La Última Flor Para El Invierno

TREINTA

JANE DEE

Ahora que Devon trabaja con nosotras, las cosas han ido tan bien que termino mi turno más temprano que antes y eso me da tiempo para ver a Blake. Él se aparece por la pastelería unas cuantas veces y desde que salimos me recoge de la escuela en su motocicleta para después llevarme a nuestro lugar especial en el parque. Algunos niños se molestan con nosotros por usar los columpios mientras otros solo nos miran mientras susurran cosas que no escucho. Ya van dos noches en las que me quedo a cenar con su familia y Tim me cubre con mi padre. Hemos decidido que “El taller de teatro” es lo que esconde las noches que paso en casa de los Flaubert. 

Rachel, Raquel y Steve están felices de que Blake y yo estemos juntos y no puedo negar que me sentí halagada cuando Raquel le advirtió lo que pasaría con él si me rompía el corazón.

Olvídate de esa cara bonita, niño.

Hace un par de días hubo una reunión en casa de los gemelos en la cual Blake fue invitado y por ende yo igual. No era la primera vez que salía con los amigos de Blake, pero ahora me sentía extraña entre ellos. Ya no era solo la amiga de su mejor amigo de la infancia. Ahora era su novia. Oficialmente ya lo era. Como siempre, Kyle hacía que la situación se calmara un poco y la tensión dentro de mí se disipó cuando los gemelos y Allison no comentaron nada al respecto. Sin embargo, Lillian era quien me preocupaba. Hubo bastantes veces en las que la descubrí mirándome como si me estuviera analizando. Después escuché que hablaba con Blake fuera del baño de abajo respecto a sus sentimientos por él y aquel beso que se dieron en su habitación, la tensión volvió a mí, escuché a Blake suspirar y volver a rechazar a Lillian de la manera menos hiriente que se le ocurrió.

Luego de esa reunión no pude evitar preguntar a Blake sobre Lillian y él me habló sobre lo que le ocurrió y la razón por la que se puso tan mal la noche de esa fiesta. Estuvimos conversando al respecto por unos instantes y después ya no porque ambos terminamos recostados en el césped del parque con la respiración muy agitada. No lo habíamos hecho todavía. Comenzábamos con besos, luego caricias, él me decía cosas en francés que me hacían sonrojar y me llamaba por aquel apodo que me volvía loca, mon rire, pero solo llegábamos al borde de ello para después separarnos y darnos unos minutos para reponernos. 

Desde que salgo con Blake he pensado en lo que quiero para mi primera vez. Y llegué a la conclusión de que no hay otra persona en mi cabeza más que él, así que quiero que esa nueva experiencia la pueda compartir con Blake.

—¿Por qué te gustan este tipo de películas? Lo único que sucede es muerte, sangre y más muerte. Todos matan a todos y son muy explícitos al hacerlo.

—No es que me guste ver cómo le destrozan el rostro a una chica con la bala de un arma pesada, solo me parece interesante lo que sucederá después.

—Son tan descaradamente irreales.

Tuve que reír por el gesto de disgusto que Blake tenía en su rostro.

—¿Por qué no están listos? Ya casi es hora de irnos.

Allison estaba frente al televisor cubriendo aquella escena tan grotesca de la película. Blake y yo compartimos miradas debido a que no entendíamos a lo que se refería Allison, así como tampoco sabíamos por qué estaba tan bien arreglada. Ella usaba un vestido corto de color rojo que se le amoldaba muy bien a su figura y para cubrirse del frío de la noche tenía un bolero color negro muy hermoso.

—¿Ir a dónde? —preguntó Blake sin dejar de observar de arriba abajo a su hermana.

—Es cumpleaños del dueño de la mejor discoteca de los alrededores e hizo una fiesta dentro de su establecimiento para festejar —Ambos estuvimos más confundidos que antes—. Les envíe la invitación por la mañana para avisarles. ¿Pues qué han estado haciendo todo el día?

Descubrí que, cuando Blake se rasca la nuca y tuerce la boca, significa que está en desacuerdo. Parecía que una discoteca no era su lugar favorito.

 —Estamos viendo películas exageradamente sangrientas, ¿qué no te has dado cuenta, Alls?

 —Tú odias ver películas, Blake. No seas tonto. 

 —Nunca me dijiste que odias ver películas —Me separé de él para tener una mejor imagen de su rostro.

 —Dejen de ser un par de aguafiestas y salgan con nosotros. 

Allison juntó sus manos y puso ojos de perrito para que aceptáramos. Claramente tenía bastantes ganas de ir, el problema era que a Blake seguía sin fascinarle la idea. Lo miré haciendo el mismo gesto que Allison y no tomó ni cinco segundos para que aceptara. 

 —Tengo un atuendo listo para ti encima de mi cama, Jane. Sube a ponértelo.

Las paredes de la habitación de Allison eran grises y con cortinas blancas en la ventana que hacían relucir su escritorio y cama. El lugar era casi del mismo tamaño que la habitación de Blake. Había una mesita circular hecha de cristal y alta que se encontraba a un lado de su cama, sobre ella, había un jarrón lleno de flores que estaban tejidas con estambre blanco y verde. De inmediato deseé tener uno igual en casa. Su repisa estaba llena de todos los trofeos que ha ganado y unas cuantas fotografías de ella y sus amigos de entrenamiento. No cabía duda de que la habitación de Allison era la viva imagen de mi lugar soñado.




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