La Última Broma de la Naturaleza

Parte 23 Ojos negros

 

 

Caminé apresuradamente por los pasillos del CENAVA buscando la enfermería donde Lucía era atendida, había memorizado el camino así que me tomó poco tiempo llegar al lugar, antes de abrir la puerta busque a Owen, pero no di con él, no iba muy rápido y dudo que él haya dado una vuelta errónea así que lo más probable es que escapara cuando deje de observar, si de esta manera busca que confíe en su palabra lo está haciendo realmente mal.

Entre en la enfermería silenciosamente, Raúl ya no se encontraba en el lugar y Lucía permanecía dormida, se veía sumamente tranquila, su respiración se había regularizado y su piel recuperaba su tono original, aunque su cuerpo aún se ve delgado y débil.

He estado observándola desde hace una hora pero ella aún no muestra signos de querer despertar, hace unos 10 minutos Raúl trajo dos charolas con comida una para mí y otra para cuando Lucía despertara, me pareció un tanto extraño que no le trajeron a Owen, supongo que deben haberlo atrapado ya, solo espero que no meta la pata y nos terminen echando de aquí por su causa, no tardé en terminar mi porción pero no estaba ni cerca de sentirme satisfecha, mi comida consistía en una porción de verduras al vapor, un pequeño tazón de sopa de arroz y una gelatina, comparado con el plato destinado a Lucía no era nada, a ella le habían enviado un plato grande de ensalada, tres porciones de pasta y hasta dos piezas de pollo, comprendo que le envían mucha comida para que recupere sus fuerzas más rápido pero ni con eso en mente pude evitar tomar la pierna de pollo que había en su charola, tenía tiempo sin comer pollo y esta pieza en especial me pareció sumamente sabrosa y más que llenarme solo sirvió para abrirme de nuevo el apetito por lo que decidí irme a dormir antes de perder el control y devorar el resto de su comida.

Ese día desperté sintiéndome sumamente renovada, no tengo idea qué hora sea, pero bien podría ser medio día, desde la escuela secundaria que no dormía tanto y es sumamente placentero, Lucía aún se encontraba dormida sobre su cama y su plato de comida seguía donde lo había dejado la noche anterior mientras que al pie de mi cama se encontraban dos bolsas y sobre ellas una nota, me levanté de mi cama y tome el papel.

"Buenos días Sofía por favor ponte el cambio de ropa que se encuentra en la bolsa y coloca tu ropa sucia en la bolsa vacía, más tarde pasaré por ella, ha y también deberías bañarte, hay una regadera en ese cuarto y si Lucía aún no despierta puedes comerte su porción aún debería estar buena. 

Firma Alina"

Apenas leí la última parte de la carta me acerque a Lucía quien seguía profundamente dormida, inmediatamente después de confirmarlo salte sobre su charola y devore por completo todo lo que contenía, seguramente el día anterior sabría mucho mejor pero aun así no me quejo. Después del desayuno tome un baño y tal como indicaba la carta me puse la ropa que me enviaron, consistía en un pantalón blanco y una blusa azul claro, supongo que es uno de los uniformes que solían usar en el lugar, en cuanto termine de alistarme salí del baño para toparme con una habitación vacía, al principio me asuste un poco pero pensándolo bien, si Lucía hubiera despertado mientras me aseaba lo primero que haría sería investigar donde es que esta, después de todo, cualquiera se sobresalta si despierta en un lugar así sin siquiera saber cómo es que llego.

Abrí la puerta de la enfermería esperando toparme con ella, pero solo vi pasillos vacíos, me he comenzado a poner un tanto nerviosa, pero no hay de qué preocuparse, no puede estar lejos o eso espero, pase la siguiente media hora recorriendo el lugar sin obtener ningún resultado, ahora más que nervios siento miedo.

— ¿Qué pasaría si despertó, pero no como ella, sino como una de "ellos"? O tal vez creyó que había sido secuestrada y está por destrozar el lugar, o qué tal si...

— Puedes callarte por favor — dijo una voz detrás de mí.

Volteé rápidamente para averiguar de quién se trataba y me topé con Alina quien se encontraba detrás de mí, parecía bastante enojada.

— No tengo tiempo para ti Alina ¡Lucía está desaparecida! — dije gritando. 

— Por nov enésima vez ella está en el comedor a tres puertas de la enfermería.

— ¿De verdad? — pregunte con los ojos llorosos.

— Sí, ahí está — dijo Alina bastante fastidiada.

Corrí al comedor lo más rápido que mis piernas me lo permitían y abrí la puerta, ante mí había una chica ya no tan delgada en engullendo una cantidad asombrosa de comida, corrí hasta ella para abrazarla, pero apenas llegué hasta ella me apartó con un solo movimiento, caí al piso un tanto confundida pues no recuerdo que Lucía tuviera ese tipo de fuerza.




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