—A sentarse todos, el pollo ya está listo —nos dice Theresa entrando la gran sala comedor que tienen. Solo la usan para cuando reciben invitados, como ahora.
Mamá ayuda a traer la bandeja con el pollo, mientras que yo traigo las ensaladas. Una vez en la mesa, me siento lo más lejos que puedo de Hunter. Eso significa al lado de mamá y en frente de Acacia. Pero por lo menos no está a mi lado.
La cena empieza tranquila. Para disimular un poco, mamá y Theresa nos preguntan sobre la escuela, aunque realmente, todos sabemos que se mueren de ganas de hablar del romance de Cameron y Acacia.
—Pueden soltarlo —interrumpe Hunter abrumado de tantas preguntas tontas—. Acacia y Cameron están juntos.
Theresa y mamá intercambian miradas cómplices. No pierden ni un segundo.
—¿Hace cuánto que están juntos? —Theresa dispara la primera pregunta.
Bajo la vista a mi plato. De repente, clavarme un tenedor en la garganta se ve tentador.
—Hace un mes —contesta Cameron.
¿Un qué? Subo la mirada alarmada. ¿Tanto tiempo lo han ocultado?
—¿Un mes? —Hunter se atraganta con su bebida, robándome las palabras.
—Hijo, no hagas eso. Y no alces tu voz, todos podemos oírte a la perfección —se queja su madre con una mueca, ya que un poco de agua salió de su boca.
—¡Un mes y recién lo dicen ahora! —exclama indignado.
—Déjalos ser, nadie cuenta cuando apenas empieza una relación —les dice mamá sin despegar la sonrisa de su hija estrella, Acacia Willliams.
La verdad es que ser opacada por la perfección andante de mi hermana nunca me ha preocupado, porque antes, lo era yo. Es un alivio no ser la favorita.
Mamá me metió en cursos de modelaje y muchas clases de baile. La idea de ser perfecta se enterró tanto en mi cabeza que me forzaba a estudiar mucho para tener buenas calificaciones, buenos modales, conocer a gente absurda del mundo de la moda que no quería conocer y básicamente, ser su títere andante. Hasta que cumplí quince. Me di cuenta del grado de manipulación que ella tenía sobre mí. Le puse un freno y detuve toda la tontera con la agencia de modelaje. Me quedé hasta hace poco con lo único que me trae genuina felicidad. Bailar.
Hunter, por otro lado, siempre le encantó la manipulación. Las cámaras le fascinan, así como ser el centro de atención. Desde que empezó a modelar cuando era niño, no paró. Sigue posando para ciertas marcas. El verano pasado fue a la Semana de la Moda bajo un contrato con Dolce Gabanna.
Ahora, mamá maneja algo parecido a Acacia, solo que dejando de lado el modelaje. Es su títere de todas maneras. ¿Y que esté con Cameron? Es como la cereza del postre. El club de teatro es una de las pocas cosas que creo que Acacia realmente disfruta de su vida
Hay mas preguntas para la parejita del millón, más comentarios sarcásticos y amargos de mi parte y de Hunter. Nuestras madres lucen como si quisieran lanzarnos un ladrillo a cada uno para que nos callemos.
—Bueno, bueno, cambiemos de tema, mejor —carraspeo harta de oír detalles sobre la relación de mi hermana.
Mamá asiente.
—¿Como vas en el equipo de lacrosse, Hunter? —pregunta.
Uno de los temas favoritos de conversación de Hunter. Su ego crece aún más cada vez que alguien lo menciona. Sonríe arrogante y apoya sus manos en la mesa, inclinándose con interés.
Empieza a deleitarnos con: "soy el capitán, soy el mejor, ganaremos el partido de las semana entrante gracias a mi, bla, bla, bla".
No termino de escuchar su monólogo ya que me sumerjo en mis pensamientos. Lo único que tengo claro en este momento es que mi cabello es color castaño y que debo separar a mi hermana de Cameron cueste lo que me tenga que costar. No soporto verlos juntos. Simplemente no puedo, me dan asco y quiero lo mejor para mi hermana.
Además, es obvio que Cameron es igual a su hermano mayor. Un rompe corazones que solo le interesa acostarse con las chicas. Uhm, eso ¿Se habrán acostado? Porque no soportaría que mi hermanita menor ya lo haya hecho y yo no.
—Juliette —llama mamá a mi lado y salgo de mi pequeño mundo.
—¿Ah, sí? —pregunto.
—Entonces, ¿te veremos en el próximo partido? —pregunta Theresa. Alzo mis cejas sorprendida. ¿Qué con esta pregunta? Nunca voy a los partidos de lacrosse de Hunter.
—Ehm, no.
—Como porrista —agrega Cameron. ¿A ti quién te mandó a llamar?
—¿Porrista? —me río mientras niego con la cabeza divertida.
—Hunter nos dijo que ibas a estar de porrista —dice mi mamá y miro con el ceño fruncido al idiota, que sonríe burlón.
—Bueno, está mintiendo —respondo alzandome de hombros.
¿A qué vino eso?
***
—Julie, todo el mundo nos está mirando —murmura Peter en mi oído y abro mis ojos poco a poco, terminando de despertarme.
—¿Mhh, qué ? —balbuceo. No recuerdo en qué momento me quedé dormida.
Miro a mi alrededor y me encuentro a casi toda la clase mirandonos. Algunos cuchichean, seguro listos para esparcir el rumor. Me dormí sentada en el regazo de Peter, con mi cabeza apoyada en su hombro.
—¿Aún no llegó la profesora?
—No —responde—. Está demorada o algo así.
Me levanto y vuelvo a mi lugar, delante de Peter.
—¿Por qué me dejaste dormir? —me quejo notando que poco a poco, las miradas de mis compañeros vuelven a sus asuntos.
—Te veías cansada.
—Sí, la cena de ayer terminó muy tarde.
La profesora de biología entra y todos se sientan. Pide disculpas por la demora, ya que el timbre sonó hace quince minutos y explica que tuvo problemas con uno de sus hijos.
A mitad de la clase, me canso de la explicación y pido permiso para ir al baño. Me entrega mi pase y salgo. Respiro hondo. No tengo planes de ir al baño, solo necesito salir de allí por unos minutos.
Divago sobre quedarme dormida encima de Peter. Terminé sobre su regazo porque en esta clase, hay una chica que en la última semana, desarrolló una obsesión con mi mejor amigo. De vez en cuando me toca fingir que soy su novia para que chicas que él no sabe cómo rechazar, se alejen solas. No me es incómodo. Peter, por poco es mi hermano. Nos conocemos hace años, tenemos una confianza que asusta. Yo puedo andar con las pintas más asquerosas, pedirle que me compre tampones, que me sostenga mi cabello para que vomite y que me alcance un sostén si es que me lo olvidé y nunca se va a sentir incómodo. Lo hemos hablado mil veces para aclarar que lo nuestro es pura amistad. Somos la prueba viviente de que personas del sexo opuesto pueden ser mejores amigos durante años sin involucrar sentimientos.