La última lágrima dorada.

Capítulo 13#

"Quién diría que esa lágrima traicionera era el futuro que nos esperaba. El destino dirige su propio curso, pero no puede controlar la oscuridad que se avecina en su camino."

​Al parecer, nuestro camino ya estaba escrito…

​Erebos

​Veo un cabello dorado saliendo de la capa.

Elysia.

​¿Cómo es posible que esté aquí?

​—¿Quiénes son ustedes? —Habla Daarlen.

​—Me presento, soy Elysia. —Habla con voz melodiosa mientras mira a su alrededor detenidamente.

​—Entréguense o pagarán las consecuencias de amenazar al reino. —Habla un guardia real mientras miro la escena de lejos.

​"Voy a matar a Daarlen."

​"Ese idiota."

​—¡¿Tú me estás amenazando a mí?! —Veo a una chica de espaldas, se quita la capucha mostrando su cabello rubio, y en él porta una corona.

​Ese cabello lo reconocería a kilómetros.

​Elysia.

​—Yo, ¿una amenaza? Por favor, esto tiene que ser una broma… —Habla entre dientes.

​Me voy acercando detenidamente.

​El guardia levanta su espada y la apunta hacia ella.

​—¡Baja esa espada si no quieres que con ella te corte la cabeza! ¡Ahora! —Hablo alzando la voz. Tenso la mandíbula mientras veo cómo baja la espada y retrocede.

​—Rey…

​—Fuera y vuelvan a su trabajo… —Respondo mientras señalo a dos guardias para que se detengan—. Ustedes, escórtenlas al castillo. Tengo que encargarme de algo primero.

​Respondo y veo cómo Elysia me mira fijamente.

​—Tendrás que esperarme en el castillo… —Respondo y le doy la espalda.

​—¿No me piensas dirigir la palabra, Erebos? —Dice ella y la volteo a ver.

​—Espérame en el castillo, Elysia.

​—Como diga el Rey… —Habla y me dedica una sonrisa forzada, pero en sus ojos veo una alegría y alivio disfrazados de enojo.

​"¿Cómo es que llegó aquí?"

​"¿Cómo atravesó la barrera?"

​—Pensé que era una amenaza, por eso di esa orden. —Habla Daarlen mirándome con culpa.

​—Si vas a dar una orden, por lo menos verifica que en serio sea una amenaza de tal magnitud como para llamar al tercer ejército y hacerles una trampa. —Respondo enojado.

​—¡Ja! —Grito exasperado—. ¡La próxima, asegúrate de que sea una amenaza!

​—Ya no volverá a pasar, lo prometo, Rey. —Responde Daarlen.

​Él ríe con burla mientras me mira, conteniendo una carcajada.

​—¿Qué se te hace divertido? —Lo miro mientras mi enojo vuelve a salir a la luz.

​—No… nada, Rey. —Responde sin importancia—. Solo que es como si una de esas chicas te importara de una manera… no sé, como si te gustara.

​Lo fulmino con la mirada y carraspeo.

​—Vaya, que estás mal de la cabeza. Sabes que eso es blasfemia, Daarlen.

​—Solo digo, primo, porque es un poco curioso, no lo sé, que te importe tanto lo que le pase a una de esas chicas.

​—¡Daarlen! Ya basta, vete.

​—Como digas, pero… ¿la pelirroja o la rubia?

​—¿De qué estás hablando? —Pregunto mientras lo miro frunciendo el ceño.

​—Que si te gusta… no, mejor me callo. —Dice y sale del salón del trono rápido, tocándose el cuello.

*******

​Y mientras el destino juega con nuestras vidas, los lazos del corazón nos unirán y nos volveremos a encontrar una y otra vez, porque así es nuestro destino…

​La miro y me pregunto qué es lo que hace que sienta algo que no sé describir.

​Cuando la vi en la barrera, tan distraída, tan ella. Su cabello dorado y sus ojos que te hacen sentir un millón de sentimientos.

​"Ay, ¿qué estoy pensando?"

​Suspiro y veo que no aparta la mirada de mí.

​—¿Acaso nunca habías visto a una persona? —Respondo y ella ríe.

​—La verdad, tú eres la única alma que he conocido. Crecí en un reino donde solo había espíritus. —Contesta, sonríe y observa el salón del trono.

​—Sí, Elysia… ¿cómo pasaste la barrera? —Hablo mientras ella coloca sus manos en su espalda.

​—Buena pregunta para el que tenga esa respuesta, pero la verdad es que no lo sé. —Dice y me acerco a ella. Cuando estoy al frente de ella, veo cómo un mechón rubio de su cabello cae sobre su rostro—. Después de la última vez que nos vimos, regresé al bosque, pero nunca llegué al castillo, Erebos.

​Dice ella suspirando.

​—¿Y entonces…?

​—Entonces no recuerdo nada, solo recuerdo que desperté en el bosque, pero no era el mismo donde está mi reino. Luego encontré a Fayrha…

​—Por cierto, ¿quién es ella?

​—Mi guardiana, o eso fue lo que dijo.

​Elysia

​—¿Necesitas protección, princesita? —Dice Erebos mirándome con burla.

​—¿Y tú, principito, necesitas un grupo de guardias para capturar a dos mujeres? —Digo mientras levanto una ceja.

​—Sí, cuando una de ellas es peligrosa. —Dice Erebos con una sonrisa.

​—¿Me consideras una persona peligrosa?

​Erebos ríe mientras niega.

​—Yo no dije que fueras tú.

​—¡Ey! Eso dolió. —Digo y me toco el pecho como si me doliera lo que dijo.

​Sus ojos de color verde me hipnotizan, es como quedar atrapada en un hechizo.

​Aparto la mirada cuando veo que se da cuenta de que me quedé embelesada.

​Carraspeo y frunzo el ceño.

​—¿A dónde llevaste a mi guardiana?

​—Al calabozo.

​—¿A mí también me llevarás?

​—Contigo yo no haría eso. No, contigo no.

​—Quiero a mi guardiana de vuelta.

​Me toma de la mano y me da un pequeño beso en ella.

​—Como diga mi reina.

​Caminamos por los pasillos del castillo hasta llegar al calabozo.

​Suspiro para contener mi enojo porque dejó a Fayrha en ese lugar.

​—Te dije que te quedaras en el salón, Elysia. —Responde él cuando se da cuenta de mi enojo.

​Cierro las manos en puños y sonrío forzadamente para que continúe.

​Llegamos y vemos cómo Fayrha sostiene a un chico del cuello, dejándolo inconsciente.

​Abre las rejas de las celdas y voltea cuando nota que la estamos observando.

​—"Rey", deberías tener un poco más de seguridad. —Habla y le lanza las llaves a Erebos. Este las atrapa en el aire.



#1765 en Fantasía
#299 en Magia

En el texto hay: amor, oscuridad y luz, reino y destino

Editado: 07.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.