Alex salió del sanatorio con el corazón acelerado y una mente llena de preguntas. Había encontrado un misterio más profundo de lo que había anticipado, pero también había despertado una preocupación latente que no podía ignorar. Mientras se alejaba del edificio, sentía como si algo lo estuviera siguiendo, una presencia que lo observaba desde las sombras.
El camino de regreso al pueblo fue silencioso. La niebla se había espesado, envolviendo el entorno en un manto gris que apenas dejaba ver más allá de unos metros. Alex conducía con cuidado, pero su mente no podía concentrarse en el camino. La fotografía del paciente, con ese nombre que coincidía con el suyo, era un enigma que lo tenía inquieto. La posibilidad de una conexión personal con el sanatorio, aunque improbable, lo atormentaba.
Al llegar al pueblo, decidió no regresar a la posada de inmediato. Necesitaba aclarar sus pensamientos, y la pequeña cafetería en la esquina de la calle principal le pareció el lugar adecuado. Aparcó el coche y entró en el local, donde el ambiente cálido y el aroma del café recién hecho lo recibieron con alivio.
El lugar estaba casi vacío, salvo por una mujer sentada en una mesa al fondo, que leía un libro mientras sorbía su bebida. Alex pidió un café y se sentó cerca de una ventana, desde donde podía observar la calle desierta. El sonido de la lluvia golpeando suavemente contra los cristales lo tranquilizó un poco, pero su mente seguía repasando los eventos del día.
Mientras bebía su café, no pudo evitar fijarse en la mujer del fondo. Había algo en ella que le resultaba familiar, aunque no lograba identificar qué. De pronto, ella levantó la vista de su libro y sus miradas se cruzaron. La mujer le dedicó una sonrisa leve y volvió a concentrarse en su lectura.
La curiosidad de Alex lo empujó a acercarse. Tomando su taza, se levantó y caminó hacia su mesa.
—Perdón por interrumpir, pero... ¿nos conocemos? —preguntó, sintiendo un poco de vergüenza por lo directa de la pregunta.
La mujer lo miró por un instante antes de responder.
—Puede ser. En un pueblo tan pequeño, todos nos conocemos de alguna manera —respondió con una sonrisa enigmática—. Pero no, creo que no nos hemos visto antes. ¿Eres nuevo aquí?
—Más o menos. Estoy investigando el sanatorio de Blackwood —dijo Alex, observando su reacción.
El rostro de la mujer se tensó ligeramente al escuchar la mención del sanatorio, pero mantuvo la compostura.
—Ese lugar tiene una historia oscura. La gente de aquí no suele hablar mucho de él —respondió ella, cerrando el libro que tenía en las manos.
Alex notó el título del libro antes de que lo guardara: "Historias de Blackwood". No era una simple novela; parecía ser una recopilación de relatos y leyendas locales.
—He descubierto algunas cosas sobre el sanatorio, pero siento que aún me falta mucho por entender —continuó Alex—. ¿Tú sabes algo más sobre lo que ocurrió allí?
La mujer lo miró fijamente, como si estuviera evaluando si podía confiar en él.
—Lo que ocurrió en Blackwood es complicado. Hay muchas versiones de la historia, y ninguna es completamente cierta ni completamente falsa. Lo que sí es real es el peligro que ese lugar representa. No deberías seguir hurgando en sus secretos —advirtió, con un tono que mezclaba preocupación y seriedad.
—Ya estoy demasiado involucrado como para dar marcha atrás —dijo Alex, mostrándole la fotografía que había encontrado.
Ella la examinó con atención, y su expresión cambió al ver la imagen.
—¿Dónde encontraste esto? —preguntó con un hilo de voz.
—En el sótano del sanatorio, entre viejos documentos médicos —respondió Alex, sin poder ocultar su inquietud.
La mujer suspiró y le devolvió la fotografía.
—Hay cosas en ese lugar que deberían haber quedado enterradas para siempre. Pero si insistes en seguir adelante, ten cuidado. Blackwood no es un lugar común, y sus sombras pueden ser más peligrosas de lo que imaginas.
Alex asintió, agradeciendo la advertencia, pero sabiendo que no podría detenerse ahora. Se despidió de la mujer y salió de la cafetería, con la sensación de que había dado un paso más hacia el corazón del misterio, aunque también un paso más hacia el peligro.
Mientras caminaba de regreso a su coche, las palabras de la mujer resonaban en su cabeza. ¿Qué tan lejos estaba dispuesto a llegar para descubrir la verdad? Y, más importante aún, ¿podría enfrentarse a lo que estaba a punto de encontrar?
Editado: 13.08.2024