La traición del Alfa

06. Consecuencias

Yara

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Despierto lentamente, sintiendo una mezcla de satisfacción y desconcierto. Mi mente aún se encuentra nublada por los recuerdos de la noche anterior: la intervención de Víctor, su boca sobre la mía, nuestros cuerpos entrelazados, todo da vueltas en mi cabeza. Me siento agotada y al mismo tiempo en las nubes, son dos sensaciones tan contradictorias que no les busco sentido.

Siempre me he sentido así junto a Víctor, irritada y molesta por su presencia, pero al mismo tiempo necesitaba verlo para sentir que mi día estaba completo.

Pero hay algo no encaja, mi cuello arde y duele. Mi mano se desliza por mi cuello y se encuentra con una marca fresca y distintiva. Un escalofrío recorre mi cuerpo y las lágrimas llenan mis ojos.

—No puede ser... —susurro con voz temblorosa.

La confusión se apodera de mí mientras me enfrento a la realidad de la marca. Eso no era lo que quería, no era parte de mi plan. Solo deseaba tener un bebé con Víctor, no ser marcada como su propiedad sin mi consentimiento.

Con determinación, me siento en la cama y sacudo suavemente a Víctor. Su sueño se desvanece lentamente y sus ojos se abren, confundidos por la angustia en mi rostro.

—Yara, ¿qué sucede? —pregunta, su voz cargada de sueño y preocupación.

Las lágrimas caen por mis mejillas mientras lo confronto.

—¿Por qué me marcaste? ¡No era lo que quería!

La expresión de Víctor muestra sorpresa.

—Pensé... pensé que la marca…

Las lágrimas siguen fluyendo mientras intento explicar mi dolor.

—No quería ser marcada, Víctor —espeto con rabia—. Quería un hijo, pero también quería mantener mi autonomía. Mi libertad.

Víctor se acerca, sus ojos están llenos de remordimiento. Creo que es la primera vez que lo veo poner esa clase de expresión, sigue siendo extraño y de una peculiar manera reconfortante.

—Lo siento, solo quería demostrarte cuánto significas para mí.

Sonrío con sorna. ¿Por qué los alfas creen que una marca determina qué tanto amor proclaman por su pareja? Es absurdo. Todo lo que consiguen es que se vuelvan dependientes de ellos y que les sea imposible reconstruir su vida en caso de que la relación no resulte lo que esperaban.

Mientras que los alfas pueden marcar a los omegas que les apetezcan a diestra y siniestra, un omega le pertenece a su alfa por el resto de su existencia. Es cruel pensar que de ese modo se demuestra amor.

Solo nos aprisionan.

—Necesito tiempo para procesar esto —le digo. La molestia es palpable en mi tono de voz.

Víctor toma mi mano temblorosa, pero yo lo aparto y me apresuro a vestirme. Solo quiero que esta pesadilla termine.

—Espera —súplica, pero no miro atrás cuando salgo de la habitación.

No entiendo por qué me mira como si yo fuera su verdugo, fue él quien tomó la decisión sin tomar en cuenta mis deseos.

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Al regresar a casa lo primero que hago es meterme bajo la ducha. Dejo que el agua caliente caiga sobre mis hombros y cuando la temperatura comienza a dejar rojeces sobre mi piel, comienzo a tallar la marca con fuerza. Necesito que desaparezca y también quiero borrar el recuerdo de la noche anterior. Preferiría que fuera un mal sueño y que Víctor continuara mirándome con desdén, como si yo fuera poca cosa.

Eso sería mejor a tener que lidiar con el nudo de emociones que florece en mi interior. Quiero gritar y llorar de frustración, pero sé que mi madre está en casa así que desahogarme no es una opción. Todo lo que puedo hacer es morder mi labio con fuerza mientras que continúo tallando y rogando que la marca se esfume.

No sé que haré a partir de ahora. Todo por lo que he trabajado pende de un hilo mientras que Víctor seguirá su vida como si nada.

El primer paso es ocultar tanto como pueda la marca, de lo contrario los rumores en la oficina aumentarán y mi reputación se verá afectada. Tampoco puedo dejar que mi madre la vea, no tengo el corazón para decirle que sucedió sin mi consentimiento y mucho menos tengo la fuerza para mentirle.

Hoy más que nunca reniego de la existencia de Víctor y ansío tanto que desaparezca de la faz de la tierra.

Cuando termino de secarme, abro todos los gabinetes del baño en busca de ungüentos y cicatrizantes que me ayuden a mejorar el panorama actual. La marca al ser reciente muestra parte de mi piel al rojo vivo y duele con cada movimiento que hago por más mínimo que sea.

Después de untarme quién sabe qué, busco gasas y cinta micropore para cubrirla, desde ahora evitaré los escotes y usaré blusas o vestidos con cuello de tortuga. Desde ahora preveo que la herida me molestara por las capas de tela que usaré para ocultarla y por el maldito calor de verano, pero no tengo otra opción.

Abro un poco la puerta del baño y echó un vistazo al exterior, la habitación de mi madre sigue cerrada así que aún no se ha despertado. Todo lo que debo hacer es desplazarme a mi habitación sin ser vista y evitarla por unos cuantos días hasta que la herida haya cicatrizado.




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