🪷🪷🪷🪷🪷Elysia
Un reino unido, su lealtad y armonía unidas, pero de nada sirve que tenga lealtad cuando tiene al mando a un rey codicioso y traicionero que solo busca poder...
Un rey traidor no puede ser aquel que cuide a su reino, porque en cualquier momento te apuñalará por la espalda.
Me bajo del caballo mientras camino a la entrada del castillo, esta se encuentra sellada.
—Están selladas, ¿cómo vamos a entrar ahora? —Habla Fayrha con frustración.
Veo de reojo a los guardias que nos acompañan; son solo seis, ya que los demás están con el pueblo y el resto con el rey traidor.
—Hay una entrada que nadie conoce, es por el jardín que da al bosque. Entren por ese lado y vayan al salón. Fayrha, necesito que vayas con ellos. —Hablo mirándola y ella niega.
—Ni lo pienses, yo soy tu guardiana, no pue… —No termina de hablar ya que la interrumpo.
—Eres mi guardiana, pero necesito que vayas... No me va a pasar nada, Fayrha. Nos encontraremos en el salón del trono. —digo y ella con frustración acepta lo que le digo.
—Ustedes tres vengan conmigo y los demás la cuidan. ¡Si le llega a pasar algo los cuelgo! —Responde alzando la voz y los guardias asienten.
Veo cómo se pierden en el bosque y veo la puerta sellada.
Un sello con magia.
Levanto las dos manos y hago un círculo de luz. Cuando este se forma, lo lanzo directo a la puerta. En esta se forma el mismo círculo, pero mucho más grande, dándonos una entrada al castillo.
Entramos y veo a dos guardias en la puerta. Estos, al vernos, se ponen a la defensiva.
Formo dos esferas de luz y las lanzo a sus manos, logrando que suelten sus espadas.
—No vine a pelear con ustedes. ¿Dónde está el Rey? —Hablo con voz de autoridad.
Estos bajan la cabeza.
—Está en el salón del trono... —responden.
Abro la puerta mientras camino por los pasillos del castillo al salón del trono.
Veo a cinco guardias venir por mí. No lo pienso dos veces cuando hago caer un candelabro del techo con una esfera de luz.
Corro por los pasillos cuando veo de reojo que eso no los detuvo.
Los guardias que vinieron conmigo y los dos de la entrada se quedaron a pelear para hacerles difícil llegar a mí.
"¿De qué sirve un rey que se esconde detrás de sus guardias?"
"Ese no es un rey, sino un cobarde."
Subo las escaleras del castillo corriendo. Voy a la izquierda para tomar un atajo al salón del trono, pero lo que me encuentro es a dos guardias dorados.
Forjo una espada con mi poder y peleo con ellos.
Me giro rápidamente, esquivando un ataque, pero es un poco tarde, logra darme un rasguño en mi costado... me alejo un poco.
—¡¡YA BASTA!! —Grito y lanzo una onda de luz que los hace volar por los aires.
Me sorprendo por lo que hice... esto nunca había pasado antes.
Retrocedo mientras me toco la herida y sigo mi camino. Veo la gran puerta que da al salón y la abro con magia. Veo al rey, o debería decir, al cobarde sentado en el trono.
Entro al salón sosteniendo la espada con fuerza y lo apunto con ella.
—Vaya... vaya. Aquí tenemos a nuestro querido "rey". Mientras nuestro pueblo cae en ruinas, él está despreocupado, sentado en el trono... —Escupo las palabras con amargura mirándolo con asco.
—Lo dice la que para no tomar el trono, me puso a mí a cargo para no tomar la corona. —dice el "rey" mirándome con furia.
—¿Te duele que a pesar de eso tú igual tenías que seguir mis órdenes, aun teniendo la corona?
Hablo y lo miro con autoridad.
—Tú me pusiste a cargo del reino, no puedes venir aquí a quitármelo.
—Hablas como si le estuviera quitando un dulce a un niño. —Respondo sin bajar la mirada—. Yo te puse a cargo, sin embargo, nunca aprendiste nada de todas las órdenes que te he dado.
Respiro con frustración.
—¡¡Y FUE PROTEGER AL REINO SOBRE TODO!! Si no puedes con eso, no mereces ser rey.
Veo cómo se levanta apenas termino mis palabras y saca la espada para atacarme.
Peleo con él y en un descuido me toma del cuello, cortándome la respiración. Suelto la espada, trato de soltarme.
No... no... no...
Veo cómo poco a poco estoy perdiendo el conocimiento.
Mientras lucho para no dormirme, creo una daga con mi magia y se la clavo en el brazo. Este grita y me suelta, haciendo que caiga al suelo.
Empiezo a toser y en cuanto recupero el aire, vuelvo a respirar.
De reojo, veo cómo se saca la daga del brazo y la sangre corre. Toma su espada y camina hacia mí.
—Este es el fin de la Reina Elysia y su reino. —Habla el "rey" con cansancio y furia en su voz.
Me levanto rápido del suelo y me volteo a verlo.
—Te equivocas, este es el comienzo —respondo con la voz ronca y grito, levantando las manos, haciendo una onda expansiva de luz dorada que lo hace volar por los aires, convirtiéndolo en polvo.
Veo cómo desaparece y me volteo, viendo a Fayrha con rasguños en todos lados.
—Elysia... —la escucho y doy un paso hacia ella, pero no lo logro, ya que pierdo el conocimiento y me desmayo.
Veo cómo todo se vuelve negro...
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