La última lágrima dorada.

Capítulo 17#

Erebos

​Y mientras veo cómo se aleja cada vez más de mí, siento que se ha llevado un pedazo de mi sin darse cuenta. Ha dejado un corazón desolado, esperando que regrese para volver a unirse otra vez.

​La veo de espaldas, corriendo y adentrándose en el bosque. Su cabello dorado y su vestido blanco se mueven con el viento mientras ella desaparece, dejándome del otro lado de la barrera.

​Sé muy bien que tiene que regresar a poner orden en su reino y salvarlo, pero mi sentido egoísta hace que quiera tenerla a mi lado sin importar los demás.

​Soy egoísta.

​Lo sé.

​Me acerco a la barrera y coloco la mano en ella. Veo cómo la traspaso del otro lado.

​Suspiro y volteo a ver el bosque que lleva a mi reino, y luego el del otro lado.

​No puedo irme y abandonar mi reino, pero no quiero separarme de ella.

​Gruño y retrocedo mientras vuelvo a mi reino.

​Esto no es una despedida, ni tampoco un adiós.

​Solo es un "volveremos a estar juntos" o un "el caos se desatará".

​Y no me importará volverme un egoísta.

​🪷🪷🪷🪷

​Elysia

​Han pasado dos días desde que regresé a mi reino, y no saben cuánto quisiera salir corriendo y abandonarlo todo.

​Pero una reina no puede abandonar sus obligaciones y su deber, mucho menos a su reino.

​El cual he dejado en manos de un incompetente y el reino está patas arriba.

​Hay un número de desaparecidos, y el ambiente del pueblo está contaminado de magia oscura, la misma magia que vi cerca de la barrera de regreso al reino.

​Miro al ejército de guardias que he reunido para ayudar al pueblo del reino.

"​Ya que cierto rey se la ha pasado de maravilla con sus banquetes reales en vez de proteger al reino."

​Suspiro frustrada y miro a Fayrha.

​—El ejército dorado se dividirá en dos grupos. Uno buscará a los desaparecidos y los demás van a ayudar al pueblo a reubicarse. Es una orden. —Hablo con voz de autoridad.

​—¡Sí, reina!

​Escucho una risa en el fondo del ejército.

​He reunido aliados desde que puse a cargo al dichoso rey de juguete, pero no todos, al parecer, están de acuerdo con que yo tome el cargo de reina. Por eso, coloqué a ese hombre en el trono. Le he dado órdenes, órdenes que no puede cumplir por estar en sus banquetes.

​Camino detrás de las filas y veo a toda una fila riéndose de la orden que acabo de dar.

​—No seguiremos órdenes de una mujer, y menos si es una que quiere robar el trono. —Habla un guardia dorado con voz burlona, mirándome con desprecio.

​—Lamentablemente, tu querido rey se hace responsable del reino, descuida a su propio pueblo y no es capaz de protegerlo. Y sobre robar el trono… mmm, déjame pensar. —Respondo con indiferencia mientras finjo que estoy pensando—. ¿Cómo robo algo que es mío desde hace mucho tiempo?

​Río y veo que va a hablar. Levanto la mano para que se calle. Veo cómo aprieta las manos en puños y tensa la mandíbula.

​"Defiendes a un rey que está de adorno."

​—No tengo tiempo que perder contigo. Mientras tú quieres discutir conmigo, el reino está luchando con esa oscuridad que los está acabando. Así que si van a esperar a que su querido rey aparezca, ya no habrá reino que salvar. —Respondo con autoridad mientras los miro con determinación—. Si se quieren quedar aquí a esperar por su "Rey", pues esperen.

​Camino al inicio del ejército, viendo cómo los demás guardias dorados se hacen a un lado.

​—Los demás, protejan a nuestro reino.

​"Este no es mi reino, es el de todos."



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En el texto hay: amor, oscuridad y luz, reino y destino

Editado: 28.09.2025

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