La última lágrima dorada.

Capitulo 28#

Las lágrimas de un fénix curan una herida. Son doradas y llenas de veneno si llegan a tener un sentimiento de odio. Sin embargo, la cura para ese sentimiento es lo contrario al odio. Pero, ¿cómo arreglar un cristal que ya está roto? Y si este llega a tener arreglo, seguirá teniendo cicatrices…

Pero eso es lo que lo hace ser quien es ahora…

​Elysia

​Escondida en algún lugar del bosque de mi reino, miro a Fayrha. Está completamente llena de heridas de la misma magia oscura.

​—Era ella… ¿la viste, Fayrha? —Hablo, tomando su rostro.

​Recibimos un ataque de la misma magia que había en la frontera de la barrera, pero iba dirigido a mí.

​—No era ella… Era un hombre —Contesta mientras se toma la cabeza y la sangre le recorre el rostro.

​—¿Por qué tuviste que meterte en medio? Ahora mira cómo te hirieron —Hablo mientras intento curar sus heridas.

​Toco la tela de mi vestido y la rompo mientras vento sus heridas con la misma.

​—Soy tu guardiana, mi deber es protegerte —Habla y hace una mueca de dolor.

​—Si no era ella, entonces ¿quién era esa persona? —Hablo y miro alrededor.

​—No lo quiero saber ahora, tenemos que irnos, Elysia —Responde mientras se levanta. Cojea de una pierna.

​—No eres un fénix, no te vas a curar —Hablo mientras la miro con culpa. Esa debería ser yo.

​—No tengo tiempo de estar llorando, Elysia, hay que llegar al castillo. —Dice soltando un quejido de dolor mientras hace una mueca.

​Me acerco a ella y coloco su brazo por encima de mis hombros para ayudarla a caminar.

​—Esas heridas hay que curarlas rápido, Fayrha —Le digo mientras la ayudo a caminar—. Te atacaron con magia oscura. Si no la curamos, se pueden infectar.

​—Cuando lleguemos al castillo, lo haremos. Si tuviéramos un caballo nos serviría, pero el idiota que nos atacó tenía que hacernos caer de los caballos —Habla y gruñe frustrada.

​—La magia oscura no conoce límites, Fayrha.

​—No conocemos los límites, pero nos puedes enseñar, princesita...

​Escucho una voz masculina susurrar en el bosque.

​Me detengo abruptamente apenas la escucho.

​Su voz es escalofriante y atrayente al mismo tiempo.

​Un escalofrío recorre mi espalda y siento como si mi cuerpo no respondiera, como si me estuvieran empujando para que regrese y busque esa voz.

​—¿Te sientes bien, Elysia?

​Pregunta Fayrha y me mira preocupada.

​Niego con la cabeza y uso mi poder para obligar a mi cuerpo a seguir.

​—Sigamos —Hablo segura sin mirar atrás.

​—Tus ojos, Elysia, están dorados —Dice sorprendida y, después de fruncir el ceño, asiente.

​*********

​Llevamos caminando horas. Ya va a oscurecer y Fayrha está completamente pálida.

​—Fayrha, debes descansar.

​Contesto viendo cómo le cuesta cada vez seguir.

​—¡No! Ya falta poco. No hasta que estés a salvo —Habla y sigue mientras gruñe molesta.

​—No puedes seguir así, tienes que descansar. Tú misma lo has dicho: ya llegaremos, falta poco, pero tienes que descansar un momento —Respondo mirando cómo niega con la cabeza.

​Un sonido estruendoso se escucha de repente y la oscuridad aparece como niebla.

​—¡Corre, Fayrha! —Grito mientras ella corre, pero tropieza con la raíz de un árbol.

​La niebla nos rodea. Me coloco al frente de Fayrha, en alerta, mientras miro alrededor.

​Ella se levanta apenas, y su mano se enciende en llamas. Las lanza a la oscuridad, pero a esta no le hacen nada.

​Una risa masculina se escuchó, y la silueta de un hombre aparece en las sombras. Veo cómo se acerca y coloco a Fayrha detrás de mí.

​—¡No, yo soy tu guardiana! ¡Yo te tengo que proteger, no tú! —Contesta exasperada e intenta apartarme.

​Pero no la dejo.

​—Ahora estás herida. Me toca a mí protegerte. Después me proteges, Fayrha, no es el momento —Hablo y ella, enojada, usa su poder de fuego para quemarse la herida de la pierna, para detener la sangre que sale.

​Suelta un grito desgarrador y cae arrodillada.

​—Cómo me gustan los gritos de dolor, y más cuando es por mí —Habla la voz masculina, saliendo de su escondite.

​Creo que era Oscuren la única que estaba usando magia oscura, o este es uno de sus títeres.

​Su voz te atrae de una manera que nunca creí sentir.

​"¿Por qué siento esto?"

​—Oh, cariño, creo que eres la única que puede caer ante mí, princesita.

​Contesta con una sonrisa. De alguna manera, es como si estuviera hablando con Oscuren, pero no es ella.

​Cuando estuve con ella sentí una toxicidad, y con el hombre que tengo al frente me siento como si la misma oscuridad me estuviera arrastrando al borde del abismo.

​—Veo que te contienes —Habla burlonamente. Su rostro es hermoso, delicado y sus ojos son negros, unos ojos en los que si te adentras quedarás atrapada—. Usas tu poder para contenerte, princesita.

​—Reina Elysia, no vuelva a dirigirse a mí de esa manera cuando esté hablando conmigo —Respondo mordaz mientras lo miro fijamente.

​"Ojos grises..."

​Pienso con nostalgia y suspiro cuando siento que ya no me siento atraída por la persona que tengo al frente.

​Dejo de usar mi poder y él me mira con curiosidad.

​—Tu poder ya no tiene efecto en mí —Respondo y veo cómo tensa la mandíbula.

​—Ya veo, pero mi poder de oscuridad no es lo mismo, princesita.

​Responde con una sonrisa.

​La niebla que nos rodea se acerca a nosotras.

​—Cuando llegue el momento, quiero que corras, Fayrha —Susurro para que solo ella escuche.

​Asiente y levanto mis manos. Le abro camino para que corra y llegue al castillo.

​Ella, antes de correr, le lanza una bola de fuego y corre por el camino de luz que hice.

​El hombre se toca la cara cuando el fuego lo quema.

​Grita de dolor.

​Y lanzo una esfera de luz dorada por el camino donde se fue Fayrha para guiarla y que la proteja.



#2434 en Fantasía
#455 en Magia

En el texto hay: amor, oscuridad y luz, reino y destino

Editado: 16.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.