La última oportunidad de la enferma Luna

Capitulo 41

​No quería creer que los Oxford pudieran estar involucrados en algo así. La chica con la que crecí, la que había sido mi amiga en las buenas y en las malas… ¿de verdad Sofia era capaz de hacer algo así? ¿Poner en peligro a gente inocente durante su día festivo favorito del año?

​¿Y para qué? ¿Celos? ¿Venganza? ¿De verdad estaba tan enfadada porque no había asistido a la celebración con ella?

​¿Y sus padres? ¿Por qué filtrarían el contrato a la prensa a propósito? Nada tenía sentido. Aunque quisieran la unión entre Ashclaw y Moonshine, no eran de los que actuarían así.

​Pero Liam se mantuvo firme en su afirmación de que ella había provocado el ataque en la hoguera. También dijo que ella supo primero del contrato, que se me había acercado con la esperanza de acabar con mi matrimonio con Ella, e incluso que nos había delatado. Y luego estaba el fotógrafo.

​Nada de aquello parecía propio de ellos, pero tampoco lo de empujar a Ella fuera del pajar. Y conforme pasaban los días, empecé a preguntarme cada vez más si Sofia lo había hecho realmente a propósito. Quizás de tal palo, tal astilla.

​Comencé a rodear la hoguera, escudriñando el suelo en busca de algo inusual. Desafortunadamente, no había nada alrededor. Seguí rodeando la hoguera cada vez más, hasta que recorrí todo el perímetro del claro.

​Y entonces mis ojos se posaron en algo metálico que brillaba a la luz del sol, medio enterrado en la tierra cerca de donde el individuo había aparecido por primera vez.

​Me incliné para examinarlo. Era una cadena de plata, parcialmente cubierta de hojas y tierra. Aparté la suciedad y sentí un profundo pesar al reconocer el delicado colgante de perla que llevaba.

​El collar de Sofia era algo que nunca se quitaba; había sido un regalo de su madre por su decimosexto cumpleaños, y lo atesoraba. Que estuviera allí, en el lugar de donde había surgido el renegado…

​Lo recogí y lo examiné. Podría haber explicaciones inocentes. Quizás la perdió al huir del delincuente, como todos los demás.

​Pero… no. Recordaba aquella noche a la perfección; ella estaba cerca de la hoguera cuando llegó el bribón. Esto quedaba demasiado lejos de donde la había visto como para ser plausible.

​Bueno, quizá se había caído más temprano ese mismo día, incluso antes de que ocurriera el ataque.

​Y sin embargo, al darle la vuelta al colgante en mi mano, noté algo más: había sangre seca en el cierre. Y entretejidos en la cadena había varios pelos oscuros y ásperos. Pelos sueltos.

​Sofia había estado allí, lo suficientemente cerca del animal como para que su collar quedara manchado de sangre y pelo, lo que parecen respaldar la teoría de Liam de que ella, de alguna manera, había atraído a la bestia a la celebración.

​Guardé el collar en el bolsillo y seguí buscando por la zona, pero no encontré nada más de interés. Finalmente, decidí dar por terminada la búsqueda por el momento y me dirigí hacia donde mi Beta me esperaba junto al coche.

​—¿Encontraste alguna prueba? —preguntó Gabriel—. ¿Algo que indique que fue obra de los Oxford?

​—La descripción del fotógrafo sin duda se parece a ellos —admití, mostrando el collar—. Y encontré esto. Es de Sofia.

​Gabriel entrecerró los ojos al mirar el collar. —Pero los Oxford son un Alfa y una Luna muy respetados. No harían algo así. Tampoco creo que Sofia lo hiciera —murmuró.

​Incliné la cabeza, pensativo. Gabriel tenía razón; los padres de Sofia eran muy conocidos entre todas las manadas vecinas. Habían sido un prestigioso dúo de Alfa y Luna durante décadas y nunca se habían visto envueltos en dramas.

​Sofia, en cambio… Últimamente se comportaba de forma diferente.

​¿O es que antes estaba ciego?

​—Aun así —dije—, merece la pena investigarlo.

​Gabriel resopló. —Bueno, yo no juzgaría tan rápido. Lo mismo con Sofia. ¿Cómo puedes estar seguro de que Ella no estaba detrás de todo esto?

​Mi lobo se erizó. —¿Qué te hace pensar que Ella habría hecho esto? —espeté, con más brusquedad de la que pretendía.

​—Porque está claro que quiere provocar problemas —dijo Gabriel, dándose la vuelta para marcharse—. No me fío nada de ella. Creo que tú tampoco deberías.

​Observé a mi Beta acercarse al coche, con una extraña sensación revolviéndome el estómago. No confiaba en Ella. Y durante mucho tiempo, yo tampoco había confiado en ella.

​Pero últimamente… Volví a pasar la lengua por mi labio inferior, saboreando los restos de su brillo labial.

​Últimamente, no estaba seguro de si era tan mala.



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En el texto hay: romance paranormal, romance

Editado: 15.11.2025

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