La última defensa de la creación: Vol. 1

74 Tercer sueño, contraataque y sed de venganza

Mientras la Pesadilla ejecutaba las masacres, Gunnar experimentaba por tercera vez un sueño extraño, y como era habitual, siempre diferente a los anteriores.

Abrió con falta de energía sus ojos y muchas sensaciones sacudieron sus sentidos. Primeramente, sintió un frío, el cual se adhería a su piel y también a algo semilíquido abrazándolo. Luego, el inconfundible olor a lodo perforó su nariz.

“¿Dónde estoy?”, se preguntó. Su visión dibujó un paisaje en las horas de la tarde y de clima lluvioso. Las gotas de agua que le pegaban de vez en cuando fue evidencia adicional.

“¿Otro sueño?”. Fácilmente aterrizó en esa conclusión, pero cuando intentó adquirir mejor información, un dolor diabólico azotó su cuerpo.

“¡No tiene nada de un sueño!”, dijo, apretando los dientes y aguantando las ganas de gritar. De verdad el dolor era terrrible.

Detuvo sus intenciones de mover su cuerpo y lo estudió. Girando su cabeza, se topó con dos noticias considerables y alarmantes; la primera era que tenía múltiples huesos rotos, entre ellos, sus miembros. La segunda concernía al entorno, pues, yacía en un campo de batalla y en medio de miles de cadáveres humanos.

—¿Qué lugar es este? —pronunció, confundido.

—Lo siento mucho, te aseguro que no lo hice por gusto —se escuchó una voz reconocible.

Gunnar reaccionó muy sorprendido, fue tal que habló de inmediato. 

—¡Tú! ¡¿Dónde estás?! —gritó ansioso. Raro viniendo de él. Incluso se olvidó de sus heridas y se lastimó—. ¡Arrrgh! ¡Maldita sea!

—Aquí estoy, niño vulgar —lo orientó con amor.

El hombre entonces atrapó con su mirada a una figura humana. Era una hermosa mujer de al menos 30 años. Su cabello era de color blanco, al igual que su piel. Portaba un vestido sencillo pero de extrema elegancia. Tenía los labios rojos, ojos azules y un brillo tan resplandeciente como Caesar. En efecto, el ser más hermoso nunca visto. A Gunnar se le olvidó incluso lo que iba a decir.

—Ya veo… ¿Mejor de leona? —sugirió en un tono burlesco y comprensible, consciente de sus características físicas.

—Por favor —aceptó la oferta.

—Lo lamento otra vez, no puedo andar cambiando de apariencia a mi gusto ahora mismo —Pidió perdón. Gunnar no sabía por qué, pero estaba seguro de que ella no mentía—. Tienes que quedarte así. Lo puedes soportar, ¿verdad?

La dulce melodía de su voz sacudió el alma del demacrado Gunnar. Era una experiencia indescriptible, y aunque él, a diferencia del último sueño, se sentía con total control de sus movimientos y emociones, todavía experimentaba ese amor hacia el misterioso ser.

—Supongo que no hay opciones —contestó.

—Muy bien, apresuremos las cosas... Tu intuición es correcta, no hay demasiado tiempo, por lo que responder a todas tus preguntas es imposible —explicó, revelando además su capacidad de leer la mente—. Es oportuno advertir que el tiempo aquí es el mismo que el de afuera y allá tu gente está en grave peligro. Hijo, ya estás perdiendo personas valiosas, muy valiosas.

Al soltar la información, la hermosa mujer tocó al hombre en el pecho y causó un brilló en su cuerpo, tomando como centro el punto de contacto con él. Gunnar, sin saber cómo, flotó. Ella lo colocó en una posición vertical para poder verlo mejor.

—Quién eres, por qué estoy experimentando esto, para qué… Y dime cualquier otro dato que creas importante —Una serie de demandas apuntaron hacia la mujer. Ella lo observó como si estuviera esperando algo. Gunnar, al comprender, prosiguió—. Por favor.

La dama sonrió contenta y habló. 

—Preguntas por mi existencia y sobre las cosas que padeces, lo cual es normal, pero no podré darte las respuestas como quisieras —advirtió de introducción—. A tus cuestionamientos debes encontrarles por tus propios medios las respectivas respuestas, es así que podrás desarrollarte y tomar las decisiones correctas. No cabe duda en mí que las hallarás.

—Eso es una completa mierda.

—No puedo refutar eso, sin embargo, el futuro lo dirá —Guardó un breve silencio—. Hablándote un poco de mí, puedo decirte que soy una existencia muy antigua, aquella que creó la vida en este planeta. Yo soy quien te creó a ti y a toda forma de vida que conoces en este mundo. Los humanos tienen pluralidades de nombres para referirse indirectamente a mí, ya que al final no me conocen, pero puedes llamarme Mater.

—Mater… —La palabra viajó en el fondo de sus recuerdos y descubrió su significado. “Quiere decir 'madre' en latín”. La sonrisa de la mujer aprobó sus deducciones. Así pues, Gunnar tomó un pequeño lapso de tiempo para darle sentido a sus afirmaciones y llegar a la conclusión más lógica—. ¿Eres un dios?

—¿Dios? Mm… Solamente soy tu madre —Sonrió otra vez. Ese simple gesto producía tanta divinidad que a él se le hizo imposible no creer que Mater era una existencia así—. No nos desviemos del tema. Permíteme continuar.

—De acuerdo, adelante.

—Si has estado soñando estos sueños tan raros es porque es mi forma más práctica de comunicarme contigo… No tengo un cuerpo físico real, por lo que pocos de mis hijos son capaces de siquiera sentirme incluso a través de sueños. Ahora estás en otro sueño que paralelamente también es el contexto de hace cientos de años. Tu cuerpo actual es de algún luchador de aquella época. Y en este caso, el control de tus emociones y conducta es toda tuya por lo inconsciente que está el “contenedor” en el que te encuentras.

Mater tomó una pausa para que el oyente procesara y analizará cada palabra.

—Recuerda, eres libre de tomar tus propias decisiones. Tus creencias formarán tus pasos y desarrollará tus ideales. Aunque los humanos y demás animales terrícolas sean catalogados como raza intrascendente en el contexto global de la creación, créeme que no es así. Ustedes son únicos, capaces de crecer hasta alturas inimaginables. Solo que, aparte del don natural, todo tiene un costo. Eres un ser distinto, al igual que Caesar y otros más, no obstante, diferentes a la vez. En especial tú, que naciste sin todo tu potencial, por eso debes ir liberándote para convertirte en esa existencia a la siempre aspiré que fueras. A pesar de que no lo veas o lo creas, personas ya han apostado por ti desde hace años. Tienen y tenían fe de que lo lograrás. Si tengo que darte un consejo, es que no renuncies a buscar ese objetivo impuesto desde hace más de 5 años, puesto que quizá conecte con el camino y la verdad que necesitas saber… Cuídate, cuídate bastante... Y como te dije, el tiempo te dará mejores respuestas, por ahora conformarte con estas, mi niño… mi renacer.




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