La Ultima Muerte

Parte 1

Todo comenzó aquella noche, una tocada de música rock en el bar “La Libélula” entre risas y cervezas, nos creímos valientes, como si nada nos pudiera pasar.

-Ni siquiera es tan tarde – Dayana me pasó una cerveza pequeña.

Apenas eran 10:26 pm cuando vi mi celular, tomé un trago y disfruté de la música, el sonido de la batería golpeteaba en mi pecho y ni se diga las notas de la guitarra eléctrica, era como viajar con ondas sonoras de forma agresiva, el rock no es para cualquiera.

-Jessy ¿viste a Mario? – me preguntó Dayana mientras prendía un cigarro.

-Fue por más cervezas – terminé mi cerveza, de inmediato abrí otra, la banda tocaba y Lalo junto a Julio, el guitarrista, movía su melena de arriba abajo.

Por otro lado, Brian se encontraba en una esquina del balcón con Paola, solo hablando, todos en el bar gozaban del ambiente hasta que se escucharon sirenas.

- ¡Mierda! – Mario llegó casi a tropezones junto a nosotras.

- ¿Qué onda? - Dayana casi se atragantó con el humo de su cigarro.

- ¿Qué pasó? – pregunté mordiéndome el piercing del labio que recién me había hecho.

- ¡Vámonos!, le hablaron a la policía, reportaron que están vendiendo chupe a menores de edad- agarró la cubeta con las cervezas y salimos todos corriendo del bar.

Avisamos a los demás mientras todos corrían hacia la salida, nadie quería lidiar con policías y menos quienes éramos menores de edad, beber a los diecisiete años aún no está bien visto, aunque yo no pareciera de diecisiete y ya en un par de dias sería mayor de edad.

Lalo era el único que tenía carro, así que subimos con todo y apenas cabíamos, estábamos muy apretados tanto que tuve que reacomodarme las cadenas de mi vestido rojo, dijeron que parecía muñeca gótica.

Apenas logramos salir de aquel caos entre motocicletas, carros, patrullas y gente que corría hacia todos lados, Lalo manejaba sin rumbo aparente.

-Bueno, y… ¿hacia a dónde vamos? – preguntó lalo sin despegar la vista del camino.

-Aun es muy temprano, son las 11:13 pm – dijo Dayana que al parecer no quería terminar la fiesta, ella y yo íbamos en el asiento del copiloto, Paola, Brian, Mario, Julio y su guitarra iban en la parte de atrás.

-Vamos a San Pedro- propuso Lalo, él y Julio eran de ahí.

-Y que vamos a hacer en ese pueblo fantasma, ahí no hay nada- se quejó Brian reacomodándose en su lugar como sardina enlatada.

-Tenemos chupe, a donde sea es bueno – dijo Mario abrazando la cubeta llena de cervezas.

- ¿No quieren ir al monte de los lamentos? Dicen que ahí se aparece el diablo – soltó de repente Julio acariciando las cuerdas de su guitarra.

- ¿En San Pedro? – Brian soltó una risa – Por favor-.

- ¿No crees?, un amigo nos contó que fueron y sintió cosas muy raras, dijo que vieron fantasmas ahí, según cuentan que ahí mataron a mucha gente y que abrieron un portal satánico sacrificandose el asesino como ofrenda y que ese asesino se quedó en este plano terrenal convirtiéndose en un ente, por eso nadie sube a la punta de la colina, según cuentan, se escuchan lamentos. – narró Mario mirándonos a todos abriendo una botella.

Un silencio extraño quedó dentro del carro.

-Entonces ¿qué? ¿Vamos y grabamos a ver si es verdad? - preguntó Julio también agarrando una cerveza. – ¿o tienen miedo Jessy?-

- Ja. Ja. ¿Miedo yo?, - contesté quitándole la cerveza de la mano y mirando dudosa a Dayana. – Jamás-

- Bueno, entonces vamos, llámales a los otros para que vayan, ¿festejamos Halloween? - dijo Lalo ya dando rumbo hacia el camino a San Pedro.




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