Las estatuas, antes inmóviles y despojadas de vida, ahora se movían con una velocidad aterradora. Con cada paso que daban, la tierra parecía estremecerse bajo sus pies, y el aire se cargaba de una energía oscura. Los ojos de las figuras de piedra brillaban con un resplandor rojo, y sus formas comenzaban a desdibujarse, volviéndose más humanas a medida que se acercaban.
—¡Corred! —gritó Javier, señalando hacia un pasaje oscuro a lo lejos.
No había tiempo para dudar. El capitán, con Rob y Claire a su lado, comenzó a correr hacia la única salida visible. Las estatuas, ahora como guerreros gigantescos, comenzaron a moverse tras ellos, sus pasos resonando en las paredes de la cámara.
El aire se volvía más denso, y el sonido de las estatuas pisando el suelo era ensordecedor. Javier miró a su alrededor, buscando una forma de escapar, pero la cámara parecía cerrarse a su alrededor, un laberinto de pasillos y sombras.
De repente, uno de los guardianes se adelantó, bloqueando su camino. Su figura, humana pero monstruosa, con ojos ardientes como brasas, levantó un enorme garrote de piedra. Javier no tuvo tiempo de reaccionar; el golpe fue brutal, lanzándolo contra una de las paredes de la cámara. El impacto lo dejó aturdido, con la visión borrosa.
Claire y Rob, aterrados pero decididos, intentaron luchar contra las estatuas. Claire se lanzó contra la criatura más cercana, usando su machete con destreza para intentar cortar sus pies de piedra. Pero las estatuas parecían invulnerables, y cada golpe solo hacía que la figura se reconfigurara, volviendo más poderosa.
—¡Javier! —gritó Claire, alzando su machete una vez más.
Rob estaba luchando con un guardián más pequeño, pero más ágil, que lo mantenía alejado de Claire. Cada golpe de la estatua lo empujaba hacia atrás, pero Rob no se rendía.
Javier, con dificultad, logró ponerse de pie. Su cabeza daba vueltas, y el dolor en su cuerpo era insoportable. Pero algo dentro de él le decía que no podía rendirse. A lo lejos, vio una luz tenue, proveniente del fondo de un túnel. Una luz que parecía ofrecerles la esperanza de escapar.
—¡Atrás! —gritó Javier, mirando a sus compañeros.
Sin pensarlo, el capitán corrió hacia el túnel, arrastrando a Claire y Rob consigo. Las estatuas, sin embargo, no se quedaron atrás. Como si fueran parte de la misma isla, siguieron sus pasos con rapidez, cada vez más cerca.
La oscuridad del túnel era espesa, pero la luz al final parecía ser la única salida. El viento aumentaba a medida que avanzaban, soplando con fuerza y levantando polvo del suelo. De repente, el túnel comenzó a descender, y el suelo bajo sus pies se volvía más resbaladizo.
—¡No paren! —gritó Javier, con la respiración entrecortada.
El túnel se estrechaba, y las paredes se cerraban lentamente. Una sensación de opresión aumentaba con cada paso, como si el túnel fuera una trampa más, una última prueba de la isla. El capitán sabía que tenían que llegar a la salida antes de que fuera demasiado tarde.
Finalmente, llegaron a una enorme caverna subterránea. En su centro, una luz extraña iluminaba el espacio. Al principio, parecía ser solo un reflejo de las estatuas, pero al mirar más de cerca, Javier notó que la luz provenía de un objeto en el centro de la caverna. Era un círculo de piedra, cubierto de runas y símbolos antiguos, y en su interior, un líquido brillante que parecía resplandecer con una energía sobrenatural.
La sensación de que algo se acercaba a ellos fue inmediata. Los guardianes habían dejado de perseguirlos por un momento, pero algo aún los acechaba, algo más grande, más antiguo.
—¿Qué es eso? —preguntó Claire, con los ojos fijos en el círculo de piedra.
—No lo sé, pero tenemos que averiguarlo —respondió Javier, su voz llena de determinación.
Se acercaron al círculo, con la sensación de que estaban cruzando el umbral de algo mucho más grande de lo que jamás podrían haber imaginado.
De repente, el suelo comenzó a temblar de nuevo. Las paredes de la caverna crujieron y se partieron, y un rugido de otras dimensiones llenó el aire. Algo estaba despertando en las profundidades, y la isla, por fin, había mostrado su rostro verdadero.
Editado: 24.01.2025