La última lágrima dorada.

Capítulo 23#

Narrador

​Mientras una Reina toma el trono, el enemigo acecha esperando el momento para salir a la luz.

​¿El reino está a salvo, o solo está a la espera de que la oscuridad lo consuma todo?

​Erebos

​Camino de un lado a otro como todas las tardes desde el momento en que Elysia se fue de mi reino al suyo.

​Estoy como un loco desesperado esperando una noticia de ella en la frontera, pero nunca hay noticias. Es como si nadie pudiera traspasar la barrera, y nadie se atreve a cruzarla por miedo a atravesar el bosque.

​—¿Seguirás así de desesperado? Acabarás como un demente —Habla por primera vez Daarlen desde que estamos en el salón del trono—. Veo que ya perdiste la cabeza.

​—No hay noticias y, ¿qué pasa si está en peligro? —Respondo mientras me paso la mano por el cabello.

​—Ella es una reina que debe cumplir con sus deberes... no es para tanto —Habla Daarlen con desinterés.

​—No... había magia negra en su reino... —Hablo, pero Daarlen me interrumpe.

​—¡¿Qué?! ¿Cómo? Si, según los libros antiguos, los espíritus son puros y llenos de ese espíritu que los hace... eso. Tú me entendiste. ¿Cómo puede haber magia negra en ese reino? —Responde un poco alterado, para después ponerse a pensar.

​—Alguien lo estaba haciendo, y si no fuera por Elysia, esa magia negra ya estuviera en este reino… —Hablo mientras veo el reino a través de la ventana.

​—Todavía no entiendo por qué tenemos libros de ese reino si no podemos atravesar la barrera —Dice Daarlen mientras se deja caer en el trono, y luego se levanta rápido, chasqueando los dedos—. ¡Exacto! La leyenda.

​—¿Qué leyenda?

​—Oh, vamos, ¿no te acuerdas? Aquella que nos contaban cuando éramos pequeños.

​Responde mientras se acerca.

​—La leyenda del Reino Dorado.

​—Eso... ¿En serio todavía crees en eso? Madura, ¿quieres?

​—Pero si es verdad. Si no lo fuera, ¿cómo explicas la barrera mágica?

​Ruedo los ojos y niego.

​—Erebos, la leyenda cuenta que un espíritu creó la barrera para que las almas y los espíritus no estuvieran juntos... Lo hizo para que no ocurriera el mismo destino que tuvo ella con su amado. —Responde y dirige su mirada al bosque—. Dicen que ella creó esa barrera porque la Oscuridad mató a su pareja. Tiene varios nombres. Unos la llamaban Aklen, otros, la que porta magia oscura, pero el nombre por el que más la llamaban era Oscuren...

​Termina de decir y me viene el recuerdo de aquella niebla negra…

​Siento una presión en el pecho, como si no hubiera algo bueno.

​Escucho cómo una sirvienta entra en el salón del trono y veo cómo hace una reverencia.

​—Disculpe, Rey, pero han dado inicio los del Consejo del reino —Habla con la mirada en el suelo.

​Y veo cómo Daarlen me mira serio.

​—Creo que ya deberías olvidar a la rubia... —Responde Daarlen mientras se rasca la nuca.

​—Primero te destierro, primo. —Respondo enojado y salgo del salón exaltado mientras me encamino a la sala del consejo.

​Hecho una furia, entro sin tocar y veo cómo estaban discutiendo. Cuando me ven entrar, el silencio reina en la habitación.

​Un espeso silencio se siente en el ambiente.

​Me coloco detrás de la silla que me corresponde y veo a cada uno fríamente.

​—Rey, esta no es manera de entrar así... —Veo cómo uno se levanta de su silla y, antes de que siga, lo interrumpo.

​—Oh... no sabía que ser rey me impide entrar a donde se me plazca. —Hablo fríamente.

​—Rey...

​—Vamos, adelante, sigan discutiendo lo que hablaban... ¡Vamos, adelante! —Respondo mientras trato de controlar las sombras que hay en mí—. Al parecer, no les quedó claro lo que dije la vez pasada.

​Hablo mirando a cada uno.

​—Rey, necesita a una reina y... —Interrumpo al lord del reino, aquel que se encarga de proteger a los habitantes, pero no por eso decidirán con quién esté.

​—Su reina por el momento no está aquí, pero ella volverá —Hablo mientras tenso la mandíbula. Suelto un respiro exaltado y me paso una mano por el cabello.

​—Si es aquella mujer que desapareció, no creo que vuelva, Rey... —Habla, y oscurezco la mirada por lo que acaba de decir—. ...Rey Erebos, por lo menos conozca a la mujer. Su nombre es Lahyra y si usted logra conocerla por cuatro meses puede cambiar de parecer. Si vuelve aquella mujer que le ha robado el corazón antes o incluso después, y usted no ha sentido nada, Lahyra se irá del castillo.

​"¿Y si me desahogo de este consejo?"

​Lo miro enojado, tensando la mandíbula, y veo cómo todos toman una votación aceptando lo que el lord Zelem dijo.

​"No importa cuántas personas me quieran alejar de ti, lo único que logran es que me acerque más a ti..."

​Pienso y suspiro frustrado.

​—Aceptaré, y si alguien de este salón interviene cuando aparezca Elysia, recuerden que su cabeza será cortada.

​Hablo y termino la reunión, saliendo del salón.

​Salgo al bosque, veo de reojo el castillo.

​Volteo a ver al bosque.

​Nadie me va a separar de la persona que se ha llevado mi corazón. Ella es la única que lo puede hacer pedazos si ella lo desea.

​A nadie más va a tener ese poder.

​—¿Nos vamos ya? —Dice Daarlen en el caballo.

​—Tú no vendrás.

​Le digo mientras veo cómo se coloca a mi lado.

​—Si tú te mueres, yo me iré.

​—Es "si tú te mueres, yo también me muero".

​Le digo y él ríe.

​—Ay, primo, no tienes que ser tan cursi. Ve por tu chica, yo voy por una pelirroja.

​—Fayrha...

​—Silencio, no voy a permitir que te burles de mí, Erebos.

​—No creo que pases la barrera.

​Digo mirándolo.

​—No seas aguafiestas.

​"Espero que lo expulse lejos apenas toque la barrera."

Pienso y río bajo.



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En el texto hay: amor, oscuridad y luz, reino y destino

Editado: 26.10.2025

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