La Guerra de los Mundos Bajos (parte 3: el ataque de los orcos)

El reino de Karl, conocido por su gran minería y agricultura, rodeada de colinas y el rio Struh que pasa por el campo de Moön separándolo por el Moön del este y del oeste. Liderado por el mago Starn, un hombre blanco de una estatura de 1.70, llevando unas 80 vueltas junto a la tierra, junto a él siempre llevaba su bastón símbolo de su poder, un bastón negro hecho por la madera del infierno. El reino de Karl ubicado en el terreno de Slük, Jeremy el único hijo de Starn, conocido por su astucia con la espada y su gran valor con los mismos rasgos que los de su padre y la altura que este tenia a en su juventud (1.84) ambos se veían alarmados por la situación de los últimos grupos de orcos que habitaban en el bosque Nüm bajo la protección del reino de Mark la disputa que conllevaba a los reinos a los confrontamientos y mantenerse bajo la vigilancia el uno del otro. La sala principal del rey, zona blanca con las estatuas de los antiguos reyes en cada lado (una cantidad de 20 en total) y al fondo el trono del rey donde ya descansaba el rey.
-Padre, un grupo de exploración ha desaparecido, salieron hace 2 años y aun no se sabe nada de ellos. Tenemos que tomar acción sabemos lo que sucedió aquí.
-Hijo mío, bien sabemos lo que paso y el día de la venganza llegara, pero ahora no podemos hacer nada.
- ¡Pero padre! Su familia exige venganza ¿y como vamos a ignorar esta situación?
-A mí me molesta también, es una situación que no olvidaremos con facilidad, pero si atacamos provocaríamos una guerra que muy bien parados no saldríamos, hijo mío eres mi más grande orgullo que un reino sin tantos guerreros como tú podría desear, la luz del futuro, pero lanzarnos a la guerra nos dejaría débiles por un largo tiempo y eso acabaría con lo que con tantos años tomo formar.
- ¿Ultima decisión su majestad?
-En un futuro veras que con perseverancia alcanzaremos al reino de Zorn sin tantas guerras.
-Tienes una visión positiva de lo que nos prepararía padre, pero a veces tenemos que ser agresivo para conseguir algo.
-La guerra es muerte, los más capaces de escapar a la muerte ganan y nuestro reino esta lleno de mineros y campesinos. No guerreros.
Enojado y frustrado se retiraría el príncipe, yendo con el comandante de guerra hacia la caverna de Sunt. Un lugar amplio donde guerreros y las más grandes familias tienen acceso.
-Entiendo que nuestro reino sea débil hasta cierto punto, pero quedarnos de brazos cruzados no es justo.
-Mi señor, el rey solo hace lo que para el sea lo mejor de su pueblo.
- ¿Y el día que vengan por nosotros? ¿Nos quedaremos de brazos cruzados?
-Es muy diferente mi señor, el día de la verdad estaremos preparados para todo, lo mejor es conservar lo que tenemos para un día poder usarlo.
-Hablas como mi padre. Creo que tu deberías ser el heredero.
-Jamás podría con usted mi señor.
Mientras tanto en el bosque de Nüm el grupo de orcos hablaban con el rey Kero del reino de Mark.
- ¿Puede repetirlo? 
-Lo que le pido es que ataquen dentro de 3 lunas el reino de Karl.
-Y ¿eso en que nos beneficia a nosotros?
-Les prometo el reino para ustedes, podrán vivir con tranquilidad y recuperar lo que una vez les perteneció.
-Aquí vivimos tranquilos.
-Díganme ¿hace cuanto que no duermen en una cama? ¿Cuándo fue la última vez que los buscaron por el precio de su cabeza? ¿ayer o hace unas horas? No les prometo una victoria, pero esto es lo que ustedes necesitan. Una revolución.
-Lo haremos, pero exijo la protección de mi gente que no participe.
-Así será gran orco.
El gran orco heredero de Porth el ultimo rey de los orcos, seres grandes de 2 metros de color gris, filudos dientes y unos cuerpos fuertes.
Mientras tanto en el reino de Karl el heredero y el rey discutían sobre el futuro de todo, compartiendo una vista hacia el reino.
- ¿Padre cómo es que no puedes desear acabar con esos orcos?
-La venganza no es buena hijo, si haces algo hazlo bajo el sentido de la razón y no del odio.
-Pero cuando murió mi madre, ¿nunca deseaste la venganza?
