Había pasado toda la semana y por fin era viernes, extrañamente lo único que podía recordar de sus sueños durante esos días, era un chico alado o más bien un ángel que parecía un muchacho, pero por alguna razón solía estar a la distancia, siempre mencionaba una frase, estaba por definir qué idioma era, pero nunca conseguía reproducir el sonido de esas palabras que la hacían estremecerse. Mientras se vestía, un cumulo de imágenes desordenadas habían llegado a su mente, entre las que más aparecían estaban un collar, una cadena dorada y gruesa, de ella colgaba una extraña y deformada piedra roja y alrededor una especie de enredadera en espiral con símbolos tallados, era llamativo el collar, pero sobretodo extravagante; se preguntó entonces si lo habría visto antes y luego estaban esos ojos verdes que la observaban a través del fuego, expectantes, llenos de curiosidad. Sentía intriga al recordarlos, porque cuando debían causarle angustia, solo quería saber que significaban. De pronto el sonido de la puerta la sacó de inmediato de sus pensamientos.
-Aria, el desayuno está servido. No te vayas sin comer-dijo su madre desde el otro extremo de la puerta-Ya voy mamá-le gritó y terminó de vestirse.
A su madre le encantaba que todos comieran en la mesa como una familia, decía que traía unidad y buenas vibras para su hogar, la verdad es que desde hacía casi un año, había hecho hincapié en ese particular, porque no quería que sus dos hijos mayores se distanciaran por la pérdida de su padre, también porque se sentía culpable al no haberlos acompañado hasta Noruega por asuntos de su trabajo, por lo tanto, ni su marido ni su hijo menor los acompañaron, culpable si, también porque les había negado a ambos el mudarse a Oslo, aprovechándose de que el testamento de su padre había establecía que su primogénito no heredaría hasta los 25 años y su hija hasta que terminara la universidad, mientras tanto solo recibirían un pago mensual por parte de la compañía de bienes raíces de su padre, a la cual le iba muy bien; entonces ellos podrían disponer de todos sus bienes como un usufructo hasta que ambos cumplieran con lo establecido en el testamento, por eso ella les negó la posibilidad de que ambos se fueran, porque aún eran menores de edad, hasta que terminaran de graduarse en la universidad no vivirían en Noruega, no quería a sus hijos lejos, pero sentía que les hacía daño de alguna manera, solo no quería que vivieran en el lugar donde su padre había sido brutalmente asesinado, Zephyr se había puesto furioso y no habló con ella en mes y medio y Aria, pues ella ni siquiera la miraba. Luego de que ambos fueran aceptando la realidad, su hija se retrajo mucho más, luego sucedió lo de su novio y ya no fue la misma, sentía que su luz se había vuelto tenue cuando debía brillar como estrella radiante y su hijo, pues siempre había hecho lo que quería con el mundo, iba a su propio paso y nadie lo cambiaría a estas alturas.
- Jeg går til universitetet av min, egen mamma-se escuchó la voz de Zephyr desde uno de los extremos de la mesa-Hijo, mi noruego es escaso. Desgraciadamente nunca presté la suficiente atención a tu padre cuando intentó enseñarme, ni siquiera cuando vivimos en Oslo-lo miró su madre con cansancio- Vil du komme søster?-preguntó a su hermana, ignorando lo que decía su madre. Aria miró a su madre pronunciando una disculpa en sus labios.
- Me iré con Zephyr mamá. Joel, no es necesario que nos lleves hoy-dijo esta vez viendo a su padrastro, quien comía tranquilamente-De acuerdo, que tengan un día excelente, recuerden llenarse de buenas vibras antes de salir-dijo y comenzó a recoger los platos de la mesa.
-Zephyr ¿Me llevas hoy?-dijo su hermano menor parado en la entrada-No hay problema, pero debes estar listo ahora, salgo en cinco minutos-dijo viendo su reloj, le gustaba ser puntual-Si, voy por mi mochila-gritó mientras corría a su cuarto y Zephyr asintió sonriendo, estaba orgulloso de su pequeño hermano. La voz de su madre se escuchó de fondo, decía algo sobre que era insólito que no le hablase a ella, algo por el estilo.
El camino a la universidad fue silencioso, ella no quería hablar de lo sucedido ayer, pues su hermano era bastante cerrado la mayor parte del tiempo y quería mantener ese consuelo que le había dado como un recuerdo de que a pesar de todo estaba allí para ella. Solo se escuchaba la radio, ni siquiera tenía ganas de colocar música en específico, así que no quiso cambiar la emisora y comenzó a sonar una canción popular del momento, mientras tanto, su hermano menor bailaba y cantaba desde el asiento trasero de la Cadillac Escalade SUV negra de Zephyr, Aria lo miró desde el ancho retrovisor, le pareció divertido ver a su hermano hacer eso, así que subió el volumen y Lean on de Major Lazer & Dj Snake sonaba por todo lo alto, dejó a su cuerpo moverse al ritmo de aquella música, mientras su hermano cantaba, volteó a ver a su otro hermano y este estaba esbozando una mueca que tenía ganas de ser una sonrisa, se acercó lentamente y le dio un suave codazo, éste la miró rápidamente y le sonrió completamente, con un gesto lo invitó a divertirse con ella y Silas, entonces por primera vez en mucho tiempo, su hermano se dispuso divertirse y moverse al compás de la música y de vez en cuando agitaba las manos y movía la cabeza, los tres bailaban y se rieron hasta que les dolió el estómago, incluso después de haber terminado la canción. Había sido un momento especial, había pasado mucho tiempo desde que compartían un momento como ese con sus hermanos, quedaría en su memoria también.
#22898 en Fantasía
#48155 en Novela romántica
misterio, magia arcana, angeles y demonios fantasia tragedia
Editado: 16.07.2018