La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 17

Los que entendieron las palabras de Julian, rápidamente las transmitieron a los demás y los tripulantes se fueron alejando del monstruo. Los Peones también escucharon lo que había dicho, pero parecía que fueron los que más lento captaron. 

Él debía estar bromeando, era la única explicación.

Kháli sintió como su pelo se erizaba de los nervios, le comenzaron a temblar las manos y su respiración se agitó aún más, supuso que sus compañeros se sentían igual.

-Pero…es nuestro día de descanso, – intervino Jim con un tono nada convincente.

-¡No hay días de descanso para los Guerreros! –  advirtió Julian.

El Foilok ya había comenzado a hacer estragos en el submarino. Lo que más le molestaba de ese monstruo asqueroso eran las palabras que salían de sus bocas, le daban jaqueca y sentía que le quitaban la poca energía que tenía. Inhaló profundamente, se concentró y con todas sus fuerzas gritó.

-¡K’otzl!

La mayoría de las bocas del Foilok se silenciaron, seguían moviéndose pero no emitían ningún sonido.

-¡Niña asquerosa ya verás!¡Nos tragaremos hasta tus dientes!¡Eso fue tan infantil, un niño de 10 años pudo haber hecho eso!¡Estúpida! – Todo eso y cosas mucho peores gritaban las bocas restantes.

Cai lanzó el próximo golpe. Como pudo, se acercó a las bocas que no dejaban de insultar y comenzó a golpearlas con los puños, quebrando los dientes en el proceso y haciéndoles sangrar. Mientras tanto, Jim, Reff y Kháli se ocupaban de los tentáculos para que no siguieran dañando. Jim los cortaba o hería con la espada y los otros dos los paralizaban.

Cuando Cai hubo terminado con las bocas parlantes y los demás con los tentáculos, Cai ató las enormes extremidades del monstruo con un lazo que Álida le había lanzado. De esa manera, se restauró la tranquilidad.

Todos celebraron, menos Julian. Nadie se había percatado de un tentáculo que habían dejado suelto pues el Foilok pudo esconderlo bien. Desorientado, atacó dirigiéndose a Álida, se enrolló en su cintura y justo antes de jalarla, Julian lo partió con su espada.

Álida jadeó de sorpresa y alivio, contempló a Julian sin saber qué decir.

-Arrojémoslo de vuelta – sugirió Cai y colocó un pie en el monstruo con la intención de empujarlo.

-¡No! – exclamaron Álida y todos los tripulantes al mismo tiempo.

Cai se detuvo.

-La grasa del Foilok es resistente al ácido, – informó Julian, – es lo que se utiliza para barnizar el submarino y los barcos para que no se desintegren. 

-¡¿Qué tal lo hicimos?! - Kháli casi brincaba de la emoción, temió parecer inmadura, pero no pudo evitar al menos una pequeña sonrisa.

Julian no le devolvió su alegría. Contempló el cadáver del monstruo. - Les falta mucha coordinación entre ustedes, - mencionó recordando el caos con el que habían atacado.

Los hombros de Kháli cayeron.

-¡Oh, fue un excelente trabajo! – contradijo Alida con un aplauso. Los demás tripulantes parecieron estar de acuerdo con ella; algunos asentían y otros aplaudían también. -¡Lo mataron!, ¿o no? Han avanzado mucho en tan sólo una semana y ni siquiera el marcado puede negarlo.

Efectivamente, Julian no lo negó.

-¿Entonces podemos seguir con nuestro día de descanso?, – preguntó Jim exhausto.

Julian se retiró. Kháli se apresuró hacia él. -¿Qué hice mal? - preguntó cuando estuvieron lejos de los demás.

Él la miró de reojo. -No hicieron nada mal. Solo les falta coordinación.

-¡Pero no entiendo a qué te refieres!

Él desenvainó su espada lentamente y arremetió una vez contra ella. Kháli dio un salto hacia un lado. -¡¿Qué haces?! 

-Eso, lo que acabas de hacer. Moviste todas las partes de tu cuerpo al mismo tiempo y en la misma dirección. No pensaste en primero apartar tu cabeza, luego tu torso y tus extremidades. Esa coordinación es la que deben tener los Guerreros. Estar atentos unos de otros y moverse con el mismo propósito. Lo que acaba de suceder, - añadió mientras apuntaba al Foilok, - fueron ataques desesperados, al azar y aislados. Te preocupas por tus amigos, pero es obvio que estás más pendiente de los dos que conociste primero y ellos de ti. También los hermanos solo buscan que el otro esté a salvo.

Ella seguía sin comprender. - Creí que ibas a decir que nos falta adivinar los movimientos del enemigo. ¿No es eso de lo que se trata el ajedrez?

A eso, Julian sonrió. -No es adivinar. Es prever. Y eso no lo hace el ejército. Eso es deber de los Reyes, los Alfiles y sus discípulos. 

Y con esas palabras, se fue dejando a Kháli sintiéndose un poco entusiasmada.

El resto del día fue pacífico. No dejaban de hacer comentarios respecto a la lucha que habían tenido, los embriagaba el deleite de haber salido victoriosos contra esa espantosa criatura.

No vieron a Julian hasta la otra mañana cuando estaban listos para llegar a tierra por fin. Todos estaban en la parte superior del submarino, ansiosos por ver algo que no fuera ácido o neblina. Esperaron poco, pronto divisaron la silueta de una montaña que tenía dos picos. La primera impresión de que la isla era pequeña se desvaneció conforme se fueron acercando. 



#3881 en Fantasía
#4588 en Otros
#525 en Aventura

En el texto hay: romance, batallasepicas, romance drama aventura

Editado: 01.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.