Veo un reino destruido por la oscuridad, y su luz y sus espíritus se extinguieron, dejando un reino lleno de pérdida y dolor.
Pero lo que la oscuridad no sabía es que un espíritu no muere, ya que permanece en ese lugar. Por más que intente destruir su corazón, no se puede quebrar.
El pueblo está destruido, pero su gente sigue unida y a salvo. "Mientras sigamos juntos, nada nos pasará".
—Lleven a todos los habitantes al refugio dorado y envíen al ejército blanco a protegerlo a toda costa —Doy la orden mientras me subo a mi caballo blanco. Veo cómo el soldado al que le di la orden desaparece entre los habitantes.
De reojo, veo venir a Fayrha en un caballo.
—Todos están asustados, y en el castillo hay un desastre. Al parecer, el exrey quiere hacer una rebelión, están en el salón del trono —Habla Fayrha rápidamente, mientras yo respiro entrecortadamente.
Frustrada, miro el castillo de lejos.
—Quiere ser el rey, pero no cuida a sus habitantes. ¿Qué clase de rey quiere ser? —Respondo entre susurros, frustrada.
Hay un bullicio en la multitud y habitantes asustados.
—¡Reino de Elysia, ya no teman! Su luz no se apaga ni hoy ni nunca. Eso se los prometo —Hablo con autoridad, mirando a cada uno con calma y esperanza.
—¿Quién eres? —Escucho hablar a un habitante.
—¿Dónde está nuestro rey? —Escucho a otro hablar.
Miro a todos con culpa.
"Si yo hubiera estado aquí, esto no hubiera pasado."
—Soy Aurelia Lumina Elysia y vengo a protegerlos y a proteger nuestro reino.
Todos aplauden en cuanto me escuchan, pero sé muy bien que algunos tendrán preguntas de las que ni yo misma sé la respuesta. Pero más adelante serán respondidas.
Volteo a ver a Fayrha.
—Vamos a proteger nuestro reino.
Hablo, y ella asiente. Mientras, atrás nos acompañan unos guardias, mientras que los demás se quedan a proteger al pueblo.