La última defensa de la creación: Vol. 1

24 Inicio del caos

—¿Puntos casi nulos? ¿Encontrar mi Semilla Oculta? Eso huele a algo molesto.

Silvia, después de pasar por el obligatorio sufrimiento, distribuyó la misma cantidad de Origen cuantificado que Gunnar en los atributos. No obstante, Inteligencia y Control de Origen apenas alcanzó para hacerlo una vez, aunque al final el Divino Espejo le otorgó la información.

—Parece que no todo es regalado —expresó él—. Tenemos que hacer las cosas nosotros en esta ocasión.

—¿Y cómo iniciamos? Allí decía que nos guiaría, pero no veo ninguna ayuda.

Claramente así habían sido informados. Gunnar dedicó un tiempo a intentar descifrar el método de instrucción que estaban recibiendo, pero ninguna idea se le ocurrió. Lo único que pudo imaginar fue que el Divino Espejo emitiría una señal cuando hubiera una circunstancia relacionada con la Semilla Oculta."

Él se regañó así mismo porque los beneficios instantáneos que la cuantificación de Origen le dio, lo malacostumbraron. Aunque no era algo intrínsecamente malo, sí lo era volverse dependiente de algo o alguien para realizar el trabajo, al menos según su opinión.

“Me pidió hallar mi Semilla Oculta, dicha afirmación alude al hecho de que está formada… Ni idea sobre el tema, sin embargo, mi tarea es sacarla a luz”, pensó el resultado de su análisis. “Silvia tampoco se estancó. Por otra parte, mi intuición me dice que las personas que también la han desarrollado son peligrosas”.

Una cosa era segura: la creación de la Semilla Oculta era una tarea que no debía ser tomada a la ligera. La estimación calculaba cuarenta individuos de un millón. 

—Caesar, ¿has encontrado en ti algo similar a una semilla que te dio habilidades con el Origen? —Gunnar formuló una pregunta intrigante, tomando como referencia el nombre. 

—[¿Semilla? No estoy seguro. Cuando devoro hay una pequeña luz en mi interior, sin embargo, no sé si es una semilla. Además, no la descubrí, siempre ha estado ahí] —respondió y dejó sin voz a los presentes.

—¿Por qué no me sorprende una respuesta así? —Silvia se resignó tiempo atrás en tratar de entender a Caesar. Haría lo mismo que Gunnar: aceptar todo.

—Tal vez sea eso lo que nos dijo el Divino Espejo o algo diferente —expresó. Decir que siempre había estado ahí lo desorientó. 

“¿Este chico está jugando en otra liga diferente? Él ya debería ser un Controlador a estas alturas del partido. Las habilidades mostradas por Caesar ya lo evidencian”, dio por hecho.

—Pasemos a lo siguiente: comprar un arma —Silvia cambió el tema y se emocionó.

Era hora de reemplazar a los compañeros de batalla por otros de mejor calidad. El trío ya sabía cuáles elegir, entonces no gastarían mucho tiempo.

Caesar rugió de emoción y de inmediato compró la que quería, debido a que tenía suficiente Origen cuantificado. Fue el primero en negociar con el Divino Espejo y obtener su arma.

—[Me gusta]. 

Se inclinó por un báculo de 2 metros con capacidad de encogimiento hasta reducirse a 15 cm, peso 200 kg y color blanco. Una herramienta brutal.

Al momento de realizar la adquisición, el chimpancé pudo percibir una energía de tono blanco emergiendo del ambiente, la cual se transformó en las diversas variaciones de las sustancias. De estado gaseoso, pasó a líquido y finalmente se solidificó. 

El proceso fue la creación de su instrumento bélico, y quedaron atónitos ante la grandiosidad del espectáculo nunca antes presenciado.

Caesar apretó el báculo y con vigor lo movió de un lado a otro. Nada que decir, era perfecto para él.

—¡Mi turno! —Silvia, deseando no demorar más, solicitó el suyo. El Origen, realizando la misma hazaña, forjó una katana de gran belleza que se encontraba cuidadosamente resguardada en su vaina. La extrajo y examinó su diseño con minuciosidad; la empuñadura ostentaba un color amarillo, similar al de su cabello. Una obra maestra para otra obra maestra. No pudo reprimir su júbilo y exclamó en éxtasis—. ¡Me encanta!

No muy lejos de ella, Gunnar estaba sosteniendo dos espadas. Las miraba detenidamente, como si tratara de diferenciarlas, sin embargo, entendió que eran dos gotas de agua. Abandonó las espadas cortas y livianas para adquirir estas de 100 kg cada una. La empuñadura era color negra y tenían marcadas la palabra "Gemelas".

—Me gusta —calificó el dueño.

Ajustó la funda cruzada en la espalda y entonces las puso a dormir. Con las lesiones abandonando su cuerpo y las nuevas armas, junto con el incremento de fuerza, no podía esperar a ponerlo a prueba e ir adaptándose.

Si bien era bueno, dicha subida de nivel en los atributos también era un inconveniente en muchos factores si no se controlaba. “Para atrapar una lata de cerveza en el aire debo concentrarme en la fuerza que ejerceré o de otro modo la voy a terminar explotando”.

Sin embargo, existía un atributo que ayudaba eficientemente a solucionar ese problema y era la Inteligencia. En el caso de Gunnar, que poesía inteligencia cinestésica, tenía la capacidad de controlar acciones corporales más rápido que una persona normal, y con 54 puntos en ese atributo, las cosas antes difíciles de realizar parecían simples ahora. La mente ya estaba para nuevos retos.




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