La Tríada - Libro 6 de la Saga de Lug

PARTE XVII: MÁS REVELACIONES - CAPÍTULO 81

 —Olvida a Lorcaster, no te ayudará— dijo Marga, negando con la cabeza.

—¿Por qué?— quiso saber Lug.

—Porque no, ni siquiera permitirá que lo contactes, es inútil— resopló Marga con frustración y disgusto.

—No evadas la pregunta— le advirtió Lug con un dedo en alto—. Dime por qué.

—¡Porque eres mi hijo, maldita sea!— exclamó ella, exasperada—. ¿Crees que puedes escapar de tu linaje? ¿No te das cuenta de que no importa todo lo que te esfuerces, aún sigues anclado a tu pasado, a tus ancestros?

—Lorcaster te odia…— murmuró Lug, comprendiendo—. ¿Por qué? ¿Qué le hiciste?

Marga se mantuvo en silencio por un largo momento.

—Vamos, Marga, dímelo— le exigió Lug.

—Le fallé— dijo Marga con un hilo de voz—. Confió en mí y le fallé, lo traicioné.

—En tu larga vida traicionaste a muchos— le dijo Lug—, y sin embargo, algunos de nosotros estuvimos dispuestos a darte una segunda oportunidad. Tal vez Lorcaster…

—No, no, no lo entiendes— lo cortó ella.

—Explícamelo, entonces.

—Lorcaster no es humano, es…

—¿Es qué?

—Es un tetra, un tetra renegado del otro mundo— declaró Marga al fin.

—¿Un tetra renegado?— se espantó Lug—. ¿Como Wonur?

—No, Lorcaster es lo opuesto a Wonur. Bueno, no al principio… al principio era uno de ellos.

—¿Uno de ellos? ¿Quiénes?

—Uno de los Patriarcas, uno de los Arcontes primigenios— respondió ella.

—Explícate mejor— le exigió Lug.

—El otro mundo está plagado de entidades no físicas que han tendido una red que mantiene a los seres humanos dentro de los parámetros de sus programas, obedeciendo a sus planes— dijo Marga.

—Y Lorcaster es una de estas entidades— la ayudó Lug.

—Sí, él es uno de los de más alto rango y poder, uno de los llamados Patriarcas o Arcontes primigenios. Él es uno de los responsables de haber puesto la red inhibitoria en su lugar.

—Entonces es un enemigo, como pensábamos— murmuró Lug para sí.

—No— lo contradijo Marga—. Bueno… tal vez…— dudó.

—¡Necesito que seas clara, Marga!— se exasperó Lug.

—¡Eso intento, pero no es fácil!— le gritó ella a su vez.

—¿Por qué?

—Porque Lorcaster mismo no es claro. A veces parece estar a favor de la humanidad y a veces no.

—¿Cómo se relaciona Lorcaster contigo?— quiso saber Lug.

—Lorcaster es el que formó la Tríada.

—¡¿Qué?!

—Él buscó los tres elementos, y usó su conocimiento y su poder para amalgamarnos en una unidad indivisible.

—¿Por qué haría algo como eso? ¿Cuál era su intención?

—No presumo saber cuáles son las intenciones de un Arconte como él, pero en su momento, creo que fuimos uno de sus experimentos personales.

—Quería agregar más devastación a la tierra— dedujo Lug.

—No, no exactamente— negó Marga—. Lo que quería era probar una modalidad de integración. Morgana y Nemain representaban las dos polaridades en conflicto, los dos opuestos. Se suponía que yo proporcionaría el punto medio, el balance—. Marga bajó el rostro, avergonzada—. Si una integración como esa podía mantenerse estable, los conflictos humanos llegarían a su fin.

—Pero, ¿cómo se alimentarían esas entidades si no había conflictos entre los humanos?— la cuestionó Lug.

—Es por eso que te digo que Lorcaster era un renegado. Construyó la Tríada a espaldas de sus congéneres. Pero todo salió mal… y fue mi culpa— confesó Marga—. No pude sostener el balance entre las dos. Nemain me sedujo para su lado y las dos juntas avasallamos fácilmente a Morgana.

—Tal vez Lorcaster ya sabía que eso iba a pasar desde el principio— argumentó Lug—. Tal vez te puso en una posición imposible para que fracasaras sin remedio.

—No, Lug— le respondió ella—. Te agradezco que trates de justificarme, pero la verdad es que no puedo mentirme a mí misma y deslindar responsabilidades de lo que hice. Lorcaster nunca me obligó a nada, ni a formar parte de la Tríada, ni a elegir unirme a Nemain, desestabilizándola.

Lug la miró de hito en hito. En verdad, esta era una Marga muy diferente a la que había poseído a Llewelyn, volviéndolo un asesino para lograr sus fines a como diera lugar y justificando su accionar con total amoralidad.

—Has cambiado— dijo Lug.

—Sí— aseguró ella—, gracias a ti y a Cormac.

Dana le lanzó una mirada escéptica, pero no dijo nada. No confiaba en esta Marga regenerada.

—¿Qué pasó cuando Lorcaster vio que su experimento había fallado?— preguntó Lug.




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