La última despedida

La última despedida - one shot

Estaba con mis compañeros dentro de una sala de teatro. No sabía realmente qué estaba haciendo ahí ni me importaba, yo solo quería seguir divirtiéndome con ellos.

Aun así, me detuve de todas formas, pues había cosas que no lograba entender.

Me vi a mí mismo y estaba mucho más joven de lo que realmente era, como un chico de trece años. Y cuando revisé a mi alrededor, todos mis demás compañeros en el teatro también tenían la misma edad que yo.

Para comprender un poco más lo que pasaba, revisé mi entorno: en las paredes había figuras extrañas que no comprendía del todo. Además, parecían moverse muy lentamente, a pesar de que era un poco difícil de reconocerlo. Y para completar, había algunos objetos con formas extrañas que…

—¿Están flotando? ¿Será otra vez uno de esos…?

Mi pregunta se desvaneció de mi mente cuando vi que alguien entró al escenario y se sentó en la silla que estaba exactamente en el medio. La persona era alta, vestida con un traje que pretendía ser formal, aunque estaba un tanto desalineado; eso sumado a su característico peinado de flequillo al costado que, a pesar de que tiene ya varias canas, puedo identificar perfectamente.

 

—Sí, es él —confirmé para mis adentros—. Definitivamente es otro de esos sueños.

 

Esa persona es mi querido amigo. O bueno… por lo menos, lo que había sido un gran amigo de la infancia. Y aunque parezca extraño, a pesar de que él se veía notablemente más viejo y yo más pequeño, la realidad es que ambos tenemos la misma edad al día de hoy: veintidós años.

Todos los espectadores estábamos en silencio, en espera de ver qué es lo que ocurriría. Sin embargo, a pesar de nuestras expectativas de un gran show, mi amigo solo comenzó a hablar.

Y hablar… y hablar… y seguir hablando.

Fue por esto que la mayoría en el recinto perdió el interés en el evento y empezaron a juguetear entre ellos y a hacer travesuras; algunos incluso hacían bromas y burlas sobre mi amigo disertante.

Pero yo sí le presté atención. No quería perderme absolutamente de nada. Quería escucharlo porque en algún momento había sido alguien muy preciado para mí y me importaba saber qué es lo que tenía para decir luego un par de años sin saber nada de él.

Captó mi atención desde el primer momento. Él contaba nada más y nada menos que sus experiencias de vida. Platicó sobre muchas situaciones personales, sobre sus cambios de parecer en diferentes temas, la cantidad de personas con las que tuvo que relacionarse… y todo con una carga muy valiosa de aprendizajes sobre la vida y sobre lo que podíamos esperar nosotros si en algún momento nos animábamos a salir a aventurarnos al mundo.

Entonces cuando entendí la gran diferencia entre el aspecto que teníamos ambos, a pesar de tener la misma edad: Mi amigo, así como su cuerpo había crecido, también su intelecto y su alma lo habían hecho.

Y en su lugar, yo no había aprendido nada. No sabía nada de la vida. A pesar de que teníamos casi el mismo tiempo en este mundo, yo apenas entendía una pequeña fracción de él. Y mi amigo ya había aprendido mucho más que lo que un humano corriente tenía capacidad de aprender.

¿Cuándo había sido la última vez que yo había hecho algo distinto? ¿Cuándo fue la última vez que probé otro pasatiempo? ¿O que intenté conocer a alguien nuevo? ¿O hacer algo arriesgado?

Mientras él se había dedicado a experimentar la felicidad, la tristeza, el amor, el rechazo, la abundancia, la escasez, la rectitud, la rebeldía, la valentía, la cobardía, el liderazgo, la servidumbre… yo solo me había limitado a seguir siendo un niño que crecía únicamente por el inevitable paso del tiempo.

 

Aun así, aunque comprendí nuestras diferencias, no dejaba de resultar ciertamente extraño para mí. Porque en alguna época ambos compartíamos los mismos pasatiempos y la misma alegría de ser compañeros.

Antes, de alguna manera, éramos iguales. Hasta que quisimos cosas diferentes.

Un día él quiso vivir experiencias nuevas; yo quise seguir en la comodidad de mi vida diaria. Y las personas con las que me junté para mantenerme cómodo, no soportaban la idea de lo que mi compañero quería. Y fue por tal motivo que comenzaron a hostigarlo, a menospreciarlo, a hacerlo sentir un ser inferior, merecedor de sufrimiento y humillación.

Lamentablemente, yo no hice nada. Y no porque no quisiera, sino porque me sentí aplastado por la vergüenza y por lo que se supone que se esperaba de mí.

 

Y en ese sueño estaba volviendo a ocurrir.

 

Mi amigo guardó silencio, porque entendió que nadie en el salón le estaba prestando atención. Todos estaban hablando. Todos se estaban riendo. Todos se burlaban de él porque les resultaba más divertido eso que escuchar sus palabras, que no tenían el propósito de divertir a nadie, sino de enseñar.

Él esperó pacientemente a que todos se callaran, pero nadie lo hizo. De hecho, todo empeoró. Todos hablaban aún más fuerte e incluso comenzaron a arrojarle cosas.

Yo moría del odio. No soportaba la idea de que aquellos compañeros, que se supone que eran mis amigos, menospreciaran a alguien tan valioso para mí. Pero, aunque quería defenderlo, seguía siendo pequeño e ignorante. No sabía cómo sobreponerme a la vergüenza de lo que probablemente dirían sobre mí, ni al miedo a que me rechazaran. Fui totalmente incapaz de defenderlo y de demostrar que él tenía algo muy valioso que nadie se estaba tomando la molestia de ver o escuchar.

Y así, viendo que ninguno se disponía a prestarle atención, mi avejentado amigo se puso de pie y dirigió sus pasos hacia afuera del escenario. Y no fue hasta ese entonces, cuando perdí mi oportunidad de redimirme, que comprendí la verdadera situación de lo que estaba ocurriendo dentro de mí.

Había entendido finalmente lo que estaba dejando ir por solo unos niños que alegaban un poco de superioridad. Algunos con grandes atributos físicos, pero huecos dentro de su cabeza. Y aquellos que tenían el atributo de tener algo en su cabeza, tenía hueca el alma, cubierta por una capa de soberbia que simulaba una falsa imagen de su grandeza.



#9629 en Otros
#2973 en Relatos cortos
#3002 en Joven Adulto

En el texto hay: bullying, superacion, nostalgia

Editado: 03.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.