La Última Flor Para El Invierno

TREINTA Y NUEVE

BLAKE FLAUBERT

Hace tiempo que no me sentía útil para alguien. Me duele aceptar que este sentimiento por fin floreció gracias a la delicada situación de mi hermana, pero así es. 

Las clases en la preparatoria y la universidad se pospusieron debido a que falta poco para Navidad. James y Andrew han visitado a Allison varias veces y nos han estado ayudando con todo lo que está a su alcance, igual que Lily y Kyle. Mi madre pidió días de descanso en el hospital donde trabaja, principalmente para enfocarse en los cuidados que requiere mi hermana ahora mismo, y mi padre simplemente colocó un anunció en su clínica avisando que estaría fuera de servicio hasta nuevo aviso. Todo en nuestra vida familiar ha estado tenso desde ese día. Ahora que tengo más tiempo para pensar en él, realmente me doy cuenta de que fue una montaña de emociones negativas. 

Primero la noticia del estado de salud de mi abuela Erie, después enterarme que ya no podía realizar mi examen de recuperación de química por la cantidad de faltas en el semestre, luego encontrar la puerta de mi casa abierta de par en par y a Allison en nuestro garaje atada de manos y con una frazada en la boca que le impedía hablar. Ya no me hacía falta contar todo lo que ocurrió después porque me seguía revolviendo el estómago.

—Gracias, Blake.

—¿Necesitas otra cosa? ¿Abro más las cortinas?

Negó con la cabeza mientras soplaba su taza de té.

—Kyle me regaló un peluche, ¿ya lo viste?

Negué y mi hermana señaló en dirección a tal regalo. Se trataba de un castor con unos enormes dientes blancos y una cola muy grande.

—¿Por qué un castor?

—Ni idea —Alzó los hombros y sonrió—, pero me gusta.

—Hay un regalo más para ti en la sala —Allison alzó sus cejas y bebió más de su té—. Es de parte de Sean, lo trajo ayer. ¿Quieres verlo? 

Hubo silencio por unos instantes. Allison dejó su taza de té en uno de sus muebles y suspiró.

—Me preocupa que se preocupe tanto por mí. Ni siquiera somos amigos.

—Sigo sin entender por qué te empeñas tanto en alejarlo. Sé que no salían y que no eran amigos, pero… no sé… Creo que él de verdad te toma en serio, Alls. No sé cómo haya surgido lo que pasó entre ustedes, pero creo que a Sean también le afecta todo esto. 

—¿De verdad lo crees?

Afirmé y Allison comenzó a asentir lentamente mientras miraba sus manos y su mente estaba perdida en sus pensamientos. Me levanté de la cama con la intención de ir por un par de bocadillos que papá estaba cocinando por la mañana.

—Oye, Blake, ¿has hablado con Jane?

—No, de vez en cuando, no la he visto.

—¿Y a Tim? ¿Han charlado?

—No. ¿Por qué?

Se quedó en silencio, observando. 

—Por nada, es que no han venido a verme y pensé que también eran mis amigos —Sonreí y mi hermana también—. Deberías salir con Jane hoy.

—¿Hoy?

—Sí. Y así se ponen al día. Es tu novia, Blake, y la has descuidado por estar al pendiente de tu pobre hermana mayor.

—Allison…

—Yo voy a estar bien —Me guiñó—, mamá y papá se quedarán aquí de todas formas. Tú ve a divertirte.

⁕⁎⁕

Pasé por Dee a la pastelería para luego ir por un par de crepas de cajeta y plátano. Habíamos estado tan distanciados estos días que creí que era bueno comer nuestro postre favorito e ir caminando al parque que se había convertido en mi lugar especial. Dee tenía su mano entrelazada con la mía, pero está vez no imprimía fuerza en el agarre tal y como hacía siempre, así como tampoco la balanceaba de atrás hacia adelante. Hasta cierto punto me parecía curioso. 

—Allison me dijo que quiere que la vayan a visitar. Creo que los extraña. Han sido días difíciles para ella y necesita a sus amigos más que nada para recuperarse. ¿Te parece si vamos a mi casa? 

Dee estaba comiendo un bocado de su crepa, pero no sabía si estaba  mirando a los niños que jugaban en el tobogán o solo se encontraba perdida en sus pensamientos. Parecía más lo segundo.

—¿Dee?

Siguió sin responder. 

—Jane.

—¿Qué? Sí… sí…, ¿qué dijiste? 

Sus ojos se posaron en mí y no pude ver el brillo que emanaban a diario. 

—Oye, ¿estás bien?

—Claro que sí, ¿por qué no lo estaría? —Sonrió.

—¿Segura? —Asintió y me soltó de la mano para tomar asiento en los columpios—. Lamento no haber ido a verte estos últimos días. Había estado ocupado con Allison.

—Lo sé. ¿Cómo sigue?

—Mejor, creo, pero no quiere salir de su habitación. Mis padres la llevarán mañana a hacer la denuncia.

—¿Denuncia?

—Sí. Un amigo de mi padre es abogado y ha estado asesorando a mi hermana al respecto.

—¿Quieres decir que Allison vio quiénes entraron a la casa esa noche?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.