La Última Fotografía

Capítulo 1: La Cámara Olvidada

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. Alex Blake, un fotógrafo de renombre, caminaba sin rumbo fijo por las estrechas calles de un pequeño pueblo costero. Acababa de terminar un encargo agotador y había decidido tomarse unos días para desconectar. Sin embargo, su instinto lo llevó a explorar los mercados de antigüedades del lugar, una pasión que había desarrollado desde joven.

Al girar en una esquina, se encontró con una pequeña tienda polvorienta, casi escondida entre dos edificios más grandes. El letrero apenas se veía, pero algo en su intuición le dijo que debía entrar. El interior de la tienda estaba repleto de objetos olvidados por el tiempo: relojes de bolsillo, muebles antiguos, y cámaras de épocas pasadas. Mientras recorría el lugar, una cámara en particular llamó su atención.

Era una Leica negra, con signos evidentes de haber sido utilizada durante décadas. El cuero que la cubría estaba desgastado, y los bordes metálicos mostraban rastros de óxido. A pesar de su estado, había algo en ella que lo intrigaba. Alex la tomó con cuidado y sintió el peso sólido en sus manos, una sensación que le resultó reconfortante en su familiaridad.

—Interesante elección —dijo una voz ronca a sus espaldas.

Alex se giró para ver a un anciano con una expresión amable, que lo observaba desde detrás del mostrador.

—Es una Leica de 1950, rara y difícil de encontrar en estos días —continuó el hombre—. Ha pasado por muchas manos, pero nunca nadie se la ha llevado.

Alex la miró más de cerca, notando una ligera abolladura en uno de los laterales y algunas marcas de uso. Sin embargo, algo en su interior lo empujaba a adquirirla.

—¿Cuánto cuesta? —preguntó, casi sin pensarlo.

El anciano sonrió levemente, como si hubiera estado esperando esa pregunta.

—Para ti, un precio justo. Pero ten cuidado con lo que encuentras dentro de ella.

Alex arqueó una ceja, confundido, pero no dijo nada más. Pagó lo acordado y salió de la tienda, la cámara colgando de su hombro. Mientras caminaba hacia su hotel, no pudo evitar la sensación de que acababa de adquirir algo más que un simple objeto de colección.

De vuelta en su habitación, Alex se sentó en la cama y examinó la cámara con detenimiento. Al abrir el compartimento del rollo, descubrió que aún había uno cargado en su interior. Parecía antiguo, y la curiosidad lo llevó a buscar un laboratorio fotográfico en el pueblo para revelarlo.

Sin perder tiempo, salió del hotel y se dirigió al laboratorio más cercano, donde un técnico amablemente se ofreció a revelarlo de inmediato. Mientras esperaba, Alex no dejaba de pensar en la advertencia del anciano. ¿Qué podía haber de especial en ese rollo olvidado?

Minutos después, el técnico salió del cuarto oscuro con una expresión extraña.

—Creo que deberías ver esto —dijo, entregándole una serie de fotografías en blanco y negro.

Alex las tomó con manos temblorosas. La primera imagen mostraba un paisaje que no reconocía, una combinación de montañas y un río serpenteante bajo un cielo nublado. Pero lo que más lo impactó fue la última fotografía: un edificio solitario en medio de un páramo, con una figura borrosa en la distancia. En el reverso de esa imagen, alguien había escrito a mano: "Encuentra la verdad antes de que sea demasiado tarde".

El corazón de Alex latía con fuerza. Sabía que, de alguna manera, esa cámara y esa fotografía lo estaban llevando hacia algo mucho más grande de lo que había imaginado.



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En el texto hay: fantasia, misterio, aventura

Editado: 13.08.2024

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