Su luz ilumina mi camino lleno de sombras. En cada paso, su presencia y su esencia se sienten. Me acompaña cuando me siento perdido.
Su cabello dorado y sus ojos… esos que me vuelven loco. Se siente como una cosita que estuvo separada de mí, como si desde un inicio el destino me dijera que ella es mi otra mitad.
Veo cómo camina delante de mí, mirando el jardín del castillo con una sonrisa.
Es tan pequeña en este mundo y tan inocente que no quiero que le hagan daño.
Ella toma una flor en sus manos y la huele mientras cierra los ojos, perdiéndose en su aroma. Lo que no sabe es que su olor es el más dulce de todos.
Y mientras ella va sonriendo dulcemente, mirando todo el lugar, yo sonrío mirándola a ella.
Suspiro y carraspeo.
Ella voltea a verme y me mira con curiosidad.
—¿Qué?
—Nada… solo son cosas que se me vinieron a la cabeza. —Hablo mientras evito su mirada.
—El rey tiene cosas que lo están atormentando. —Responde ella mientras se acerca a mí.
—¿Y qué harías si eso pasara?
Ella se acerca a mí, nuestras respiraciones se mezclan y me mira a los ojos mientras me quedo embelesado mirando los de ella.
Esos ojos…
Ella levanta su mano derecha y me toma del rostro, y pone su cara de lado.
—Esto… —Responde Elysia, separa su mano de mi rostro y crea una esfera de luz encima de mi cabeza. Sonrío y coloco un mechón de su cabello dorado detrás de su oreja—. Un poco de luz para que sus sombras no lo atormenten, mi querido rey.
"Si supieras que mi pequeño tormento eres tú."
ElysiaÉl se me queda viendo. Sonrío y me alejo de él.
—¿Te dejé sin palabras? —Digo riendo, dejándolo ahí en el jardín.
Niego, riendo, cuando estoy en la entrada del castillo, y volteo. Veo cómo se toca el pecho y frunce el ceño.
Camino por los pasillos del castillo. Es un poco oscuro; sus columnas son negras y las paredes son del mismo color. Lo único del castillo que no es de color negro es el suelo, que es blanco.
Me pierdo en mis pensamientos. Cuando me doy cuenta, estoy a las afueras del castillo.
Suspiro y veo el bosque cuando volteo a la derecha.
Miro alrededor para ver si alguien está cerca, y solo veo a dos guardias caminar hacia el pueblo del reino.
Camino hacia el bosque, sintiendo una sensación extraña.
Me adentro en él.
Siento que algo no está bien, que algo malo está cerca si sigo caminando.
Perdida en mis pensamientos, llego a la barrera. El cielo se está oscureciendo. Del otro lado, todo se ve bien, pero… ¿por qué siento algo diferente?
Camino a la barrera. ¿Cómo la crucé si antes me expulsó? ¿Por qué estoy de este lado?
Suspiro y la toco. Mi mano traspasa la barrera. Siento cómo la atmósfera del otro lado está fría, no siento la magia como si fuera la misma.
Escucho una rama romperse a mi espalda y me sobresalto. Quito la mano de la barrera y me volteo, viendo a Fayrha y a Erebos salir del bosque.
Frunzo el ceño y los veo.
—¿Qué? ¿Unas horas que me pierdo y ya me están buscando?
Digo y veo que la luna está en lo alto.
—¡Cuatro horas y crees que es por nada! —dice Fayrha y mira enojada a Erebos—. Esto fue tu culpa. Dijiste que me tomara unos minutos, que ibas a estar con ella.
Ruedo los ojos y siento un escalofrío. La sensación de que algo malo está pasando, mientras un leve mareo me ataca.
Volteo y veo del otro lado de la barrera.
—Cuida tus palabras —dice Erebos con voz ronca.
—Tengo que volver… —digo susurrando y paso la barrera, dejando a Fayrha y a Erebos del otro lado.
—¡Oye, yo soy tu guardiana! No me puedes dejar aquí. —Dice Fayrha acercándose a la barrera.
Una oscuridad sale del bosque de mi reino.
Una espesa oscuridad…
—¡No vayan a cruzar! —digo, volteando a verlos, y ellos se quedan del otro lado.
Y como si fuera niebla, esta se acerca a la barrera.
No puedo dejar que la cruce. Las almas no pueden contaminarse de esta magia.
"¿Quién está usando este poder?"
"Esto está prohibido…"
Toco la niebla y siento cómo esta quema mi piel. Un grito sale de mi garganta y me alejo, pero esta se acerca.
—¡Elysia, cruza! —Escucho la voz de Erebos, preocupado.
—Si llega a pasar la barrera, podría dañar a tu reino… —digo, viendo la oscuridad cada vez más cerca.
—De eso me preocupo yo. Tú tienes que pasar la barrera o la oscuridad te quemará, Elysia. —Dice Erebos.
—¡No! —Digo y veo el bosque de mi reino. Lo descuidé y ahora no sé si esta magia oscura los consumió. Y si lo hizo, no dejaré que acabe con otro reino.
Hago una esfera de luz y la lanzo a la espesa oscuridad, y esta desaparece.
Hay veces que tienes que dejar que tu poder se descontrole para salvar a otros, sin importar lo que pase después.
Me adentro en la oscuridad, sintiendo cómo esta me quema.
Una luz sale de mí y la expando para que la oscuridad no llegue a la barrera.
La espesa niebla desaparece y veo la sombra de una persona en el bosque. Frunzo el ceño y lanzo un rayo de luz a la persona.
—¡QUIÉN ERES Y POR QUÉ UTILIZAS ESTA MAGIA PARA DAÑAR A MI REINO! —Le grito con autoridad, acercándome al bosque mientras escucho que Fayrha y Erebos me llaman.
Le lanzo otro rayo de luz a la sombra del bosque, pero se desvanece.
Escucho una risa escalofriante de esta misma.
Siento un escalofrío en mi espalda. Me volteo pero no veo nada.
Busco con la mirada y no veo nada. Siento algo pasar rápido por mi lado izquierdo y una cortada en mi abdomen. Grito por el dolor y me sostengo en ese lugar.
Veo mi mano y noto cómo sangra mi abdomen.
“Un pequeño recordatorio de que volveré por lo que prometí hace años hacer en cada vida…”
Escucho un susurro escalofriante, lleno de odio y rencor.