No logro asimilar lo que acabo de escuchar aun cuando lo estoy viendo con mis propios ojos no lo creo no puede ser verdad, Owen no puede ser uno de "ellos" el camina como nosotros, habla y piensa, es una persona como cualquiera, excepto por un detalle, sus heridas. La golpiza que había recibido hace poco apenas y se le notaba, su rostro ya no parecía un bulto sin forma aun le quedaban moretones y un poco de hinchazón, pero ya se veía más recuperado que Demetrio ¿Cómo una persona puede sanar tan rápido?
Hay algo que debo comprobar así que me acerco a él y coloco mi mano en su rostro, él cierra los ojos, parece tan indefenso en este momento eso es justo lo que necesitaba.
— Perdón — le susurró al oído.
No le doy tiempo de reaccionar clavo mis uñas en su pómulo y muevo mi brazo hacia abajo violentamente, Owen emite un grito ahogado.
— Maldita perra.
Me deriva en milésimas de segundo y eleva su puño "Dios va a matarme" pienso, pero antes de asestar un golpe terrible en mi cara se detiene a tan solo milímetros de mi nariz, noto como respira está muy agitada, cierra los ojos y retira su puño, pero aún sigue sobre mí, está tratando de controlarse relaja su cuerpo y su respiración comienza a calmarse, su expresión es tan familiar es la misma expresión que tuve en aquel pueblo la misma que tuve la noche en la que lo conocí, dolor, tristeza, odio, todo mezclado con el deseo latente de desaparecer de este mundo pero sin dejar de aferrarse a la vida.
Abre los ojos y me mira fijamente me adentro en sus profundos ojos, pero esta vez no siento miedo o desconfianza, esta vez al ver sus ojos me veo a mí, veo a una persona que ha sobrevivido a costa de las pérdidas de otros a alguien que ha sufrido tanto o más que yo y finalmente veo a alguien vivo.
Con cuidado se levanta del piso y me ayuda a levantarme, siento que lo juzgue mal, aunque sigo sin confiar del todo en él sobre todo cuando me fijo en la terrible herida que le había dejado en la cara la cual a cada segundo que pasa se torna más tenue hasta aparentar un simple arañazo, acaricio su rostro.
— Atravesé tu carne estoy segura de eso, sentí tu sangre — efectivamente tenía sangre en las manos y mi ropa se manchó un poco de ella, pero ya no había rastro de esa herida en su cara.
— Ven a mi tienda en unas horas, te explicare — acto seguido tomo su ropa, se adentró en el follaje y avanzó hasta que lo perdí de vista.
¿Qué pasaba aquí? no conocía a esta persona no sabía nada de él y probablemente sus compañeros tampoco, pero aun así sentía un extraño magnetismo hacia su persona.
— ¿Quién eres?
— ¿Quien? — la pequeña voz viene de detrás del biombo, es Lucía.
— Hola — respondo
— ¿Te encuentras bien?
— Si no te preocupes lo que pasa es que no es como hacer funcionar el aparato — miento
Lucía entra lentamente al biombo y me observa confundida, noto un poco de desconfianza en su rostro, se para junto a mí y señala una palanca cerca del piso.
— Solo bombea, el agua saldrá — se alejó un poco de mí, pero me seguía observando.
— ¿Todo bien? — pregunte.
— Solo me extraño que llevarás tanto tiempo aquí y ni siquiera te hayas desnudado, eso y que estabas hablando sola.
— Es una vieja costumbre no me hagas caso.
Lucía no dejaba de mirarme, pero parecía no sospechar nada me miraba nuevamente con esa expresión feliz y despreocupada "se lo ha creído" pensé.
— Esta bien todos tendemos a hacer cosas raras — se dio la vuelta y se marchó.
Por un momento pensé que esto acabaría mal, pero al parecer Lucía es una persona bastante despreocupada.
— Olvide decirte una cosa — gritó.
— Te escucho — respondo.
— Hay jabón y shampoo en una caja en la esquina de la regadera, pero por favor no los desperdicies.
— Entiendo gracias — respondo.
Me agacho y efectivamente hay una pequeña caja con una barra de jabón y varios sobres de shampoo, Dios debo estar soñando.
Hace un año que la pandemia estalló, hace 10 meses los enfermos empezaron a morir a un ritmo acelerado y hace 9 la civilización tal y como la conocíamos dejó de existir además hace 4 meses que no me daba un baño como debe ser.