La tortura eterna

Epílogo

Sharon iba de regreso a su casa después de ir a comprar de comer, pero al llegar vio personas demoliendo toda la calle, en seguida se bajó de su camioneta y fue corriendo.

 

 

—¡Esa es mi casa! ¡Dentro están mis hijos! ¡Qué demonios les pasa?

 

Todos voltearon a verse. Un señor tocó el hombro de Sharon.

 

—Pero señora, aquí no vive nadie, está calle a estado deshabitada desde hace más de diez años.

 

—Yo vivo allí, dentro están mis hijos, ésta es mi casa, detengan esto.

 

Varias personas se metieron a la casa a buscar a alguien, pero al cabo de unos minutos salieron sin nadie. Uno de ellos se acercó.

 

—Señora, en la casa no había nadie. Ésta calle tendremos que demolerla, harán un nuevo condominio, podría vivir allí, hablaremos con nuestros supervisores.

 

Sharon no podía creerlo, así que, se metió a la casa. Buscó en cada rincón a sus hijos, pero no los encontró. Salió llorando. Se acercó a un hombre.

 

—Mis hijos no están, por favor ayúdeme a encontrarlos.

 

El hombre llamó a un joven y le pidió que buscara. En minutos volvió a salir, con una carta en las manos, se la dio a Sharon.

 

—Lo siento, no pude encontrar nada, pero creo que esto es para usted.

 

Sharon la tomó. Se fue hacia el cementerio y se sentó en una silla vieja. Abrió la carta.

 

Sharon.

Éste es el momento en el que la realidad te sobrepasa. Debiste irte, huir, no aceptar esa oferta, pero lo hiciste, ¿y qué obtuviste?

 

No quiero que ésto sea demasiado largo, seré breve... Hace bastante tiempo que tus hijos murieron y tú ni te diste cuenta de ello, ¿qué clase de madre eres?

 

Éste lugar está hecho para hacerte creer lo que querramos. Cómo te podrás imaginar, todos estamos muertos, te explicaré cómo: tus hijos, ellos se escondieron y trataron de sobrevivir cuando los buscamos, gritaron y suplicaron, pero obviamente no pudieron huir. Nosotros: un día tuve una discusión con mi novia y la maté, después seguí con los vecinos, luego con toda la escuela y por último me suicidé.

 

Convencí a todos para que tú vinieras, queríamos deshacernos de esa calle y todos sus recuerdos, te preguntarás, ¿y por qué yo? Pues es simple... Resulta que tu ex esposo trataba de seducir a mi novia y un día la violó aún siendo mi amigo, a los pocos días se burló de ella diciendo que tenía a alguien más bonita (tú), la golpeó y la mandó al hospital, juré vengarme de ustedes... Así que les ofrecí a todos ayudarme y a cambio destruirían esa calle y jamás volverían a verme.

 

Todos los sueños que tenías eran solo recuerdos de lo que sucedió en ese lugar, la realidad era sueño y el sueño era realidad.

 

Por cierto, si vas al cementerio verás nuestras lápidas, incluso la de tus hijos.

 

Sharon se tiró al suelo. Todo había sido una farsa. Sus hijos era lo único que tenía y los había perdido. Recuerdos y lágrimas era lo único que podía pensar o hacer. Nunca había sentido tanta impotencia y tristeza. Estaba destruida.



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En el texto hay: muerte, famila, casa

Editado: 16.12.2020

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