La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 29

Lo primero que vio Kháli al abrir los ojos fue a Billmorzei de pie frente a ella. El miedo la invadió ante su presencia ahora que sabía qué era él.

-No, no estás muerta, – dijo él antes de darle la oportunidad de que ella preguntara. – Estás en la Fortaleza al igual que todos tus compañeros.

-¿Vienes a decirme que tendremos todos una larga vida feliz?, – preguntó ella con voz carrasposa bromeando para liberarse un poco de la tensión que sentía.

-Larga o feliz. Tú scoge, – fue la respuesta de Bill. Kháli contuvo la respiración, no sabía si se estaba bromeando.

Se sentó sobre ¿césped? Estaba en un pequeño jardín, rodeada de estatuas de Guerreros y batallas. -¿Y por qué estás aquí? ¿Dónde están mis amigos?.

-Visito a los Imperios de forma seguida. Además, hoy es un día muy especial, – añadió acercándose a Kháli lo que hizo que ella sintiera un escalofrío horrible en su espalda. – Hoy es el día en que presentan a los ocho Peones. – Kháli lo miró confundida – Presentarán al pueblo del Imperio Blanco el nuevo ejército destinado a protegerlo.

-Pero…¿Eso es todo?, – tartamudeó ella - ¿Qué pasó con Fausto? ¿Dónde están mis amigos?

La mirada de Bill se oscureció. – Ya me llevé a Fausto.

La rigidez por el estrés no abandonó los brazos de Kháli ¿Fausto muerto? El hecho de que lo estaba le causaba horror. Creía que tan pronto escaparan de sus manos, eso la calmaría, pero habían sucedido muchas cosas como para relajarla tan pronto. No estaba segura de querer saber exactamente lo que había sucedido. Afortunadamente, alguien se acercó, distrayéndola temporalmente de sus pensamientos sombríos.

Fue Ariadna quien llegó y al ver a su hija despierta se precipitó hacia ella para abrazarla.

-¡Gracias a los cielos que despertaste! – exclamó Ariadna y al ver al otro personaje, dijo con tono cortante y asintiendo una vez: – Billmorzei.

-Hola, Ariadna ¿Sabes dónde está Alexandria?

-Preparándose para la ceremonia, – respondió con el mismo tono. – No creo que puedas hablar pronto con ella ya que después de la presentación de los Peones, Alexandria tendrá el juicio junto con Rita.

Esto pareció sorprender un poco a Billmorzei.

-Ya veo que las Piezas Mayores siguen siendo estrictas, pensé que le habrían perdonado todo con lo que ella ha hecho para demostrar su lealtad al Imperio Blanco.

-Los Reyes aún siguen muy enojados, – Ariadna acariciaba el cabello de su hija. – Alexandria ha roto muchas reglas, con tan solo congelar ambos Imperios por tanto tiempo causó una inmensidad de problemas.

Billmorzei dio una pequeña risilla- – Si supieran todo lo que ha hecho, eso sería una falta menor.

La mirada de Ariadna se volvió grave y cautelosa a la vez. – Hay algo que estás ocultando, ¿Qué es?

-Eso no es de tu incumbencia. Adiós. – Sin decir más Billmorzei salió de la habitación.

-Siempre fue alguien muy grosero, supongo que no se puede esperar algo diferente de la muerte, - expresó dirigiéndose a su hija.

Kháli no respondió, no quería hacer nada más que abrazar a la madre que tanta falta le había hecho todos esos años. Ariadna la comprendió y permanecieron abrazadas por un rato. Kháli se apartó bruscamente y preguntó por sus amigos; su madre le aseguró que todos habían sobrevivido y se encontraban bien. A Rochelle y la chica que era el último Peón, cuyo nombre era Gertrude, se les estaba haciendo difícil adaptarse a la idea de ser Guerreros, pues la primera estaba segura que participaba en un juego cuando fue dejada inconsciente y la segunda no tenía ni idea de que tal ejército existiera. 

Ariadna quería continuar hablando, pero hizo la reunión corta. - Hay que prepararse para la ceremonia.

-¿Qué tengo que hacer? - preguntó Kháli con voz temblorosa.

Su madre rió, - Algo más fácil que enfrentarte a un Alfil traidor y tres Guerreros Negros, te lo aseguro. Vamos, hay que cambiarte de ropa.

Fueron a las habitaciones, en donde Ariadna le entregó su nuevo uniforme: pants gruesos, sudadero, capucha y capa. Todo beige. 

-Te sienta bien, - observó su madre.

-Creí que sería ropa blanca.

Ariadna sonreía. -Ya llegará el momento. Tienes que ir con tus amigos, yo te veré después. Ve por ahí.

Kháli siguió el pasillo que su madre había señalado. En su camino se topó con Billmorzei quien estaba con Alexandria.

-Hablaremos luego, – le dijo él al Alfil antes de desvanecerse.

Alexandria giró para ver a su discípula. Su rostro era inexpresivo.

-Dice que le robaste algo, – comentó Kháli. – Bill. Quiere que se lo regreses y…yo le prometí que lo harías con tal de que nos ayudara.

-Lo sé, ya se lo ha llevado.

Hubo un silencio y luego Kháli preguntó:

-¿Qué era?

Alexandria comenzó a caminar, Kháli intentó seguirle el paso. -Para que Billmorzei le quite la vida a alguien, necesita localizarla, - explicó el Alfil. – Robé eso para poder situar a los Guerreros de ambos Imperios.



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En el texto hay: romance, batallasepicas, romance drama aventura

Editado: 01.05.2024

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