Estaba amaneciendo, el cielo ya tenía un par de pinceladas coloridas, era un hermoso amanecer, la brisa fría de la costa impactaba contra su rostro, sal y arena eran sus olores, pero ella no se detuvo a observar el Mar Egeo ni las colinas, estaba corriendo con fuerza, quería llegar lo más rápido posible, aun lloraba, pero eso no le impedía seguir con su objetivo. Una vez llegado al templo que tantas veces había visitado con su rubia amiga, siguió corriendo, no de detuvo a ver la arquitectura clásica ni las esculturas, ni el techo, ni el suelo, ella solo seguía corriendo, mientras lloraba como si le fuera la vida en ello.
Una vez llegado al pasillo prohibido, pudo ver un montón mujeres con vestidos que iban de un lado a otro. Se arrodilló en medio del pasillo, su pecho dolía tanto que no sabía cómo podía seguir, finalmente tomó las fuerzas y gritó como nunca- ¡Zephyr! ¡Zephyr!- decía y parecían alaridos- ¡Zephyr!- gritó una y otra vez, antes de ponerse en posición fetal y drenar su dolor- Zephyr- dijo entre sollozos, arrastrándose en el suelo.
-Aria- dijo una voz preocupada- ¿Qué haces Aria?- dijo Aaron cargándola y ella solo se removió en sus brazos para que la soltara- Aria, por favor- le suplicó y ella lo miró- ¿Dónde está mi hermano?- exigió- Lo tienen las brujas del oráculo, lo están sanando – dijo y sintió quebrarse con sus palabras- Exijo verlo- dijo intentando parar de llorar- L-lo siento, no puedes. No dejan entrar a nadie- le explicó y ella se soltó de su agarre con fuerza- No me importa- dijo- Es mi hermano y voy a verlo- aclaró. El estado de Aria era deplorable, Aaron estaba preocupado.
-No puedes Aria, tenemos que esperar hasta que se recomponga- dijo tratando de calmarla- No esperaré nada, voy a verlo- dijo decidida- Pero Ari- dijo Aaron entrando en frustración.
-Yo la llevaré- dijo Lyssa apareciendo en escena y extendiéndole una mano a Aria, Aaron la observó atónito- Lo siento Aaron, pero ella es una bruja. Tu si debes esperar- se excusó, él bufó.
-Ari- susurró su amiga- Lo que estas apunto de ver, es algo fuerte ¿De acuerdo?, debes calmarte un poco- dijo, Aria asintió- Solo quiero ver a mi hermano Lyssa, por favor- susurró, la rubia sabía que algo había ocurrido y por eso el estado de su amiga, pero no era el momento de preguntar. Anduvieron un par de minutos a través de unos pasillos hasta que llegaron a una puerta. Lyssa respiró hondo- ¿Estás lista?- preguntó y ella asintió con desdén.
Su hermano estaba en un pequeña cama de madera, sin camisa y cubierto con una manta, en ese momento entendió por qué usaba siempre ropa que le cubriera los brazos, estaba lleno de cicatrices y unos cuantos tatuajes, se acercó lentamente, tratando de no hacer ruido pensando que estaba dormido, pero se sorprendió cuando sus ojos se encontraron con los suyos- Aria- susurró tratando de moverse- Oh, Zeph. Por favor no te esfuerces. Dijo corriendo hacia él, se odió tanto al ver como habían dejado a su hermano.
-Yo – comenzó a decir, pero él se adelantó- Escucha Ari, quería decirte que lo siento mucho, por todo- dijo mirándola con sus ojos cansados- No, Zephyr, yo lo lamento, he sido tan injusta e inmadura contigo y egoísta también. Realmente lo siento, todo esto ha sido mi culpa- dijo moviendo sus manos, permitiéndole a él ver el collar en su antebrazo y el resto de sus códigos en fitha por el resto de sus manos, en ese momento reconocería donde fuera los símbolos en ese lenguaje. Pasó un rato antes de que dijera una palabra y eso la estaba poniendo nerviosa, tal vez no la perdonaría.
-No Aria, todos tenemos un poco de culpa en esto. Yo debí ser más responsable y decirte lo que ocurría, aunque parece que sabes más que yo- dijo y ella sintió miedo, pero él se acomodó para que ella se recostara con él- Eso no significa que dejes de ser mi hermana- le dijo- Siempre serás mi niña bonita- completó y Aria abrazó a su hermano como nunca lo había hecho- Te quiero Zeph, demasiado- susurró contra su hombro- Y yo te quiero Ari. Siempre serás mi hermanita, a pesar de todo- dijo sonriéndole.
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Editado: 16.07.2018