Y mientras Elysia estaba inconsciente después de la expansión de luz, Valhrys —o como todos ahora la conocen, la Oscuridad— había llegado al castillo horas antes de que todo el desastre sucediera.
¿Quién podría pensar que la Oscuridad era tan engañosa? El rey no había comenzado la rebelión por sí solo, sino que aquellos susurros y engaños jugaron con su mente, dando inicio a todo.
—¿Quieres? —habla el "rey" asustado, mirando la niebla a su alrededor.
Mientras, se escucha una risa fría en la niebla.
—Ya eso no importa. Desde ahora, ya eres parte de mis sombras —Responde con voz escalofriante la Oscuridad—. Estás bajo mis órdenes, "rey".
Responde, y al decir lo último, ríe con sarcasmo.
ElysiaDespierto en un lugar oscuro. Miro alrededor y no hay nada.
"¿Qué es este lugar?" Pienso.
—¿Te divirtió el juguete que te envié? —Escucho una voz lejana y veo niebla de oscuridad.
Es igual a la niebla que estaba cerca de la barrera.
—Sabes, me aburrió ese rey. Pensé que daría más pelea. Pero nunca puedes mandar a los demás para que hagan lo que tú misma debes hacer.
Habla con aburrimiento.
—¿Pero qué hiciste? —Le respondo.
—Fue casi lo mismo que tú le hiciste, ¿no crees? ¿O ya lo vas a negar? —Habla con voz seca—. Tú lo usaste para no tomar el trono y la responsabilidad que conlleva ser reina. Y como él no protegió a tu reino y no cumplió con lo que le ordenaste —que era protegerlo—, lo desechaste… como si no fuera nada.
La escucho hablar mientras susurra las últimas palabras detrás de mi espalda.
—No, yo…
Me interrumpe. La miro con culpa.
—¿Qué? ¿Ya te diste cuenta de que lo usaste como un títere? ¿Sabes cuál es la diferencia entre lo que tú hiciste y lo que le hice al "rey"? —La miro y ella sonríe fríamente mientras juega con la oscuridad—. Te lo diré... la diferencia es que tú no aceptas que lo usaste como títere y te lo niegas para no sentirte mal, y yo no tengo que negarlo porque no siento nada por lo que sentirme mal.
La miro con el sentimiento de culpa carcomiéndome.
—La oscuridad a veces te muestra la verdad que tanto te niegas a aceptar —Dice mientras se aleja, dándome la espalda.
—Y sin embargo, es engañosa. Acepto lo que hice… Cometí un error, pero yo me arrepiento de lo que hice, pero tú no te arrepientes de haberlo manipulado —Hablo mientras una lágrima rebelde baja por mi mejilla—. Esa es la diferencia entre nosotras. Mientras tú quieres hacernos sentir miserables y hundirnos… yo prefiero aceptar y vivir en paz sin volver a cometer el mismo error.
Termino de hablar y siento cómo mi cuerpo se desvanece, y empiezo a despertar.