo le ayuda, porque eso sí tiene Luciana. Parece una modelo con ese físico. Lamentablemente, baila muy, muy, pero muy mal. Creo que la palabra "ritmo" no existe en su diccionario. Cuando la canción termina, estoy llorando junto a Julia de la risa.

—Te odio —comenta avergonzada.

—Luego me agradeces el detalle para tu novio —le digo, mientras ella toma el video, lo pasa a su celular y lo envía delante de nuestras caras.

—¿Verdad o reto, Ariadna? —pregunta Julia.

—Reto —digo tranquilamente.

—Te reto a llamar a tu jefe y cantarle una canción de amor —la miro horrorizada, pero su cara de venganza lo dice todo.

—No tengo su número —recuerdo tranquila.

—Pero yo sí —Julia me da un papelito, y yo quiero matarla.

—No me hagan esto —ruego, pero las sonrisas diabólicas que tienen me hacen ver que no les interesa nada de lo que diga.

—La venganza es dulce —canta Luciana, y Julia solo disfruta. Me bebo toda una botella de whisky y marco el número. Un tono, dos tonos, y el maldito responde.

—¿Hola? —su voz se oye soñolienta.

Antes de ti no
Yo no creía en Romeos, Julietas, muriendo de amor.
Esos dramas no me robaban la calma, pero la historia cambió,
pero esta historia me cambió.

Creo que el alcohol es quien trabaja porque ni idea tengo de lo que digo.

—¿Quién habla? —pregunta, con su voz confundida.

Dicen que sabes si un amor es verdadero,
cuando duele tanto como dientes en el alma.
Dicen que lo nuestro es tan solo pasajero,
pero ¿qué sabe la gente? Lo siento cuando callan.

—Quien seas, no estoy de humor para malditas bromas —Julia y Luciana tienen las manos en la boca, conteniendo la risa.

Su voz me molesta. ¡Me hizo trabajar todo un día!

Rataaa de dos patas,
te estoy hablando a tiiiiii.




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