La tercera llama: El recuerdo perdido

Capítulo 23

Aún respiraba con dificultad, ahora se encontraba  en medio de un circulo con inscripciones, pero no podía moverse, el dolor era tan intenso, esta vez habían dejado unas antorchas encendidas, estaba escupiendo sangre, lo habían torturado, querían que les rebelara el paradero de las investigaciones de su padre y se había negado, a pesar de las cosas que le dijeron, lo habían golpeado muchas veces y debía tener unas cuantas lesiones, todo en el dolía. Pero se había resistido, no le habían sacado nada, incluso cuando trataron de leer sus pensamientos, se había rehusado a que lo hicieran, necesitaba proteger a su hermana y a Aaron.

 

<<Es un mental Anecta>>, había dicho una de ellas en medio de la oscuridad.

 

<<Es herencia familiar, no hay motivo de sorpresa>> dijo alguna otra.

 

<<Un hijo de la noche, un hijo de la luna>> Fue lo último que escuchó antes de estallar en cólera y lo que había visto horas antes hizo presencia nuevamente en él. En sus manos comenzaron a proyectarse dos esferas azules de un tono oscuro y sintió como un extraño lenguaje hacia lugar en sus labios, desde su estómago hasta su garganta podía sentir como si le clavaran miles de agujas una y otra vez, se retorcía y  las risas de ellas hacían eco, hasta que toda aquella extraña sensación cesó de pronto, como si hubiese caído de una gran altura y dolió. Después de eso, una de ellas se acercó a su cuerpo lánguido esparcido en el suelo y movió su cabeza con su pie, solo alcanzó a ver como las antorchas se encendían y un grupo de mujeres pelirrojas con vestidos salían de aquel lugar, luego su cuerpo se sumió en la inconciencia, pero su mente, por primera vez ató todo los cabos y se conectó con sus memorias familiares.

 

Las reuniones externas al clan que tenía su padre con su tío, el hecho de que su padre lo presionara tanto con que practicara sus hechizos y aprendiera las lenguas, no se debían a la simple preparación para el trono, tenía un trasfondo, él sabía, él era un brujo, así como toda su familia, siempre lo habían sido. También sabía que cuando llegara a sus 18 años, sería el momento tope para que la magia hiciera presencia, por eso se le hacía todo tan fácil, lo llevaba en la sangre, probablemente su hermana también  y nunca fue capaz de decirlo.

 

 Se dedicó a inculcarle algo que era una completa mentira, se encontraba atravesando la realidad de esa distopía. Había crecido creyendo una realidad errada de las cosas, había sido creado para perseguir a su propia raza.

 

Cuando las brujas comenzaron a proliferarse por todo el planeta, fueron creando sus clanes, se dividieron entonces entre luz y oscuridad como un equilibrio que debía existir por ley , las únicas leyes decretadas por las arcanas más que le rindieran honor y respeto, fueron las que prohibían a las brujas tener hijos varones, estos debían quedarse con sus padres o ser asesinados desde el momento en que nacieran, no se les tenía permitido a los hombres hacer magia porque eran criaturas inferiores y dignas de desconfianza. Sin embargo dentro de los clanes de brujas blancas, si mantuvieron a sus hijos con ellas  y se les enseñaron las artes ocultas, estos clanes fueron perseguidos y prácticamente erradicados, de los pocos hombres que permanecieron con vida luego de la destrucción por la desobediencia de los clanes, estos fueron esclavizados por las arcanas y brujas oscuras, condenados a servirles y hacer todo cuanto se les encomendase, convertidos algunas veces en animales para hacer investigaciones en el mundo de los humanos y recibir toda clase de maltratos.

 

En el norte de Europa, un grupo de brujos se reunió para hacer frente a las mujeres que durante mucho tiempo los habían ultrajado, sabiendo perfectamente que su pequeño número de hombres no podría enfrentar a los ejércitos de brujas, debían tener una estrategia, entonces concluyeron que robando sus amuletos de poder las haría mucho más débiles. Se fundieron entre los mortales para lograr un ejército de hombres, mientras ellos permanecían encubiertos, fue esta la manera en la que se formó el primer clan de cazadores de objetos oscuros, el cual estuvo  gobernado por los Tennfjor hasta la actualidad, su familia. Habían convencido a los hombres de todo el mundo, haciendo una enorme alianza para poder defenderse de una raza a la que ellos mismos pertenecían, manteniendo bajo el engaño a todos, eran gobernados por los mismos seres a los que pertenecían, solo por motivos de venganza y una rivalidad eterna. Sin embargo, no quitaba el hecho de que habían sido de gran ayuda para la humanidad.

 

 

Yacía boca abajo, ni siquiera trataba de levantarse, eso sería inútil, pero desde su posición podía ver su mano izquierda, ahora tenían un montón de líneas que le daba la apariencia de ser de tierra y se estuviera agrietando, se estaba convirtiendo en tierra y lo haría por completo a menos que aceptase quien era en realidad, pero eso iba a costarle muchísimo, no podía simplemente borrar todos sus años de entrenamiento y aceptar aquello, por más pruebas que le mostrasen que era cierto. Le costaría, pero esperaba lograrlo, porque si no, lo mataría, sino sentía la aceptación en todo su ser realmente, la maldición se apoderaría de todo su cuerpo se convertiría en un cumulo de polvo literalmente.




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