La última lágrima dorada.

Capítulo 18 #

​Capítulo 18

​Miro a cada uno de los hombres que están en la sala del consejo mientras mi mente me lleva a un recuerdo que he tenido desde el mismo momento en que mis ojos la miraron por primera vez.

​Su risa llega como si fuera un recuerdo lejano, pero a la vez cercano.

​—Rey, entonces, ¿va a aceptar la propuesta? —Escucho la voz del consejero del reino.

​Frunzo el ceño y carraspeo para volver a la realidad y dejar de pensar en ese cabello dorado que me ha estado persiguiendo, invadiendo mi mente.

​Miro a mi primo del otro lado de la mesa y este hace una seña con su anillo, mientras se lo coloca en la otra mano. Entiendo rápidamente de qué se trata.

​—No la acepto. —Respondo secamente.

​—Pero, majestad, ya es momento de que usted tenga a… —Lo interrumpo.

​—¿Acaso te opones? —Respondo fríamente—. Ninguna de las mujeres que ustedes eligen es digna para que esté a mi lado.

​Veo a un anciano del consejo reír por lo bajo.

​—Y, según usted, ¿quién es digna para que esté a su lado, si es que existe, Rey Erebos? —Habla con voz áspera.

​—Sí existe, pero, lastimosamente, se tuvo que marchar.

​—¿Quién es? ¿Es del reino? —Pregunta el anciano.

​—No es de este reino y de ninguno de los que ustedes hayan conocido. Cuando vuelva, les presentaré a su reina. —Hablo y me levanto, saliendo del salón del consejo y así, acabando con la reunión.

​Del otro lado de la barrera, el Reino de Elysia.

​Solo dos días que desaparezco y todo el reino es un caos. Una magia oscura ha destruido mi reino y los espíritus han desaparecido.

​Camino al salón del trono y veo al "Rey" sentado en el trono bebiendo vino.

​Exploto cuando lo veo reír apenas me ve.

​Le lanzo una esfera de luz a la copa en su mano, esta estalla en un instante.

​—¡¿Qué crees que haces?! —Se asusta y se levanta del trono.

​Río con enojo y luego lo miro de forma fulminante.

​—¿Qué? ¿Qué hago? —Hablo mientras camino hasta llegar cerca de él.

​—Me debes respeto, yo soy tu rey.

​—¿Mi rey? —Respondo y suelto una carcajada. Dejo de reír cuando escucho que alguien entra.

​Veo que es una sirvienta.

​—Rey, ya está listo el banquete que ha mandado preparar.

​—Está bien, retírate —Respondo, mientras la miro como si quisiera matar al infeliz que tengo al frente.

​Escucho cómo la puerta se cierra.

​—¿Un banquete? Así que un banquete… —Hablo con voz tensa y le lanzo una daga al idiota que se dice llamar rey.

​Este palidece cuando la daga cae a un lado de su rostro.

​—No puedes hacer esto… —Habla con miedo y nerviosismo en la voz.

​—¿Te crees un rey por solo estar sentado en un trono y llevar una corona sobre tu cabeza? Ser rey es más que estar en un trono y llevar eso que tienes en la cabeza… —Hablo y me acerco a él. Este se arrodilla y retrocede.

​Con mi poder hago que su corona caiga al suelo. El sonido apenas cae es como música para mis oídos.

​—No me hagas nada… —Dice temblando.

​—¿Asustado, rey? —Respondo seca—. Mientras tú estás disfrutando tus banquetes, los habitantes están en peligro por una magia oscura, una que no se ha visto desde hace siglos… ¡Y TÚ AQUÍ COMO UN IMBÉCIL, SIN PROTEGERLOS! ¡ESO ES LO ÚNICO QUE TE HABÍA PEDIDO CUANDO TE DEJÉ TENER EL TRONO!

​Hablo con furia en mi voz y me dirijo a la salida, pero antes de salir me volteo a verlo.

​—Vuelve a disfrutar de tu vino, rey inútil —Digo con voz tensa y miro el candelabro en el salón. Nunca me gustó esa cosa.

​Lanzo un rayo de luz a este y cae haciéndose trizas. De reojo, veo cómo el "rey" salta del susto y se toma del pecho.

​Salgo del salón del trono hecha una furia.



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En el texto hay: amor, oscuridad y luz, reino y destino

Editado: 28.09.2025

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