La tercera llama: El recuerdo perdido

Capítulo 7

Aquella era una noche de luna llena, estaban a mediados del mes de octubre, la brisa fría sobre su rostro lo hacía saber por sí mismo, fuerte y gélida, impactando contra su piel;  apartó su cabello de la cara y miró la hora en su reloj 11.23pm, su compañero llegaría pronto y el plan parecía bien estructurado, todo tendría que funcionar a la perfección, lo había planeado todo con mucha anticipación, muchas semanas atrás, además se había informado lo suficiente por años, tenía práctica, aunque de todas maneras sentía mucho miedo por cómo podrían resultar las cosas, siempre había arrasado, destruido sin piedad, exceptuando por algunas excepciones, aquellos a quienes dejó libre para difundir su mensaje. El frío ya se había apoderado de su cuerpo y comenzó a caminar en círculos para calentarse, era extraño que Aaron no haya llegado aún, observó su reloj nuevamente 11.33pm,  habían pasado más de 20 minutos desde que estaba esperándolo, eso era raro de él, solía ser puntual, sin embargo rogaba porque no haya tenido problemas con su pronunciación.

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Era algo sencillo, consistía en hacer un círculo en contra de las manecillas del reloj en el suelo con sus polvos especiales, aquellos que había adquirido en su ascensión al rango dorado, era un acto sencillo, debía hacer eso, recitar las palabras que había aprendido del lenguaje de las brujas y pensar en el lugar al que quería dirigirse o a la persona a quien quería llegar. No había hecho eso muchas veces, su compañero solía encargarse de eso mientras él estaba atento de cualquier ataque, sin embargo esa noche le correspondía abrir un portal hasta donde se encontraba Zephyr.

 

-Vamos Aaron, es algo sencillo. Solo concéntrate-dijo antes de cruzar dicho portal, parecía un volumen amorfo que rompía con la forma de su habitación, y alrededor refulgía en un color purpura. La sensación fue extraña, como siempre, sentía como si ,como si lo halaran desde el ombligo  y estuviera cayendo, usualmente caía de píe, esta vez fue diferente, cayó sentado sobre una superficie blanda y reconfortante, con sus manos acarició dicha superficie y sentía como se prolongaba, era extraño. Un pequeño grito hizo que abriera los ojos de golpe y ¡Oh, Dios! ¿Qué estaba haciendo Aria frente a él? y ¿Estaba en toalla? Oh, qué vergüenza, se tapó los ojos y corrió la cara, pero ¿Qué había hecho? Escuchó un portazo y aprovechó ese momento para quitarse las manos de la cara y entender la situación. 1: No estaba en el sitio que se suponía debía estar, 2: Estaba en la habitación de Ariadna, específicamente en su cama y 3: Zephyr debía estarlo esperando. Debía irse cuanto antes de ahí, pero no podría abrir un portal frente a Aria.

 

Se dispuso a levantarse mientras trataba de idearse alguna forma de escapar, pensó en llamarlo, pero sabía que no tendría su celular. La puerta se abrió de pronto y dejó ver a una  Aria en pijamas y su cabello mojado cayendo a ambos lados de sus hombros, parecía tranquila, pero la conocía lo suficiente como para saber que no lo estaba, a ojos de los demás siempre supo mantener sus reacciones a raya, pero él siempre supo interpretarlas.

 

-Aaron-dijo con voz tranquila-Tienes exactamente diez segundo y repito, diez segundos para que me expliques ¿Por qué razón apareciste de la nada sobre mi cama?-dijo señalándolo-Bueno es que…-rascó su cabeza, el chico alto  y confiado ahora lucía acorralado-Ni se te ocurra decirme que me lo he imaginado, acabo de verte-dijo viéndolo con los ojos abiertos, podían verse verdes desde su posición, ella era en realidad hermosa, pero nunca se atrevería decirlo, a nadie-Creo que has visto mal, eso es todo. Solo me he lanzado en ella, es que se ve cómoda-dijo ladeando una sonrisa y abofeteándose mentalmente, ni siquiera un niño creería eso-Claro y tú-dijo incrédula-Has decidido entrar en mi habitación justamente para comprobar si mi cama es cómoda, cuando solo hemos hablado no más de lo necesario en estos años. Aaron, te tengo aprecio de verdad, podría considerarte como otro hermano para mí, pues te has portado como tal-dijo insegura de sus palabras. Ni siquiera ella podría definir lo que sentía por él, le gustó por mucho tiempo, pero luego se adaptó a la idea de que era el mejor amigo de su hermano-Sin embargo, no puedo creerme eso, es más, sé que tú tampoco lo haces-lo miró fijamente y el tragó saliva fuertemente, eso le había dolido. No quería engañarla, pero tenía que hacerlo-Es la verdad Ari, créeme. Sé que es extraño de creer, pero es la verdad. Siempre he tenido la duda de si es como la de Zephyr-subió los hombros como si nada. Ella lo miró unos instantes y los nervios estaban a flor de piel, ella también lo notaba, en sus ojos la recorrían con rapidez-Haré que te creo, solo, bueno, ya es tarde y quisiera dormir. Por cierto, no sabía que vendrías esta noche. Y que te quede claro que no me convences en nada eh-dijo esperando una mejor explicación que nunca llegó-Ah, bueno de acuerdo. Sí, he llegado hace un rato-se dirigió hacia la puerta, convencido de que se odiaría por mentirle tan estúpidamente. Entonces un impulso lo invadió antes de poder controlarlo. Se dio la vuelta y atravesó la habitación, la tenía a solo unos centímetros de distancia, su corazón latía con más fuerza que nunca, ella lo miraba asombrada, no entendía lo que ocurría, tomó un mechón de su cabello, sus miradas seguían conectadas aún a través del cristal de los anteojos de Aaron, ella predijo lo que sucedería, una parte de ella no lo creía, la otra necesitaba que eso ocurriera para definir su situación actual.




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