La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 15

-Eso estuvo cerca – musitó Cai para sí. Kháli lo escuchó y supo que hablaba del ataque del barco enemigo. - Relájate, ya estamos bien, - dijo para que solo ella pudiera escucharlo. No se había dado cuenta que seguía temblando por la tensión. Respiró profundamente y decidió enfocarse en su alrededor.

Estaban en un espacio pequeño dentro del submarino. Las paredes eran de un color azul oscuro. Mientras caminaban, se veían sólo mujeres dentro, algunas cargando comida, otras herramientas, todas portaban el mismo uniforme azul. 

Alida los guió hacia una pequeña habitación en donde los cinco Peones se sentaron alrededor de una mesa cuadrada. La pelirroja, la tripulación de Julian y él no estaban con ellos.

-Aún no puedo creer que navegas en submarino, - comentó Kháli cuando Alida hubo tomado asiento frente a ellos. Su sorpresa no había disminuido desde que la vio surgir en medio del agua.

Alida comenzó a acariciar sus propios colochos. -Solo de vez en cuando, - sonrió. - Me encanta el agua. ¡Pero jamás esperé encontrarlos a ustedes aquí! Creí que estarían con Rita.

Kháli hizo una mueca. - … Es una larga historia…

Alida asintió. -Todas las relacionadas con los Guerreros son así.

-¿Cómo supiste que éramos Guerreros?

Señaló las marcas en los brazos. - No es la primera vez que las había visto. No sabía si ustedes conocían su propia historia así que decidí que era mejor que uno de ellos se los explicara. - sonrió de nuevo. - Fue increíble pensar que tres Peones estaban bajo mi techo… incluso si se trataba de tres que no tenían idea de lo que eran… ¡Y ya veo que ahora son cinco!

Kháli se apresuró a presentarle a Reff y Diana.

-¿Por qué estaban en un hospital?, – preguntó Álida después de escuchar el relato. – Gregory y Diana, ustedes eran los dos chicos que estaban bajo el cargo de Beline ¿no es así? ¿Dónde está ella?

Reff se removió incómodo. -Falleció… hace poco.

El ánimo de Álida decayó al instante. -¿Cómo?, – preguntó en un susurro.

Reff, al notar la impresión que había tenido esa noticia, intentó ser más gentil en su tono de voz. – Hubo una epidemia muy fuerte en el lugar en que vivíamos. Una enfermedad contagiosa a través de la mordedura de un insecto. No recibió el tratamiento lo suficientemente pronto…

-No puedo creerlo, - se enjugó las lágrimas que no tardaron en recorrer su rostro. - Nunca pensé que la última vez que nos vimos sería… la última. - se hizo el silencio unos momentos. - Lo siento, es solo que… era mi amiga… - se sonó la nariz, intentó decir algo más, pero no pudo así que los dejó solos.

Después de unos instantes más de silencio, Cai se dirigió hacia Reff. – Continúa, ¿qué le sucedió? 

-¡No! – exclamó Jim – ¡Lo que le haya sucedido debió ser muy malo para morir de una picadura! ¡Y con el veneno de Ceiba ya tuve suficiente de eso por el resto de mi vida!

-Si fue una epidemia, nada asegura que no nos topemos con ella. Debemos saber los síntomas por si alguno de nosotros enferma.

-No serviría – dijo Reff – no tiene cura.

Con la mirada fija en Reff, Cai no respondió y Kháli supo lo que estaba pensando.

-Cai no está pensando en una cura, – dijo Kháli, – está pensando en abandonar a la persona que contraiga la enfermedad ¡¿serías capaz de eso?!, – preguntó indignada.

-No abandonarla, pero al menos aislarla de los otros.

-¿Eso te incluye a ti?

-Por supuesto, – dijo sin vacilar.

-¡Chapik! – gritó Diana de repente. Todos giraron a verla y luego a Reff.

-Pide que se detengan, – tradujo Reff. – No le gustan las discusiones.

-De todas formas, – dijo Jim reanudando la conversación, – Reff y Diana no se enfermaron, tal vez los Guerreros tenemos una especie de inmunidad ante eso, - añadió con un falso entusiasmo.

Kháli lo tomó en serio. - Creo que Alexandria mencionó algo sobre ello, ¿no se recuerdan? Quizás las enfermedades comunes no afectan a los Guerreros, pero hay otras cosas que sí. 

-...Como el veneno de Ceiba…

Reff asintió. - Después de lo que sucedió al compañero Jim, sería ingenuo de nuestra parte pensar que somos invencibles. Y también está lo de la cicatriz de ese hombre Capitán que fue Guerrero Negro.

Jim lo pensó y se encogió de hombros. - Tal vez soy muy joven y por eso me afectó el veneno… También puede ser que la cicatriz se la hayan hecho después de dejar de ser un Guerrero.

Kháli se encogió de hombros también. -¿Quién sabe?- Después de un momento de silencio, se dirigió a Reff: -¿Quién era Beline? Parecía que Álida y ella eran amigas.

Él se encogió de hombros. -Beline nunca habló mucho de sí misma. Además de saber sobre los guerreros y los escaques, parecía una mujer como cualquier otra. 

Alguien tocó la puerta y una mujer pequeña entró, tenía el pelo largo hasta la cintura, lacio y de un rojo fuerte.

-Buenos días, – dijo con voz dulce, – traigo el desayuno.



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En el texto hay: romance, batallasepicas, romance drama aventura

Editado: 01.05.2024

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