Capítulo 4

Reacciono en el momento en que un gran estruendo se hace presente en el lugar y salgo de mi pequeño shock. Eleazar y Jenna siguen en llamas, mientras que algunas personas intentan apagarlos a toda costa. Los guardias se encuentran cada vez más cerca de nosotros. Lo que siento que ha sido una eternidad solo han sido unos cuantos segundos.

—¡Tenemos que irnos de aquí! —Isaak me toma fuertemente del brazo y me arrastra con el hacia la salida.

Isaak, desesperado, se toma de los cabellos y tira levemente de ellos. El chico que se ha llevado nuestro carro no está aquí. Pienso rápidamente en como escapar de aquí y lo único que se me ocurre es caminar rápidamente hacia un auto que se encuentra cruzando la calle. Tomo a Isaak fuertemente de una de sus manos y lo obligo a seguirme.

Se va hacia el lado del piloto y una vez estando dentro, enciende el auto. Arranca rumbo a la carretera y ni siquiera puedo sentir la brisa del aire —que seguramente es helada— debido a la gran cantidad de adrenalina que ahora mismo invade mi cuerpo.

En todo el trayecto, Isaak me mira en repetidas veces. Se mira algo inquieto. No lo sé con exactitud. Me limito a solo observar por la ventana, pensando en lo que acaba de suceder. Ahora es realmente seguro que la policía me busque hasta por debajo de las piedras.

«Esta vez estoy en serios problemas.»

No me doy cuenta cuanto hemos llegado de nuevo a la cabaña vieja de Isaak. Doy un respingo cuando escucho el portazo que da. Lo miro cruzar por enfrente del auto y apresuradamente, abre la puerta del copiloto, me toma bruscamente del antebrazo y me obliga a salir del auto, llevándome hacia la cabaña casi arrastrando. Camino torpemente, confundida ante su comportamiento.

—Tenemos que irnos de aquí antes de que den con nuestra ubicación —Isaak sube las escaleras y desaparece de mi vista.

Me siento sobre el viejo sillón de donde sobresale un poco del relleno, relamo mis labios y aflojo mis zapatos. Comenzaban a lastimarme.

—¿¡Me has escuchado!? —aparece Isaak de pronto.

Su comportamiento comienza a irritarme.

—¿De verdad no tienes el mínimo remordimientos sobre lo que les hemos ocasionado? —cuestiono, mirándolo fijamente.

—¿Debería? —se levanta ligeramente de hombros.

—De verdad no puedo creer que no sientas culpa por lo que hicimos. ¡Quemamos vivas a dos personas inocentes!

Me levanto de golpe y quedo casi a su altura.

—¿Entonces te arrepientes de lo que he hecho por ti?

Me toma bruscamente de la mandíbula, acercando mi rostro al suyo, lo suficiente para que se mezclen nuestras respiraciones.

«¿De verdad todo esto lo hizo por mí? No tiene sentido.»

—¿Qué has dicho? —frunzo ligeramente el ceño, mostrando confusión. No quiero que sea lo que me estoy imaginando.

—¿De verdad eres tan estúpida, Lauren, para no darte cuenta por que te metí en la cabeza la idea de quemarlos vivos?

Me suelta y se separa un poco de mí, sonriendo con malicia. Abro la boca ligeramente, sorprendida.

—¿Qué tú has hecho que?

—Así como lo escuchas —afirma—, yo te he metido en la cabeza esa idea, haciéndote creer que fue tu idea —remarca estas últimas palabras.

Bajo la mirada, pensativa. No puedo creer que de verdad haya echo eso. Lo peor de todo, es que me deje manipular por él.

—Cuando te fui a visitar y te mostré la invitación de la boda, tu cara me mostro un inmenso dolor y sed de venganza por su compromiso —comienza a explicar después de unos segundos en silencio—. Aunque quisiste ocultarlo, tu dolor era evidente.

—Pero jamás te dije nada de querer vengarme de ellos —le recuerdo—. Lo único que te dije en aquella visita fue que jamás pensé que ellos pudieran traicionarme.

—Y por eso mismo es que confirme que por dentro tenias tanta rabia de verlos juntos, después de que tu mejor amiga y tu exnovio terminaran juntos. Como algún día tu soñaste estar junto a Eleazar.

—Eso no te consta.

—¿Tu crees? —me mira, desafiante—. Eleazar ha sido mi mejor amigo durante muchos años y créeme que el me dijo que tú le decías indirectamente que algún día querías casarte con el y posiblemente formar una familia.

—Y-Yo… eso no —titubeo. —¿Cómo es que jamás supe que ustedes eran amigos?

—Por que nos distanciamos conforme crecimos y tomamos caminos diferentes. Pero el destino nos volvió a unir cuando yo me hice tu amigo y tu su… novia.

Relamo mis labios, confundida. Esto de verdad no puede estar pasando.

—Pero eso no fue lo que me llevo a meterte esa idea en la cabeza, no hasta que me entere que Jenna estaba junto a él, insistiéndole en que quitara la denuncia contra ti.

—¿Eso que tiene que ver en tu loco plan? —lo miro, confundida.

—¡Demasiado, querida! —suelta una pequeña risita, algo tenebrosa—. Ellos comenzaron a pasar tiempo juntos y se me ocurrió la fantástica idea de que tenia que hacer cualquier cosa por que se enamoraran el uno del otro, para dejarme el camino libre.

—¿El camino libre? ¿Pero de qué demonios estás hablando? —espeto.

—Hablo de que siempre estuve enamorado de ti, pero tu solo tuviste ojos para el estúpido de Eleazar, cuando yo siempre estuve apoyándote y él… él solo te humillaba y te ignoraba. No tenía tiempo suficiente para ti.

Sus palabras me caen como balde de agua helada. De verdad jamás imagine que Isaak sintiera algo por mí más allá de una simple amistad. Sobre Eleazar, supongo que tiene razón.

—Eso no te daba derecho a lastimarlos. Mucho menos a Jenna que no tenia nada que ver en esto —lo amenazo.

—Por supuesto, ella no tenia nada que ver en este asunto, pero me ha caído como anillo al dedo cuando se me ocurrió la magnifica idea de que ella seria la persona correcta para quitar a Eleazar del camino y así, poder separarlos, para finalmente estar a tu lado.

Toma mi rostro y junta nuestras frentes. Lo miro fijamente y puedo observar como mira mis labios, con deseo. Me aparto rápidamente en cuanto siento que se acercaba poco a poco con la intención de besarme.