<<Zephyr>>
<< ¿Dónde estás?>>
<<Como no emitas señal alguna, te aseguro que te asesino>>
Esas fueron las palabras que había estado escuchando durante todo aquel tiempo que estuvo en el frio suelo de piedra, había pensado que era un cruel juego de su subconsciente al proyectar la voz de su mejor amigo, sin embargo, llegó al punto de que era la única voz que escuchaba y a pesar de no encontrarse en su estado más alto de lucidez, se le ocurrió que tal vez si se estaba comunicando con Aaron.
<<Aaron…>>
Pensó tratando de concentrarse en él, en sus feroces ojos verdes, indomables como su espíritu, pensó en sus manos sosteniendo sus cuchillos, en su perfecta puntería y destreza y pensó en su sonrisa que pocas veces sacaba a relucir.
<<¡Zephyr!>>
Escuchó casi al instante, justo como si estuviera a su lado.
<<Aaron, dime si me estás escuchando. Por favor>>
Si habían establecido una conexión mental, eso le traería una enorme ventaja.
<<Escucho tu voz en mi cabeza. Solo dime que no estoy loco>>
Rio ante aquel comentario, su amigo nunca dejaría de ser de esa manera.
<<Solo necesito saber una cosa y entonces, puede que no estés loco>>
<<Te escucho, bueno. Estás en mi cabeza, literalmente>>
<<¿Tienes el código de mi padre?>>
Pasó unos momentos sin escuchar nada, tal vez si estuviera perdiendo la cabeza después de todo.
<<Lo tengo, están dentro de tu libro de cuentos. A propósito, tu habitación quedó destruida, pero saqué tus armas, descuida. >>
Sonrió ampliamente, estaba aliviado, era Aaron.
<<No estás loco amigo, creo que he establecido una conexión mental entre nosotros>>
Aaron se detuvo un momento y abrió mucho sus ojos, eso era a la vez algo bueno pero no tanto.
<<Entonces puedes decirme lo que pasó Zeph>>
<<A propósito ¿Acaso cada vez que piense algo tú lo escucharas? Eso será incómodo. Ahora tendré que cuidarme hasta de lo que pienso>>
Zephyr reía bajito, a pesar de estar en medio de la oscuridad e incertidumbre. Aún tenía a Aaron.
<<No lo creo, supongo que hablaremos por este medio cuando así lo queramos. De lo contrario te dolerá la cabeza con tantas cosas que pienso>>
<<Hablas como si mi cerebro estuviera vacío…. >>
Definitivamente era Aaron.
Definitivamente era Zephyr.
En su cabeza, ahí estaban.
<<¿Dónde estás? ¿Qué te han hecho? ¿Quién ha sido?>>
<< No tengo idea, estoy encadenado en lo que parece ser un calabazo. Han sido las arcanas, Arcadia es mi raptora y me ha dejado una maldición, la maldición Accipio quod ego sum. Así que no tengo tanto tiempo>>
<<Sabía que era de elemento tierra. Zephyr, sabes que la única manera de romperla es aceptando lo que eres, mientras más luches con negarte a ti mismo, más rápido te comerá vivo>>
<<Lo sé…>>
<< No creo que debo decirte lo que tienes que hacer amigo. Buscaré la manera de llegar a ti, lo prometo, como tu mano derecha que soy>>
<<Es muy peligroso Aaron, son muchas y no son cualquier tipo de brujas, pretenden que termine de descifrar el código de mi padre para llegar al collar. Prefiero que me hagas un favor, por cierto ¿Cuánto tiempo ha pasado?>>
<<No importa el riesgo Zephyr, soy tu mano derecha y hemos jurado defendernos el uno al otro y yo te he fallado. Desde que has desaparecido, van unas 10 horas>>
<< Siento como si ha transcurrido mucho más tiempo. No digas eso Aaron, estás a salvo y eso es importante, solo cuida a Aria por favor, ve tú a Oslo y encuentra la investigación de mi padre, yo haré todo el tiempo que pueda>>
<<Pero Zephyr, no tengo idea de cómo descifrar ese mapa>>
<<Lleva a Aria contigo, es muy lista y percibe más cosas de lo que he creído, tal vez ella también lleve la magia en sus venas>>
<<Es una locura, prefiero ir por ti>>
<<Escucho pasos, hablaré contigo cuando vuelva a estar solo. No te pondré en riesgo a ti también>>
<<Pero Zephyr, ¡Zephyr, responde!>>
Pero no hubo respuesta, más sin embargo su amigo si lo había escuchado.
Aaron también pudo escuchar minutos después los gritos de dolor que emitía Zephyr y en ningún momento lo hubo llamado, lo estaba protegiendo, aun en sus pensamientos, le estaba fallando con cada minuto que no hacía nada por él, con aquellas brujas haciéndole daño y un maleficio que se lo iba comiendo, esperaba con todo su ser que el chico pelinegro entendiera y aceptara quien era, porque de lo contrario no podía ayudarlo, se sentía impotente, nuevamente, pero se le había dado una orden. Zephyr estaba en lo correcto, por las venas de Aria corría la magia, pero no de la forma en la que él creía, todos se llevarían una enorme sorpresa.
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Editado: 16.07.2018