La Última Flor Para El Invierno

CUATRO

BLAKE FLAUBERT

Al parecer repetiré química. Al parecer repetiré todo el año escolar. Al parecer mis padres me regañarán por esto. Al parecer Allison me sermoneará como suele hacerlo consigo misma.

Puedo vivir con ello.

El propósito principal era salir de la escuela y caminar directo a la veterinaria de mi padre para ayudarlo tal como había prometido por la mañana. Crucé los pasillos, crucé la puerta principal y una señora de cabello negro me dio un volante que no leí y sólo guardé en mi mochila. De pronto, al llegar al estacionamiento, escuché el bullicio y las risas de varios chicos de mi edad, entonces vi que jugaban a pasarse un balón de fútbol americano. También vi a Lillian caminando de un lado a otro para conseguir lo que fuera que aquellos chicos se lanzaban. Sin duda ella estaba molesta e irritada, y la chica que estaba a su lado también, ya que le estaba gritando a uno de los chicos. Quise no intervenir en lo que hacían, lo intenté, pero había una especie de lazo que siempre me jalaba a Lillian y que por más que quisiera cortarlo, simplemente no podía ignorarlo. Me irrita, pero a la vez me reconforta de alguna manera.

—No es divertido. Devuélvelo.

—Te la daré si haces un video para mí. Ya sabes a lo que me refiero.

El chico estaba distraído hablando con Lillian, así que aproveché la distracción para robar el kit de natación de sus manos. De inmediato, él giró su cuerpo y me miró con molestia mientras Lillian evitaba mirarme.

—Dejenlas en paz.

—¿Qué vas a hacer si no?

—Puedo llamar al entrenador Davis  —El entrenador salía de la escuela con su enorme mochila deportiva—. A él no le gustan los bravucones, y ustedes son parte del equipo de fútbol, me pregunto qué haría si supiera que dos de sus mejores jugadores son unos completos imbéciles. Es más, estoy seguro de que incluso podrían quitarles sus becas deportivas. Estaría bien a mi parecer. No gastarán su dinero en un par de idiotas como ustedes.

Sin lugar a dudas hice enojar al segundo chico que molestaba a Lillian y su amiga. Él se acercó amenazante y me empujó con fuerza.

—No vas a arruinar nuestro futuro.

Alcé los hombros desinteresado por el intento de amenaza.

—Yo ni siquiera estoy moviendo un dedo.

Eso lo irritó todavía más. Así que sacó su ira y frustración acumulada en un fuerte puñetazo que ni siquiera logró impactar en mí sino que en el aire.

—¡Doyle! ¡Quinn!

El entrenador Davis gritó los apellidos de ambos chicos y de inmediato miraron hacia atrás. El mismo entrenador estaba detrás de ellos con los brazos cruzados y su entrecejo fruncido. De un grito les ordenó a ambos que fuesen a su oficina para hablar de ciertos asuntos urgentes y en cuanto el entrenador nos dio la espalda aquel chico de apellido Quinn hizo una seña hacia mí con su mano debajo de su cuello e imitando que cortaba su cabeza.

—Gracias por ayudarnos, Blake.

—No tenías que hacerlo —interrumpió Lillian a su castaña amiga—. Lo teníamos controlado.

—Te vi en problemas. Y escuché lo que te pidió.

Lillian se acercó y me quitó de las manos su kit de natación. Luego recogió su mochila morada del suelo y se marchó. Su amiga no sabía si seguirla o continuar hablando conmigo, pero la ayudé a decidir rápidamente porque yo también me marché al lado contrario de Lillian.

Su falta de agradecimiento por lo que hice no me causó problema ya que no esperaba que lo hiciera. Ella ha estado tan diferente desde el último mes debido a lo que le ocurrió. Es decir, esas fotos y videos fueron borrados y la persona que los tomó ya ni siquiera existe porque murió ahogada en la piscina pública después de haber intentado secuestrar a Lillian. Era totalmente entendible. Y no la culpaba por no querer hablar conmigo. No la culpaba por haberse alejado de mí, yo también lo he hecho. No la culpaba por haber dejado de ser la misma chica tan extrovertida y amable que era con todos. No la culpaba por haber dejado de confiar, por estar molesta con el mundo y los humanos que habitan en él. Tal vez era culpa mía por no haberle dado suficiente apoyo. Después de todo, cada quien tiene su propia forma de superar las cosas malas que le ocurrieron. Y tal vez, su manera de superar aquello, es evitando el  contacto con cualquier persona que estuvo en su pasado. Eso nos incluye a Kyle, a mí, a mi hermana y el resto del grupo; aunque creo que con Allison sigue teniendo contacto sin molestarse. Supongo que es porque Allison es la mayor de todos nosotros. Ella nació primero que los demás y por lo tanto es a la que todos recurren cuando tienen problemas. Además comparte los pensamientos de mi madre, no es igual de sabia que ella, pero se asemeja el sesenta por ciento.

Pero no lo sé. A veces las personas son difíciles de leer.

Ya era tarde, casi terminaba de anochecer,  y me encontraba en el parque, ya que el plan de ir con mi padre se había cancelado. Sí. Ese mismo parque. El parque de Blake y Julie. Me causaba nostalgia el no poder columpiarme como antes, ya que los asientos de los columpios no eran para alguien de diecisiete años y por ende ni siquiera cabía. Entonces encontré un nuevo lugar en ese mismo parque para estar tranquilo al igual que lo estaba en aquellos columpios, se trataba de una pequeña colina que había unos metros lejos de los toboganes y los gritos de los niños cuando jugaban. La sombra de los árboles podía cubrirme por completo cuando el verano arribaba y el olor que emanaba de ellos me reconfortaba cuando se acercaba la primavera. Ahora que el otoño está por terminar y el invierno se acerca, lo único que los árboles tienen son hojas secas. No me molesta en lo absoluto, pero me parece nostálgico el saber que durante varios meses no habrá hojas verdes colgando de los árboles y en su lugar estarán bañados de nieve blanca y fría.




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