La Tríada - Libro 6 de la Saga de Lug

PARTE XV: JUEGOS PELIGROSOS - CAPÍTULO 75

Rory y Liam viajaban en el jeep en absoluto silencio. Rory no le hablaba a Liam porque no sabía bien cuál era el siguiente paso de su plan y temía estropearlo diciendo algo inconveniente delante de los dos soldados que iban adelante en el vehículo. Liam no le hablaba a Rory porque su cabeza estaba en otra cosa: su plan estaba lejos de ser perfecto y todavía tenía muchas cosas que resolver, así que estaba usando el tiempo del viaje para trabajar sobre el asunto. Los dos soldados tampoco hablaban entre sí ni con ellos. Sus rostros eran adustos y su atención solo estaba en la carretera.

Habían andado menos de media hora por el camino flanqueado por densas arboledas, cuando algo inesperado los obligó a detenerse: había un jeep militar atravesado en medio del camino. Los dos soldados reconocieron enseguida el vehículo como perteneciente a la base Guinn.

—¿Qué diablos…?— murmuró el soldado que conducía, estirando el cuello para ver mejor.

El jeep atravesado estaba vacío y bloqueaba totalmente el angosto camino.

—Quédate aquí. Vigílalos— le ordenó el conductor al otro soldado.

El otro asintió, mientras su compañero se bajaba del vehículo, desenfundando su arma como precaución. Con excesiva cautela, el conductor revisó el jeep y comprobó lo que ya había visto desde la distancia: no había nadie adentro. Rodeó el vehículo y no encontró nada del otro lado tampoco. De pronto, por el rabillo del ojo, percibió movimiento entre los árboles a su derecha. Se volvió hacia su compañero y le hizo entender por medio de señas que iba a entrar en el bosque y qué él debía quedarse a vigilar a los prisioneros. Su compañero asintió y el otro se internó entre los árboles, barriendo el área atentamente con su arma.

Después de varios minutos, el soldado que había quedado en el jeep comenzó a dar muestras de nerviosismo al ver que su compañero no regresaba de entre los árboles. Mientras se debatía entre ir en su ayuda o cumplir su orden de quedarse con Liam y Rory, sintió el frío caño de una pistola sobre su sien. Había estado tan absorto, observando el bosque, que no había visto que alguien se había escabullido por detrás del jeep, deslizándose sigilosamente por el costado del vehículo para emerger a su lado y apuntarle con una pistola a través de la ventanilla abierta.

El soldado reaccionó llevándose la mano a la cintura para desenfundar su pistola.

—No eres tan rápido— le advirtió su atacante, presionando su arma contra la cabeza del soldado—. Manos sobre el tablero— le ordenó.

El otro tragó saliva y obedeció. El atacante extendió su mano libre y tomó la pistola del soldado, arrojándola lejos, entre los árboles. Luego abrió la puerta del jeep:

—Abajo. Despacio— le ordenó al soldado, sin dejar de sostener la pistola sobre su sien.

El soldado bajó del vehículo y observó de reojo a su atacante. Notó que llevaba un uniforma militar de la base Guinn:

—¿Quién eres?— le preguntó al desconocido.

El otro no le contestó. En cambio, lo tomó de un brazo y lo alejó del jeep, hacia el costado del camino. Sacó un paralizador eléctrico del bolsillo de su chaqueta, despegó la pistola de la cabeza del soldado, y en un movimiento rápido, le apoyó el paralizador en el cuello. El soldado cayó al piso, convulsionando por un momento con el rostro contorsionado hasta que perdió la conciencia.

El atacante volvió al jeep y abrió la puerta de Liam.

—Vamos— lo urgió.

—¿Cómo diablos sabías…?— comenzó a preguntar Liam.

—Habrá tiempo para historias más tarde— le dijo el otro.

Rory amagó a seguir a Liam y el atacante le apuntó con la pistola:

—¿A dónde crees que vas?— le espetó con tono amenazante.

Rory se quedó congelado en el lugar. El atacante lo miró de arriba abajo y frunció el ceño al ver que sus manos estaban vendadas y vestía una túnica en vez de un uniforme militar.

—Él viene con nosotros. No es uno de ellos— señaló Liam, tomando la mano que empuñaba la pistola para apartarla de su objetivo.

El atacante asintió y enfundó su arma. Liam ayudó a Rory a bajar del jeep.

—¿Es esto parte de tu plan?— le murmuró Rory a Liam al oído.

—No, pero igual lo haré funcionar— respondió Liam.

—¿Quién es él?— preguntó Rory.

—Este es el verdadero Bruno Gaspari— contestó Liam.

—¿El verdadero?— inquirió Rory, sin comprender.

—Larga historia— dijo Liam—. Bruno, este es Rory, Sanador del Círculo.

—Mucho gusto, Sanador— le extendió una mano Bruno que luego apartó de inmediato al darse cuenta de que Rory no podría estrecharla—. No pareces muy sano que digamos— hizo una mueca.

—Mi habilidad no funciona aquí— explicó Rory con pesar.




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