El Reino Dorado en el pasado, mucho antes de la barrera.Valhrys
Soy una guardiana del árbol dorado. Se le protege como un cristal y mi deber es cuidarlo a toda costa.
Camino alrededor del árbol. Sus hojas son doradas y su tronco es su soporte y ancla.
Pero, a pesar de ser mágico y peligroso, no significa que sea malo. Como todos los árboles, hay que cuidarlo como a uno normal porque también tiene vida.
—Si estás aquí es porque tienes un propósito, y el mío es cuidarte —digo mientras paso mis manos por su tronco.
Suspiro mientras lo abrazo.
—Sabes que, aunque no deba tocarte, lo hago porque sé que no eres malo —digo y me recuesto entre sus raíces—. El miedo de las personas hace que te teman tanto que se les olvida que llevas una carga que no pediste y que los proteges de la oscuridad, llevándola tú mismo para que nadie salga lastimado.
Digo mientras miro sus hojas doradas moverse con la brisa.
Alrededor del árbol hay un pequeño río que lo rodea, separándolo del bosque, porque aunque estemos en la colonia, la verdad es que es un portal para que nadie lo vea.
—Sigues hablando con el árbol, voy a empezar a creer que te gusta más que yo —dice él mientras se cruza de brazos.
—Pues bueno, ya sabes cuál es tu lugar.
Digo, y él se hace el ofendido.
—Dorado y yo sabemos compartir —dice el destino y camina hacia mí, pero cae al dar un paso al frente por la raíz del árbol.
Me río al verlo en el césped.
—Decías...
—Ya, bueno, ya quedó claro.
—Tú eres el amante.
—No lo soy.
—Sí lo eres.
Digo riendo, y él se sienta a mi lado.
—Te amo, eso es lo que las almas y los espíritus dicen cuando encuentran a su destinado.
—¿Ah, sí?
Digo sonriendo.
—Claro, soy el destino. Y si llegara el momento en que ya no me quisieras y amaras a otra persona...
Lo interrumpo.
—¿Me dejarías ser feliz con esa persona?
—No, ni lo pienses. Movería cielo, mar y tierra para matarlo por quitarme a la única mujer que amo y que me trae loco.
—Yo haría lo mismo.
—Lo sé, pero tú lo harías peor.
***
Dos semanas después, Kayron caminaba por el bosque del Reino Dorado cuando sintió un susurro, como si algo lo llamara a adentrarse más.
Era una energía eléctrica pero misteriosa. Caminó por el bosque y llegó a un círculo de árboles plateados.
Algo en su interior sintió que debía volver con su amada Alara.
Dio un paso al frente y se detuvo cuando sintió que alguien lo estaba siguiendo.
Volteó y vio a Alara.
—No vayas, Kayron —dice ella y corre hacia él para abrazarlo.
—Me está llamando —dice él en un susurro.
—Ignóralo, Kayron. Prométeme que, por lo que más quieras, nunca cruzarás esa barrera —dice Alara y él asiente.
Narrador
La pareja se alejó de la barrera y los susurros dejaron de escucharse.
Valhrys mira cómo se alejan y ve con curiosidad al chico.
"¿Cómo lo escuchó si no tiene ni una pizca de oscuridad ese chico?"
Camina a la barrera y la traspasa para ver el árbol dorado.
—Oscuridad, tienes una forma muy extraña de atraer a las personas, pero esta vez llegaste muy lejos —dice Valhrys mientras coloca su mano en el tronco—. No permitiré que le hagas daño a nadie.