La tierra Antigua

La Guerra de los Mundos Bajos (parte 6: la caída del reino)

Luego de ocho noches Jeremy se disponía a volver a su reino que todo estuviera bajo control.

-No me demorare en volver, Hernand te dejare a cargo de todo, cualquier suceso me lo reportas mediante el águila. – Jeremy se iba subiendo en su caballo, pero esperando la respuesta de Hernand.

-No se preocupe mi señor, pero ¿No sería mejor que usted vaya acompañado? -  Jeremy sonreiría a Hernand y antes de irse le respondería. – No te preocupes por mí, volveré vivo mi amigo. – Jeremy saldría disparado hasta abandonar su campo de visión de los demás.

Al pasar dos noches una armada de trecientos soldados llegaría al templo. Hernand se percataría rápidamente de esto.

- ¡Maldición! Todos en formación F-3 los agarraremos desprevenidos. – al instante la mayoría descendería quedando los arqueros para un ataque sorpresa.

- ¡Nunc solvere! signacula eius qui Sepphor ne cuncteris venire tergum, ¡suscitate maledictus militum! – todos los cuerpos sellados despertarían y empezarían atacar a los soldados.

- ¡Por un demonio! – Hernand se desesperaría atacando a los cadáveres. – ¿Alguien sabe un hechizo de sellado? – pero antes de terminar de hablar una espada le cruzaría el pecho- Mi señor te he fallado- le sacaria la espada y se lo clavaria en la cabeza, acabando así con su vida. Y los arqueros se encontrarían confundidos al escuchar la pelea en la parte de abajo, pero al subir la mirada un soldado pesado entraría matando todo a su paso, aun disparando las flecas no lograban penetrar la armadura y al instante entrarían otros tres destrozando a los arqueros, atacando principalmente la cabeza reventándolas, la derrota estaba escrita.

Jeremy llegaría al reino, pero se enteraría de una trágica noticia.

- ¿Qué demonios paso aquí? – La preocupación de Jeremy se daba a resaltar en su rostro, las lágrimas no faltaron al ver la mayor parte de su reino destruido y sus soldados muertos.

-Mi rey… usted debería protegernos. – Un aldeano se le acercaría llorando enfermo tosería hasta caer muerto.

- ¿Pero ¿qué fue lo que paso? – Jeremy se caería entre lágrimas contemplando el muro de entrada de su reino completamente destruido, se le acercaría Michael a explicarle lo sucedido.

(Tres lunas atrás)

Nahum llegaría moribundo hasta el reino de Karl, cabalgando durante cinco lunas sin ningún descanso y solo comiendo una vez. Entraría en el reino desprevenido tapando su armadura y rostro. Al llegar al centro del comercio donde la mayoría de los puestos se reunía y gente vivía, colocaría el sello de Unrumunk (el Unrumunk es una bestia anfibia, de unos veinte metros de ancho y ocho de largo, de forma de un lagarto fusionado con un gato, dientes más destructivos que la de un tiburón y una mordida mayor a la del cocodrilo.) luego de ello Nahum saldría corriendo hasta el castillo del rey (similar en forma al castillo de Marienburg, pero de un color más blanco y en el medio contaba con la sala del rey, de un altura similar a unos veinte metros de largo), entrando escondido logrando evadir a los guardias invocaría a los soldados pesados (poseen un casco que cubre toda su cara dejando rejillas para la visin y respiración, una pechera hecha totalmente de metal y más ancha, yendo armados principalmente con mazos y manguales, cubierto por una tarja del tamaño de todo su torso de forma rectangular) empezando a destruir todo a su paso, los demás soldados se percatarían de la doble amenaza.

- ¿Señor Michael que haremos? – Kernald jefe de la actual armada se encontraría preocupado y asustado por la situación.

-Toma cargo de la defensa, me encargare de guiar a los aldeanos a algún escondite… - Michael desesperado agarraría una espada sin siquiera saber empuñarla.

- Pero señor… - Kernald iba perdiendo cada vez más la confianza y esperanza, todo eso se reflejaba en los ánimos de su rostro y mirada.

- ¡Pero nada! Si yo muero cualquiera podrá tomar mi puesto, pero ahora necesitamos un dirigente militar. – Kernald se reafirmaría sin perder la mirada perdida y preocupada, pero no habría tiempo y Michael se lanzaría por las personas heridas guiándolas hacia el escondite del centro.

-Señor Kernald, ¿Qué haremos? -  se le acercaría un soldado de su tamaño, en lo que Kernalnd se pondría en papel. - ¡Todos rodeen a la bestia! Necesitamos a un grupo de sellado. – el Unrumunk empezaría aplastar a todos a su paso, pero los soldados y pueblerinos empezarían a rodearlo con lanzas y espadas.

- ¡Todos ataquen a la vez! – Se lanzarían al mismo tiempo atravesando la piel del Unrumunk, pero este a reacción liberaría púas de su piel asesinado a la mayoría a su paso.

- ¡Tengan cuidado, al parecer tiene más de una manera de matarnos! – de nuevo lo volverían a rodear, pero habían despertado la ira del Unrumunk, este botaría acido de su boca derritiendo a los soldados que se encontraban en su frente.

Kernald cada vez más asustado de la situación emplearía un nuevo plan, pero requeriría de un sello de hechizo.

- ¡Juan! Reúne sello de nivel 3A, nosotros intentaremos distraerlo. -inmediatamente y sin protestar Juan correría al mandado y Kernald junto a sus camaradas volverían a rodear al monstruo, pero está vez Kernald liberaría su arma secreta - ¡Hoy verán el esplendor de la mayor arma pasada por generaciones! - kernalnd empuñaría el gran sable de Stank.

- ¿Qué diferencia una sola arma? - los soldados se veían nerviosos esperando su muerte, "¿Qué diferencia?" La cabeza de Kernald no se podía quitar esa pregunta - Tal vez no lo mate. - "Aunque ese es el objetivo" - Pero está espada devolvió la esperanza a mi familia. - la gran espada de Stank es un arma que permite controlar cualquier tipo de Kunk a su portador sin necesidad que poseer esa habilidad, pero con un claro limite. Su portador.

Se lanzarían al combate de inmediato pero la bestia saltaría botando su ácido por el cielo, pero Kernald usaría el Kunk del viento evitando que cayese sobre ellos.




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