-De haber actuado así hubiera comprometido a mi pueblo a mi sentimiento y eso hubiera desencadenado la muerte de muchos, no niego que aun hay momentos donde desearía acabar con ellos, pero no me puedo permitir que el sentimiento de odio me impulse, llegara el momento donde se hará justicia.
-Usted es el hombre más noble que jamás volveré a conocer padre.
-Hijo mío, el día que lleves mi manto se sabio, y siempre piensa en tu gente.
Transcurrirían las tres lunas y el día del ataque llegaría, una porción de 600 orcos se acercaba hacia el reino de Karl. Al cruzar el bosque llegarían al terreno montañoso encontrándose con el campo de cerveza, destruyendo y atacando de una manera salvaje dejando a todo campesino con la cabeza aplastada y quemando todo el campo, después llegarían al camino de Imp que lleva hacia el reino de Karl.
-Serán más numerosos que nosotros, pero ellos no tienen espíritu guerrero, ¡vayan a matar!
- ¡MATAR!
Después del grito los orcos se lanzarían hacia el reino, irrumpiendo la puerta principal a baile de espadas matarían sin piedad a todo soldado que encontrarían y destrozando a todo hombre que veía.
- ¡Mi señor nos atacan!
-Defiendan a su gente, vayan con cuidado.
-Está bien mi rey.
-Ha llegado el día
Los principales soldados bajarían hasta la plaza donde se concentraba el ataque, una cantidad de 200 soldados se verían fácilmente superados por el salvajismo de los orcos.
- ¿Cómo se encuentra la situación?
-Nada estable mi señor.
-Yo le advertí que esto sucedería. Manden todo lo que tenemos a combatir, sin piedad.
-Si mi señor.
Toda la armada de un alrededor de unos 2000 hombres bajaría hacia la batalla.
-Gran orco nos superan en una gran cantidad, ¿Qué haremos?
-Tenía prevista esta situación.
De su hacha (arma principal de los orcos) que envolvía el mango del arma sacaría el sello de invocación, vinculada al único dragón que vive lo mismo que el líder de los kalls.
-Esto servirá, nunc te voco, ad perficere negotium reditus et terram tenebris Draco
Formándose el sello de invocación en medio de la plaza, invocando de esa manera el dragón oscuro, de una forma gigantesca de un negro carbón de un cuerpo delgado unas alas del tamaño del todo el reino y la cabeza igual que la cantidad de soldados mandados a pelar.
-Mi señor, perderemos
-No, a mi padre se le ocurrirá algo.
-Mi señor
La mirada de desesperación de todos se hacia notar y la perdición había llegado.
-Su majestad...
- ¿Qué sucedió ahora?
-Ha aparecido un monstruo.
- ¿Así de grave es?
Al ver el plano del dragón volando a lo alto y soltando un rugido ensordecedor.
-Ha llegado el día..., llamen a mi hijo.
-Si mi señor.
Después del mandado el dragón destruiría el centro del poder (donde habitan los mas adinerados) su flama tan destructora como el fuego infernal.
-Ahora llegara el día que pase con mis ancestros.
- ¡Padre! ¿A que se debe el llamado?
-Llego el día que te conviertes en rey hijo mío, cuida de nuestra gente y recuerda todo lo que una vez te enseñe.
-Padre- de el las lagrimas salían, un llanto que solo el orgullo impedía ser liberad.
- De aquí no pasas, a mi gente no mataras. banjäk mihi sufficit potestas quid faciam, ut pascat novissima hora est anima mea animam pro anima mea et anima tua, faciam tibi mei apud te
De ese modo un sello se marcaria en el pecho del dragón, sello de fuego aquel que se usaba en los seres inmortales y de ese modo terminando con su vida, salvaría lo más preciado para él.
-Gran orco el dragón
-Hay que irnos.
Los guerreros soltando el llanto por su rey y contemplando la caída de aquel que los guio un largo tiempo.
- ¡No dejen que se escapen! ¡Maten a todos los orcos!
-Si mi señor.
De ese modo saldrían persiguiendo a los orcos que se escaparían muy rápidamente y llegarían hasta el bosque de nün donde su matanza estaba prohibida, pero esto no detuvo al nuevo rey, y al encontrarlos despiadados, cortarían los cuellos de todos y destrozarían las cabezas de todos los orcos.
-Mi señor el reino de Mark no dejara pasar esto.
-Que se venga la guerra.
Dejando los cuerpos quemándose y retirándose, habiendo cumplido la venganza que ardía en su corazón, hoy un nuevo rey ha nacido.