¿Acaso el mundo me odia?
No, Juliette solo eres tú. Hunter te odia y te hace creer que todo el mundo te odia.
Ahí estas conciencia, siempre lista con las palabras justas. Abro la ventana y observo como llueve a cántaros afuera. En California casi nunca llueve, ¿es en serio?
De seguro Hunter le dio a Zeus un cheque importante para que me traiga la tormenta del siglo el día de hoy. El día de mi cita con Tanner.
Alguien toca mi puerta y me giro. Acabo de volver de la escuela y al minuto que pisé la casa, comenzo a llover. Encuentro a Acacia apoyada en el marco de mi puerta.
—Si me vienes a pedir permiso para irte a la casa de Cameron, te diré que no —le digo de antemano mientras me meto a mi vestidor.
¿Qué me pondré hoy?
—No necesito permiso para esas cosas —responde acercándose.
—¿Entonces qué?
Se apoya en la pared de mi vestidor y me observa revolver mi ropa.
Hace silencio por unos minutos, no le doy importancia ya que estoy demasiada concentrada en encontrar el conjunto perfecto para hoy. No dispongo de mucho tiempo ya que Tanner me pasa a buscar en una hora.
—¿Has notado a mamá algo rara? —inquiere.
Dejo las blusas que sostengo y me giro a mi hermana, la cuál parece estar preocupada.
—¿En qué sentido? —
—En todos. Está mas decaída, falta al trabajo mas seguido, es decir entiendo que sea la dueña pero ella siempre va. Ya casi ni se maquilla... Sabes todo lo que le gusta maquillarse... y no... Simplemente no la noto igual.
Me pongo a pensar en las palabras de Acacia. No noté a mamá así. Quizá porque subo ocultarlo bien de mi, o porque estuve muy pendiente de otras cosas como para darme cuenta.
Siendo sincera, no noto ninguno de los cambios que ella menciona.
—No —respondo finalmente—. No he notado nada. Y Acacia, no seas paranoica. Sabes que cada tanto se estresa con todos sus diseños... La semana de la moda no tarda y ya sabes como es —le digo en un intento de tranquilizar a mi hermana ya que parece que le viene dando muchas vueltas al tema.
Ella asiente pero sigue luciendo insegura. Sin decir mas, se va.
Pongo música para desconcentrarme un poco de lo que Cas me dijo y cierro mis cortinas ya que Hunter está besándose con una chica en la ventana del frente y no es algo que disfrute de ver. (Sorpresa, ya ha dejado a Plastassie atrás)
Luego de media hora viendo hasta lo que no uso hace años, termino eligiendo unos jeans negros gastados, unas botas color marrón y una blusa blanca. El atuendo más simple del mundo y me odio por haberlo pensado tanto.
Dejo mi cabello como esta, total con la humedad que arrastró la lluvia no se encuentra demasiado favorable. Me maquillo como siempre, delineador y labial.
Cuando estoy por bajar por un vaso con agua, me lleva un mensaje.
Cara: No te olvides de hacerte esas ondas en el cabello que te quedan preciosas.
Ruedo mis ojos divertida pero contesto con un:
Yo: No voy a hacerme ondas. Está lloviendo.
Una vez en la cocina, tomo agua y dejo el vaso en el fregadero. Subo las escaleras de vuelta, recordando que deje mis llaves arriba. Apenas las agarro, el timbre suena por toda la casa.
—¡Acacia no abras! —grito.
—¡Tarde! —la oigo decir desde la puerta principal mientras bajo las escaleras lo más rápido que puedo sin matarme.
Me acerco a la puerta. Acacia esta ahí. Sonriéndole como el gato de Cheshire a Tanner. Luce demasiado bien en sus jeans y camiseta negra.
—Oh, Tanner ¿Que intenciones tienes con mi hermana? —inquiere Acacia.
Se ríe y niega con la cabeza divertido.
—De las mejores, te aseguro.
—Adiós, Acacia —mascullo empujándola. Ella se queja, pero es lo que menos me interesa ahora.
Saludo a Tanner. Sostiene un paraguas y ambos caminamos juntos hacia su auto para no mojarnos tanto.
Entro en el asiento de adelante y Tanner se apresura a dar la vuelta.
—Lo siento por Acacia —murmuro cuando ya estamos adentro y arranca—. A veces se le da por ser comediante.
—Se veía tierna intentando proteger a su hermana mayor.
Supongo.
***
Estallo a carcajadas con lo que me dice Tanner, es muy gracioso. ¿Por que no había salido con el antes? Ah claro, porque nunca me ha invitado.
Me trajo a un lindo lugar llamado... uf, no lo recuerdo. Ordené un batido de chocolate. Él pidió lo mismo, encontrándonos con que es la bebida favorita de ambos. Supongo que el chocolate es especial para los dos.
No puedo determinar cuanto tiempo llevamos sentados. Quizá una hora, quizá tres. No me fijé.
Tanner mira asombrado la pantalla de su teléfono cuando le llega una notificación y se ilumina dejando ver la hora.
—Ya han pasado tres horas.
—¿Tres horas? —inquiero. Nunca estuve en una cita por tanto tiempo—. Siento que han pasado como minutos.
Asiente.
—Vámonos, ya es tarde —dice volviendo a bloquear su celular—. No quiero tener mala fama con tu madre.
¿Osea que abra mas citas? Mh... Puedo vivir con eso.
Pedimos la cuenta. La chica que nos atendió en un principio se acerca. Su pelo es rubio y lo lleva recogido en una coleta. También usa unas gafas negras, ocultando unos grandes ojos verdes. Debe ser un poco mas grande que yo. Mira a Tanner algo avergonzada.
Nos deja la cuenta y se va para darnos espacio.
—¿Viste como te miraba? —inquiero.
—¿Celosa? —pregunta divertido.
—Claro que no —respondo y busco mi bolso.
—Oh, detente Williams. Yo pago.
Ruedo mis ojos. Pensé que esto había terminado el día que termine con Derek.
—¿Mitad y mitad?
—Nada —sentencia dejando el dinero con propina incluida.
Decido no pelear por esta estupidez y lo dejo ir. La mesera mira de reojo a Tanner cuando nos estamos yendo.