La Tristeza del Diablo

Capítulo 5

Segundo contacto

 

“les hable del amor, solo escucharon seducción, les enseñe la belleza, se volvió su única obsesión”

Ver como las letras aparecieron en aquel momento hicieron mis ojos se abrieran por completo, deje caer el lapicero por la impresión del momento.

Y aquí está de nuevo, no podía definir si sentía alegría o miedo, por alguna extraña razón se sentía tan cálido saber nuevamente de él, me estoy volviendo loca…

Tomé nuevamente el lapicero y escribí.

—Hola

—Hola Eleanor —aparecieron las letras seguidamente bajo las mías.

No había notado las primeras letras que había escrito ya no estaban, era como si cada renglón se reescribiera inmediatamente, una prueba más que esta conversación quedaría solo en mis recuerdos, creía tal vez la hoja o incluso el cuaderno se quemarían o algo parecido, pero no, simplemente queda en blanco después de cada pequeño párrafo.

— ¿Cómo estás?

—No desperdicies el tiempo con preguntas tan banales.

Oh… esto me dejo más sentada de lo que estaba, ¿Acaso también tiene emociones como nosotros? Me refiero a, si se estresa por un mal día… —pensé.

—No exactamente igual que ustedes, pero si tenemos emociones, alegría, ira, ya lo había dicho.

Me quedé literalmente estupefacta, no lo había escrito, solo lo pensé y esto me generaba aún más miedo, pero era fascinante.

—Sí, no necesita escribir, solo lee mis respuestas.

Ni siquiera lo había pensado y ya sabía lo haría, esto ya no sé qué me genera… trate entonces de concentrarme y ser más directa para no divagar tanto, debía aprovechar al máximo esta nueva oportunidad— Dije para mí.

—No se preocupe, acaba de alegrar un poco el instante.

Leí esto y enseguida sentí como mi rostro se colocaba caliente ¿acaso me acababa de hacer un alago?

—Las personas malas, no triunfan por ser malas o porque yo les ayude a hacerlo—escribió seguidamente—, Aunque quisiera interactuar más con ustedes, no puedo.

No me dejo tiempo de pensar o pasara el rubor en mis mejillas, al leer esto comprendí inmediatamente a que se refería, entonces solo me quede atenta a sus palabras.

—Ellas logran sus objetivos pasando por encima de los demás, sus propias ambiciones son tantas que no importa si los demás salen lastimados—prosiguió.

Esto lo tengo algo claro, pero no entiendo el punto —pensaba.

—Hacer trampa sería el mejor ejemplo, alguien que quiere ganar no le importa hacerla y por ende, logra ganar aquella apuesta o competencia, todos le verán como vencedor o el triunfante pero internamente se sabe que no fue así —escribió tratando de contestar la pregunta.

Sí, todo eso es comprensible pero aún no capto, entonces las personas que triunfan en realidad es porque no hacen las cosas bien, honestamente hablando… bueno viéndolo de ese modo tiene algo de sentido, y si a ello le atribuimos que desde pequeños nos enseñaron que el diablo es el malo, asociamos a los malos con el… contigo… —respondí en mis pensamientos.

—Es correcto.

Me sentí muy triste, toda mi vida había tenido el mismo pensamiento a la gran mayoría de personas, culpando a un ser que no tiene que ver en ello…

—Las personas hacen las cosas que hacen, por sus propios intereses, culpar es solo el escape a su propia maldad.

El libre albedrio… —pensé.

—No.

¿No? —respondí.

—No existe.

Pero… —estaba algo confundida.

—Desobedecer no hace tengamos la libertad de hacerlo, porque entonces hacerlo no traería repercusiones.

Como romper la ley, quien comete un delito debe pagar su juicio… —pensé.

—Sí, todo está sujeto a una ley.

Nunca había pensado esto, todos hemos creído que podemos hacer lo que queremos, pero, en realidad no es así, iniciando por la casa, nuestros padres son esa ley, desobedecerlos genera un castigo, crecer también tiene sus propias leyes y por eso existen las cárceles… todos hacemos lo que este bajo ese margen o seremos ajusticiados… incluso en el cielo… —analice.

—Sí, todas esas personas que logran sus objetivos incorrectamente, ya llegara su momento de ser enjuiciados.

Me quede un momento divagando, distraída en mi raciocinio mirando a la nada hasta que una pequeña luz me saco nuevamente, venia del cuaderno.

— ¿Alguna otra pregunta? Eleanor

Leí y comencé a pensar, pensaba mucho pero no tenía mucho más que preguntar, era tanto, pero a la vez estaba nuevamente bloqueada.

—Entonces, daré por terminada esta sesión.

— ¡No! —exclame frustrada.

— ¿Por qué se empeña en querer contactarme?

Guarde silencio sin inmutarme mucho, preguntándome lo mismo.




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