La tercera llama: El recuerdo perdido

Capítulo 15

 

Cuando bajó de aquel auto no había pensado que su vida podría cambiar más aún, pero estaba equivocada, siempre parecía estarlo. Aaron le había dicho que era miembro de un grupo antiguo de cazadores, pero no exactamente algo como eso, también se aseguró de decirle que estaba arriesgando su vida al decirle eso y que era su manera de demostrarle que confiaba en ella, de pronto ya nada tenía importancia y a la vez si lo hacía, era algo alucinante, su hermano también estaba incluido en ese grupo y no pudo hacer más que creerlo, tenía sentido, sus salidas nocturnas, los libros que leía, su manera de comportarse, que estuviera tanto tiempo con Aaron, bueno eso si no se lo creía por completo. A pesar de que Aaron era un gran partido, pensaba que solo estaba confundido con respecto a sus sentimientos por su hermano, debería decírselo y dejar de besarla para desahogarse, a pesar de que sentía su amor y necesidad a través de esos besos adictivos <<Aaron es exquisito>>pensaba. Pero  no podía simplemente estar con él, ya lo había decidido y él debía dejar de interponerse en su decisión. Regresando al tema de los cazadores, cada vez más su vida se convertía en un mundo de fantasías, pero uno terrorífico.

 

Aria caminaba por el pasillo sumida en sus pensamientos, hasta que chocó con algo, mejor dicho, con alguien, alguien alto, que olía muy bien.

 

-Ariadna-dijo aquella voz y llevó su vista hasta su rostro. De pronto Aaron se disipó de su mente, como si hubiesen apagado la luz de ese pensamiento-N-Noah-dijo titubeante- << ¿Qué rayos ha sido eso?>>- Noah ¿Qué tal?-dijo con más soltura. Escuchó su dulce risa, a pesar de que se burlaba de ella, seguía sonando dulce-¿Qué crees? Finalmente llego temprano y el profesor Bustamante no ha venido hoy, que ironía-dijo-¿Ah, sí? Supongo que tendremos más tiempo de hablar entonces-comentó- Justo eso estaba pensando, de hecho, estaba saliendo a llamarte- dijo con el celular en su mano- ¿Vamos?-preguntó extendiendo su otra mano- ¿A dónde?-preguntó inocente- Pues a algún lugar en donde podamos hablar con tranquilidad- Oh, de acuerdo- dijo y lo siguió hasta un salón vació del último piso. << Al menos no es en el horrible sótano>>.

 

Noah amaba tener el control de cualquier situación y también quería llevar las cosas a un ritmo moderado, así que los primeros 45 min fueron clases de matemáticas, eran un excelente maestro y tenía una divina paciencia, a Aria le costaba un poco, sin embargo la alentaba a seguir adelante. Sin duda alguna lo había bautizado como su profesor personal, solo suyo…- <<Basta Aria>> pensó, Noah era encantador, se veía tan concentrado revisando sus respuestas y asentía con la cabeza, de vez en cuando la miraba por encima de la libreta, parecía orgulloso y eso la hizo sonreír. Su postura erguida y la manera en la que la luz daba contra su rostro, hacía a sus ojos lucir aún más verde, estaba sereno, era una imagen tan tranquila, angelical- Es un ángel- pensó en voz alta. Oh, oh…

 

 

 

-Perdona ¿Qué has dicho?-la miró  confundido- Eh ¿Yo? N-nada, nada-dijo rápidamente-¿Segura?-subió una ceja- Si, totalmente-miró a otro lado- Uh, curioso. Casi puedo jurar que te escuché decir que soy un ángel-dijo pícaro-¿Qué te hace pensar que hablaba de ti?-lo retó- Entonces no lo niegas-sonrió y bajó la vista a la libreta de nuevo- No, bueno si… eh ¿Cuándo pensabas decírmelo Noah?-rebatió tratando de sonar molesta- Técnicamente Aria, no soy un ángel, lo que soy no está ni cerca de serlo. Además ¿Cómo lo has sabido?-preguntó seriamente- Bueno, pues yo  lo he visto, en mis sueños y lo  he recordado…-susurró incomoda, el levantó la vista-¿Recordar? ¿Estás  segura?-dijo con cuidado- Si, sé que son recuerdos. En un principio tenía sueños extraños e incomprensibles, luego, me sucedía estando despierta, y era todo tan real, tan vívido, los olores y texturas, incluso el fuego en mis manos-dijo haciendo varios ademanes- De pronto comenzó a aparecer en mis sueños un ángel que me ayudaba a salir de mis penas, me sacaba del desastre que había hecho con mis propias manos. Y luego ayer, cuando, cuando mis manos hicieron eso y tú estabas allí, mientras me mirabas con preocupación en tus ojos y no precisamente por el fuego sino por mí… y entonces cuando me abrazaste, yo… yo lo recordé a ti y a ese extraño collar- dijo hablando frenéticamente. Noah la miraba circunspecto, como siempre su expresión inescrutable.

 

- ¿Qué tanto recuerdas sobre ese collar Aria?- no la estaba mirando, su pregunta la descolocó, no lo esperaba. Realmente esperaba que la amenazara de no decir su verdad o algo por el estilo, pero ¿Preguntar por el collar? ¿Por qué a todos les interesaba esa horrible cosa? ¿Por qué?

 

– No mucho realmente, que era perseguida por él y hacía cosas horribles a la gente; también que tiene una forma extraña y extravagante. Recuerdo que sufrí mucho por su causa, todo alrededor de ese objeto era dolor y muerte-dijo y aquel lugar estuvo sumido en el silencio durante un rato, solo se escuchaba el sonido de sus respiraciones. Noah se levantó y comenzó a caminar en círculos, parecía estar buscando algo dentro de su memoria- ¿Es eso lo único que recuerdas sobre él? ¿Completamente segura?-preguntó desde el otro lado de aquel salón. Aria pensó un momento antes de contestar- Bueno, yo… cuando tú llegabas a por mí en mis sueños, siempre te lo llevabas. Ahora ¿Puedo saber por qué es tan importante esa cosa?- al escuchar esa pregunta Noah se sintió mucho más relajado, no lo recordaba aún- De acuerdo, eso tiene su explicación. Sin embargo, me pregunto ¿Por qué precisamente ahora estás recordando? Me refiero, justo en esta vida ¿Por qué?-dijo viendo al techo. ¿De qué rayos estaba hablando Noah? ¿En ésta vida? ¿No había sido una sola? ¿Cuántas veces había vivido eso entonces?




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