La Tregua Perfecta

1. La pesadilla de Juliette.

Este libro es una obra de ficción. Todos los personajes, situaciones, etc, son producto de mi imaginación. Cualquier parecido a verdaderas personas, cosas o situaciones, etc, es puramente una coincidencia. 

 

 

***

Desde que tengo uso de razón, mamá siempre me ha dicho que algún día encontraría a alguien especial. El famoso "amor de tu vida", aunque eso me suena muy cursi. Entonces yo le preguntaría cómo sabría que esa persona es especial. Ella con ojos soñadores me respondía que sentiría mi corazón latir desenfrenadamente, que todas las personas a mi alrededor dejarían de existir cada vez que le prestase atención, que al principio me sentiría nerviosa y tímida frente a él o ella. Que me encontraría actuando con el corazón, no con la cabeza. Me describió la sensación de estar encima de una nube.

Mamá desea desde siempre que esa persona para mi sea Hunter, pero definitivamente me hace sentir de todas las emociones menos amor.

—¡Ven aquí!—el grito crece en mi garganta y capta varias miradas curiosas pero ahora mismo, lo último que me importa es ser el centro de atención—. ¡Hunter, ven aquí ahora mismo qué voy a arreglarte esa cara que tienes!

Hunter al otro lado del corredor desde gigante centro comercial, no deja de reírse mientras se burla de mí a carcajadas. Ese chico está terriblemente mal, mal de la cabeza. ¿Llenarme de harina? ¿Quién demonios carga una bolsa de harina a todos lados? ¿Cuántos años tiene, cinco tal vez? ¡Por Dios, como me la va a pagar!

—¿Lista para el horno, galletita?—inquiere él con una sonrisa burlona. Esa sonrisa es como su marca registrada, sabe como ganarse a todo mundo con ella. Desde contratos, chicas hasta abuelitas. Si supieran que gracias a mi tiene más de un diente falso...

—Te voy a matar —mascullo llegando a él mientras dejo un rastro de polvo blanco en el suelo.

Es un tanto preocupante que de vez en cuando, de verdad sienta que quiero matarlo. Sin ningún chiste de por medio, él, yo y una pistola cargada. Me fascinaria saber el resultado.

—¿En serio, Julie?—eleva una ceja. Un corte en la ceja, limpio y preciso. Que le deje una cicatriz enorme que le arruine su carrera como modelo. Nunca se me ocurrió antes. Quizás esta noche me cuele en su habitación.

—¡Sí hablo en serio!—exclamo al borde de la desesperación y me lanzo sobre su cuerpo para golpearlo. Él retrocede hasta que su espalda choca contra una pared.

No cabe duda de que nos estábamos montando un buen espectáculo aquí en el centro comercial. Me pregunto cuánto demorará seguridad en echarnos.

—¡Tranquila, galletita!—intenta protegerse de mis golpes, digamos que con Hunter Thompson de vecino y varios años de pelea, mis puños no son ligeros—¡Tienes que retomar terapia para aprender a controlar tu ira!

Me detengo de seco y lo miro con ojos bien grandes.

—¿Mi madre te lo dijo?

—Claro que sí, galletita. ¿Qué esperabas? Eso y unas cuantas cosas más. Grace y yo nos llevamos de maravillas, ya sabes.

Quiero maldecir pero la frustración me gana y termino largando un gruñido. Continuo intentando de golpearle un ojo.

—¡Juliette!—el grito potente de mi madre logra que me separe de Hunter en un solo salto.

Aquí vamos por más espectáculo. Agradezco que sean las nueve de la mañana y no haya casi nadie a los alrededores. ¿Pero quién demonios viene tan temprano a un centro comercial, un sábado? Aparentemente yo.

—Tía Grace, me está golpeando —Hunter pone un puchero. ¿Nadie le avisará que luce patético haciendo eso?

—Ven aquí—mi madre le extiende la mano aquel idiota para que se levante. Ni siquiera es su verdadera tía—. ¿Quieres un helado? Te compraré uno.

Hunter me saca la lengua y abraza a mi madre, sacandole una cabeza e incluso más de altura.

—Juliette, ve con tu hermana y límpiate un poco, abrimos en una hora. Ah, y dile que venga a verme.

Asiento con enojo y comienzo a caminar hacia donde la nueva tienda de mi madre va a ser abierta, me retiro mordiéndome la lengua. Yo también quiero un helado de desayuno.

Localizo a mi hermana entre la gente que está a nuestro alrededor, más que nada contratistas y personal. La encuentro alejada de la situación mientras se ríe viendo su celular.

—¿Qué es tan gracioso, Cas?—le pregunto acercándome a la pantalla.

—Nada —dice tranquilamente Acacia y baja el celular para que no pueda verlo—. Es solo Megan haciéndome reír.

—Ah, ¿Y con qué? —Me vuelvo a acercar pero me empuja con su cadera.

—Cosa de nosotras —contesta borde.

Adolescentes. Bufo, últimamente está muy odiosa para sus quince años. No que yo fuese más grande, tengo diecisiete pero Acacia es como Regina George de "Chicas Pesadas".

—Mamá quiere hablar contigo —le digo al recordarlo. Me mira como si pensara que no es cierto, luego asiente y yo me voy a encontrar un baño para quitarme la harina que se metió hasta en mis oídos.

***

Una vez que no tengo rastros de harina por ningún lado, salgo del baño con un atuendo completamente diferente. Afuera de la tienda, mamá está hablando con una reportera de una revista. Nuestras miradas se cruzan e inmediatamente la esquivo y me voy hacia la entrada, donde está Theresa. Ella es la mejor amiga de mamá y la única persona a la que llamo tía. También puedo presentarla como madre de Hunter. Lo único malo que esa mujer hizo en su vida es Hunter.

Hablando del diablo...

—Hola, galletita —Hunter se detiene a mi lado. Mantiene la mirada y la sonrisa asegurada en cien mil dólares al frente.

Respiro profundo. No pierdas las casillas. No tan rápido esta vez.

—Soy Juliette para ti —mascullo entre dientes.

—Solo Derek puede decirte galletita, ¿verdad? —inquiere una sonrisa burlona. Me contengo lo mejor que puedo y no respondo. Solo piso su pie izquierdo. Se queja de dolor. Theresa nos da una mirada que corta gargantas.



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En el texto hay: newadult, youngadult, enemiestolovers

Editado: 13.04.2021

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