La tercera llama: El recuerdo perdido

Capítulo 4

Conocía ese lugar a la perfección, era el estudio de su padre, estaba dotado de una enorme biblioteca y tres mesas de dibujo clásicas, tenía miles de lápices y plumillas, también estaba su ordenador en el escritorio  de la esquina, todo estaba exactamente igual a como lo recordaba, era un lugar amplio, sobrio y sobretodo ordenado, como él,  una ventana panorámica al fondo  le daba paso a la escasa luz de un día común en las afueras de Oslo, haciendo contraste con la oscuridad del estudio, pasó sus dedos por los últimos bocetos que había hecho, este sueño parecía ser un juego cruel de su subconsciente para recordarle lo vacía que se sentía, para recordarle cuanto lo extrañaba. Su cabello era el suyo, no era rojo esta vez, se percató de que si era ella en realidad; de pronto la puerta se abrió y tras de ella su padre, sin dudarlo corrió hacia él, pero él no podía verla. Detalló sus ojos azules, bajo estos se podían detallar las finas arrugas que se comenzaban a formar, su piel pálida y suave, se acercó con lentitud y posó una mano sobre su mejilla, estaba fría al tacto, pero nuevamente su padre no la notaba, en realidad, parecía no notar nada en absoluto, estaba nervioso, podía decir que hasta lucía asustado, atravesó la habitación en dos pasos por sus largas piernas y comenzó a rebuscar entre sus papeles, parecía preocupado, Aria quiso preguntarle lo que ocurría, pero no podía escucharlo, la desesperación comenzó hacer ahínco en su estómago y el parecía no encontrar lo que buscaba, observó como hacía de su perfecto estudio un desastre y no entendía que le ocurría, le gritaba y lo agitaba pero él no la notaba, de vez en cuando su padre observaba la hora, y tanto buscó que por fin consiguió lo que necesitaba, parecían pergaminos, eran rollos de pergamino, estaban hechos de algún cuero que lucía amarillento,  cuando lo hubo desplegado, habían varios dibujos y los escritos nunca antes los había visto, pero le parecían conocidos de alguna forma-Aquí está ¡aquí!-dijo su padre con euforia-Abjsia-completó y se dibujó una sonrisa de suficiencia en su rostro. Repentinamente la imagen se distorsionó por un momento, ahora su padre se hallaba en el suelo gritando en una lengua extraña, se tapaba el rostro y gritaba, pero el sonido se escuchaba como si estuviera bajo el agua. Una figura femenina cubierta por una capa, se erguía a sus pies y en su mano portaba una daga de plata, su padre le gritaba una y otra vez, pero tal parecía que no estaba cumpliendo con lo que se le pedía, tres movimientos rápidos, un último grito de dolor y entonces fue rojo, el suelo teñido y rojo el cabello de aquella figura.

 

-¡Aziza!-gritó una y otra vez-Por favor, no lo hagas-suplicó, aún estaba dormida. La puerta se abrió rápidamente y se escuchó el sonido de unas pisadas –Aziza  ¡por favor! Te lo diré todo, pero no lo hagas-gritó de nuevo, pero un movimiento brusco sobre sus hombros la hizo despertar y al abrir sus ojos, se encontró con los de su hermano mayor viéndola con terror-¿Qué-qué ha pasado?-dijo mientras se recomponía en su cama.

-Nada Ari, solo has tenido un mal sueño, pero te has puesto a gritar como loca-respondió su hermano con alivio- Por cierto ¿Quién es Aziza y por qué le dirás todo?-preguntó su hermano curioso-Eh, no tengo idea-frotó sus ojos-Siempre sueño cosas raras-dijo como si nada, pero luego recordó el sueño, su padre en el suelo y la mujer pelirroja con la daga-Zeph…-dijo mientras volteaba a verlo-¿Si, qué ocurre?- dijo-¿Abjasia? –dijo en tono de pregunta-Aja… ¿Qué pasa con Abjasia? Es un país pequeño que se separó de la República de Georgia hace ya tiempo y lucha porque se le sea reconocido como tal-dijo en tono catedrático-No, eso ya lo sé. Lo que quiero decir es ¿Qué hay ahí, papá fue alguna vez?-lo miró a los ojos-Pues… no mucho, tiene unas cuevas impresionantes. No recuerdo saber si haya ido alguna vez  ¿Por qué?-la miró expectante, por su mente comenzaron a correr un montón de recuerdos como si fuera el proyector de una película y en el fondo su curiosidad alcanzó la luz del entendimiento.

 

-Nada es solo que… soñé que papá leía una especie de pergamino con símbolos extraño en el estudio de la casa de Drøbak y pronunciaba Abjasia una y otra vez-le contestó antes de bostezar. Su hermano la miró unos segundos, como si estuviera tratando de escudriñar en las expresiones de su rostro-Extraño-dijo él finalmente de forma pensativa.

 

-No recuerdo que a papá le atrajeran los lenguajes primitivos Aria-prosiguió-Yo tampoco, pero no sé por qué de todos los países en el mundo, a papá le interesara Abjasia. Digo, ni que fuera arqueólogo o le interesaran la búsqueda de tesoros-dijo ella y rio con desgano, su hermano rio con ella pero no con las mismas intenciones-Es cierto, tal vez esta vez solo haya sido un sueño-se adelantó a decir el chico de ojos grisáceos-Si, tienes razón. Ha de ser que me hace falta-comentó bajando un poco la vista, su hermano se parecía por mucho a su padre. Por otro lado, no le diría lo que había soñado extensamente ¿Quién sería la pelirroja que había dañado a su padre?¿Aziza era su nombre?




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