La Última Flor Para El Invierno

SIETE

JANE DEE

Tenía un importante ensayo que entregar para poder exentar biología, pero era necesario entregarlo a computadora y con la mejor caligrafía posible. Así que le pedí a Steve que me prestase su computadora para hacer mi ensayo y, gracias a lo buena persona que siempre ha sido conmigo, aceptó. 

Conozco algunas personas que son incapaces de hacer dos o tres cosas al mismo tiempo. Sin embargo, yo no entró en esa categoría. Toda mi vida he hecho más de dos cosas a la vez y para mi suerte siempre salen bien además de que no son tan difíciles de realizar. Me refiero a que mientras estoy atendiendo la caja registradora, estoy escribiendo mi ensayo y asegurándome de que Rachel no se confunda con los pedidos que tenemos y cause que los clientes se molesten con ella por haber llevado algo que claramente no habían ordenado.

—En la mesa de afuera hay una niña muy ruidosa y su padre no hace nada por callarla.

—¿Y?

—Todo el desastre que está haciendo lo tengo que limpiar yo.

—Es parte del trabajo, Rachel —Casi olvidaba lo que estaba redactando en el ensayo—. Creo que la mesa dos ya terminó y está esperando a que les des la cuenta.

—¿Y tú cómo sabes eso si estás…? —El grito de un adulto impaciente la interrumpió. Claramente era el hombre que ocupaba la mesa dos. Afortunadamente, Rachel estaba de espaldas a él, así que solo yo pude ver el rostro de irritación que puso después de que el hombre hablase—. No tienes idea de lo feliz que estoy de que al menos una persona hubiese venido a la entrevista de Raquel.

No tenía idea de que al menos uno de los volantes que repartimos ayer sí le interesó a alguien. Ni siquiera sabía que ya estaba en la oficina de Raquel siendo entrevistado, probablemente había llegado más temprano que yo. Seguramente sí. Eso explicaría por qué no la vi entrar a la pastelería y Rachel sí. Ella no tiene una preparatoria a la que asistir porque ya se graduó de la universidad. Había veces en las que me preguntaba por qué Rachel no tenía otro empleo si ya había terminado todos sus estudios. Ella ya es una adulta con la capacidad de entrar a la empresa que quiera por haber terminado su carrera de diseño industrial. A mi parecer Rachel estudió una carrera bastante buena y que sin duda alguna tiene una buena paga, pero ella estaba aquí, trabajando en una pastelería de mesera. No entendía porqué estaba aquí si ni siquiera le gustaba.

Rachel es extraña.

—Jane —Raquel me llamó e hizo una seña con su mano para que fuese a donde ella estaba. Salí del mostrador y caminé a la salida de la pastelería—. Acabo de contratar a alguien, pero no estaré aquí por un rato y Steve estará trabajando en su oficina, así que necesito que le enseñes a tomar las órdenes, usar la caja registradora y que memorice los precios de los pasteles y bebidas. Ya todos los pedidos están horneados, ¿de acuerdo? —Afirmé con la cabeza—. Su nombre es Blake. Está en el vestidor cambiándose el uniforme, en cuanto salga quiero que le ayudes.

—Claro, lo haré.

Raquel se marchó y yo regresé a mi puesto para apagar la computadora. Estaba claro que estaba a cargo y debía tener toda mi atención en el nuevo. Me convencí a mí misma de que después podría terminar mi ensayo de biología.

—Raquel se fue, ¿cierto?

—Sí. Así que yo estoy a cargo —Guardé la computadora en la mochila de Steve—. Mi nombre es Jane.

Dejé de darle la espalda y en cuanto lo miré a la cara mi cuerpo no sabía cómo moverse. Mis ojos olvidaron cómo parpadear y mi boca dejó de emitir alguna palabra. Olvidé por completo cómo se sentía respirar. Nunca lo había tenido tan cerca de mí como para darme cuenta de que es bastante alto. Nunca lo había visto con otra cosa puesta que no fuera su abrigo negro. De inmediato me pareció lindo verlo con mi mismo uniforme.

—Hola, Jane.

Mi nombre.

Nunca me había gustado tanto mi nombre.

Se sentía extraño que las mariposas en mi estómago estuviesen una vez más revoloteando. Revoloteando más que la primera vez que lo vi. Revoloteando más que anoche en el parque. Realmente necesitaba que un doctor estuviera cerca porque sentía que todo se había detenido en mi interior y que lo único vivo eran esas mariposas. Mi corazón estaba a nada de colapsar.

Me preguntaba si él me recordaba y si estaba igual de emocionado que yo. Me preguntaba si tan solo sabía que ya nos habíamos visto antes, es decir, antes de anoche.

—Tú debes ser el nuevo. ¿Cómo te trató Raquel?

—Es agradable.

—Así es ella. Los clientes no tanto. Hay cierta gente que desquitará su estrés contigo.

Rachel y Blake conversaban con fluidez o, al menos es lo que intentaba hacer Rachel, porque él le daba respuestas bastante directas. Blake solo contestaba sus preguntas.

Por primera vez desde que trabajaba en la pastelería no había cumplido lo que Raquel me había pedido. La presencia de él me había dejado totalmente en blanco.

—Jane y su hermano son los consentidos de Raquel y Steve, así que no te recomiendo causarles problemas porque estoy segura de que serás despedido.

—No planeaba causarle problemas a nadie. Pero creo que para evitar eso necesito saber cómo funcionan las cosas aquí —Blake dejó de mirar a Rachel para mirarme a mí—. Si estás a cargo, supongo que me dirás cómo funciona todo, ¿verdad?




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