La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 25

Los Peones desconocían qué hacer a continuación, pero Rita parecía saber exactamente a dónde se dirigía. Salieron de la Fortaleza y viajaron a un escaque desconocido.

-Perfecto, - murmuró Rita cuando vio un mar de agua blanquecina. Logró encontrar un bote y juntos remaron hacia mar abierto.

La tranquilidad de las aguas fracasaba en hacerlos sentir mejor. Pronto, la neblina comenzó a cubrir sus alrededores hasta que sólo podían ver unos cuantos metros adelante.

- ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? vamos, ¿Dónde estás? - Rita mantenía sus ojos y el bote firme.

Finalmente divisaron una silueta entre la niebla, era un barco. - ¡Sí! – exclamó la Torre acercándose rápidamente. ¡Vamos, sujétense de mí! Cuando así lo hicieron, Rita dio un enorme salto hasta aterrizar en el barco.

El barco se agitó levemente. - ¡Julian!  - vociferó la Torre, buscando con la mirada entre las personas de la cubierta.

-¿Rita, pero qué…?, – Julian salió de la cabina y no pudo terminar su pregunta al ver a Alexandria.

-Ceiba Negra  - explicó Rita. - ¿Tienes su..?

-Por supuesto, – aseguró él tomando a Alexandria entre sus brazos. 

-¿Y de casualidad tendrás..?

-Sí, tengo una aquí. - sin prestar atención a nada más, fue al interior del barco y entró a su camarote. 

Kháli fue la única que lo siguió rápidamente. La habitación era igual a la que tenía en su otro barco, una cama sencilla ocupaba el centro. La diferencia era que una caja grande rectangular  estaba frente a la cama, cubierta por una manta azul. Julian le indicó que quitara la manta,  ella la retiró. Era, de hecho, una caja de vidrio, en su interior tenía lo que aparentaba ser una especie de gelatina transparente.

-¿Qué haces?, – preguntó Kháli – ¡Dime dónde está su ánima para curarla!

-Esto será más rápido, – Julian sumergió a Alexandria en la gelatina. Luego se detuvo, cerró sus ojos como si se estuviera concentrando en algo, tocó su frente con su dedo medio y lentamente extrajo un ánima que brillaba con los colores blanco y rojo. Suavemente se la colocó encima de la frente a Alexandria y el ánima descendió por sí sola a su lugar de origen.

Alan, que se había quedado en la puerta con los demás, hizo un sonido con su garganta y todos, excepto Julian, giraron a verlo.

-No me siento bien, – el color verduzco había retornado a su piel.

-Llévenselo de aquí, – ordenó Julian.

Rita guió a Alan fuera de la habitación diciendo: – No queda más que esperar.

Reff los siguió. Julian se sentó en su cama sin quitar los ojos de Alexandria.

-¿Está funcionando?, – preguntó Kháli en tono bajo.

-No.

La angustia la invadió. Contemplaron en silencio unos momentos y poco a poco comenzó a salir una sustancia del cuerpo de Alexandria, de sus uñas, su cabello y piel salía lo que parecía tinta azul.

Julian exhaló. – Ahora sí. – Kháli exhaló también y se sentó a su lado.

Estuvieron un momento en silencio hasta que ella se atrevió a preguntar: - ¿Así que… tú y ella?

Él asintió.

-No sabía que se le podía dar el ánima a otra persona…

Nada quitaba la seriedad de los ojos de Julian. Kháli pensó que él ya no hablaría cuando dijo: - Hay muchas razones por las que se da el ánima. Algunos la dan a los Guerreros para aumentar el poder en ellos.

-¿Es eso posible? - estaba completamente escéptica, no se podía imaginar tal cosa.

-Sí. Es muy común que los aliados de los Imperios ofrezcan su ánima, ¿en qué lugar estarían mejor protegidas que bajo el poder de un Guerrero?, pero también le ofrecen fuerza. Normalmente, son los Reyes y Alfiles a los que los ciudadanos ofrecen sus ánimas. Mientras más ánimas tenga un Guerrero, más poderoso se volverá.

Kháli miró el rostro apacible de su mentora. - …¿Eso quiere decir que Alexandria… tiene muchas?

Julian asintió. - Son etéreas, por lo que pueden caber miles en un solo cuerpo… - pareció vacilar al continuar, - hasta el ánima del ser más pequeño puede dar mucha fuerza, pero… nada se compara con tener el ánima de otro Guerrero.

Ella lo miró, - ¿A qué te refieres?

-Solo digamos que si un Alfil se apodera del ánima de otro Alfil, esta incrementará su poder de forma inigualable, - hizo una pausa, Kháli estaba boquiabierta. - Podrás imaginarte el deseo que tienen todos de conseguir el ánima de Alexandria.

-Pero si ella no se los da, estará bien, ¿no? mientras ni ella ni tú se la ofrezca a nadie, ese poder estará a salvo.

-¿Así como Jim no te ofreció su ánima? Aún así pudiste sacarla.

Ella se sintió ofendida. - ¡Eso fue diferente, yo quería salvarlo!

-Mi punto es que un ánima puede ser forzada a salir y ser robada. Por eso dársela a alguien no es algo que se haga a la ligera…

-Solo en personas en quienes en verdad confías, - terminó ella entiendo un poco más la relación entre él y su mentora.



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En el texto hay: romance, batallasepicas, romance drama aventura

Editado: 01.05.2024

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