La última lágrima dorada.

Capítulo 7#

Narrador

​Al amanecer, los habitantes de los dos reinos sintieron una energía extraña, una que no se percibía desde hacía siglos.

​En el reino de Elysia se esparcieron dos rumores, y uno más que hizo temblar a todo el pueblo.

​La princesa del Reino de Elysia se casará.

​Y el segundo rumor era que encontraron un camino de sangre en el bosque y que algunos habitantes del pueblo desaparecieron en medio de la noche.

​En el reino de Elysia, el miedo se sintió de nuevo, algo que no experimentaban desde la era oscura.

​Donde dos enlazados fueron consumidos por la oscuridad...

​O eso fue lo que nos hicieron creer.

​Del otro lado de la barrera, la princesa del Reino de Elysia estaba en el bosque del reino de Erebos, un lugar al que no todos los habitantes se adentran, ya que hay leyendas que dicen que habitan criaturas extrañas.

​La princesa Elysia estaba desmayada en el bosque de un reino que no era el suyo.

​Una chica de cabello rojo y ojos avellana, de piel clara y con una armadura de color roja, saltó de un árbol.

​Miró a su alrededor mientras se estiraba y soltaba un bostezo.

​—Creo que tuve una pesadilla —dice ella mientras mira el árbol del que saltó—. Claro que la voy a tener, si acabo de dormir de la forma más incómoda posible, en ese tronco.

​Suspira y se acomoda el cabello rojizo.

​—Estúpido árbol, ¿por qué no puedes ser más blando? —dice la chica de cabello rojo y lo patea—. ¡Auch! Eso dolió.

​Dice la chica, se toma el pie mientras retrocede y cae de bruces al suelo.

​Mira con qué se tropezó y ve a una chica vestida de blanco con un vestido con tonos dorados y cabello rubio.

​—Entonces no fue un sueño —dice la chica mientras ve a la otra levantarse a unos pasos de ella, achicando los ojos y restregándoselos.

​—¿Quién eres tú? —dice la princesa, mirando a la chica de cabello rojizo con sorpresa.

​La chica de cabello rojo se levanta de un salto, asustando a la princesa, mientras grita de felicidad.

​—¡Sí, sí, por fin! —dice la chica de cabello rojo mientras salta de alegría y mira al cielo—. Te juro que no te voy a fallar, destino. Haré mi trabajo y estarás muy orgulloso de mí.

​Dice la chica y la princesa se levanta del suelo. La de cabello rojo la mira con emoción, mientras la princesa la mira con curiosidad.

​—¡Por fin me dan mi trabajo de guardiana y tú eres seguro la princesa que debo guiar y cuidar! —dice la chica de cabello rojo con alegría y se lanza a la princesa para abrazarla.

​Luego se separa rápidamente y se toma las mejillas.

​—Ay, no, es que me emocioné. Soy Fayrha, una fénix, y estoy aquí para ayudarte y cuidarte —dice Fayrha mientras le estrecha la mano.

​La princesa la toma mientras la mira y frunce el ceño.

​—Estoy en mi reino, no creo que necesite protección en este lugar, pero gracias —dice la princesa mientras camina a la derecha, un poco desorientada.

​Fayrha la sigue.

​—No creo que estemos en tu reino, princesa.

​Dice Fayrha mirando a su alrededor.

​—No estoy perdida, tranquila. Solo tenemos que seguir el camino derecho, ¿o era izquierdo? —dice la princesa y niega con la cabeza—. No importa, vamos a seguir el camino derecho.

​—Como digas.

​Dice Fayrha, mirando todo a su alrededor, ya que no salía mucho al exterior porque tenía entrenamiento de guardianes y siempre quería sorprender al destino y hacerlo sentir orgulloso.

​Él era como una figura paterna, fue el que la cuidó cuando ella era bebé y le enseñó a defenderse a capa y espada para que nadie le hiciera daño.

​El grupo de fénix no la quería porque ella perdía el control de sus dones y creían que atraería el caos, cuando fueron ellos mismos los que se destruyeron por ser tan orgullosos y dejar a una de las suyas de lado.

​Elysia

​Caminamos un largo rato en silencio, pero solo soy yo la que lo guarda, ya que Fayrha está tarareando una canción mientras camina con una sonrisa. Niego, riendo, mientras vuelvo a mirar al frente.

​—¿Así que eres una guardiana? —digo para no hacerla sentir incómoda, aunque creo que ella no se siente así.

​—Sí, lo soy. ¿Y tú en serio eres una princesa?

​Lo dice mirándome mientras sonríe.

​—Sí, lo soy.

​—Tu apariencia es idéntica a la de la leyenda.

​Dice ella mientras me mira.

​—¿Así que tú crees en eso de la leyenda?

​—Claro. Quien no cree en la leyenda del reino dorado, no sabe ni siquiera en dónde está parado en este momento.

​Lo dice mientras se ríe y luego deja de reír cuando vemos dónde estamos.

​Este no es mi reino.

​¿Dónde me encuentro?

​¿Cómo llegué aquí?

​Estoy en el reino de Erebos…



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En el texto hay: amor, oscuridad y luz, reino y destino

Editado: 20.08.2025

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